➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ④⓪

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El fuego sisea y escupe chispas en el hogar cuando lo alimento con el último leño. Ya casi se nos acabó la leña. A pesar de que es verano, el fuego es muy bienvenido en este día de lluvia.

—Luci, ¿sabes dónde está la leña para el fuego? —pregunto mientras ella sorbe su daiquiri.

—Creo que está en el garaje.

—Voy a ir a buscar un poco. Me dará una oportunidad para explorar.

La lluvia ha aminorado cuando me aventuro afuera y me dirijo al garaje para tres coches contiguo a la casa. La puerta lateral está abierta y entro, encendiendo la luz para ahuyentar la oscuridad. Las tiras fluorescentes cobran vida ruidosamente. Hay un coche en el garaje, y me doy cuenta de que es el Audi en el que vi a Michael esta tarde. También hay dos motos de nieve. Pero lo que realmente me llama la atención son las dos motocicletas, ambas de 125cc. Recuerdos de Renato valientemente haciendo el esfuerzo de enseñarme a montar una el verano pasado pasan por mi mente. Inconscientemente, froto el brazo donde me lastimé gravemente en una caída.

—¿Conduces? —pregunta Michael detrás de mí. Me vuelvo rápidamente.

—Has vuelto.

—Eso parece —dice sonriendo, y me doy cuenta de que Ruggero podría decirme lo mismo; pero sin la enorme sonrisa que derrite el corazón—. ¿Y  bien? —pregunta.

¡Mujeriego!

—Más o menos.

—¿Quieres intentarlo?

Resoplo.

—Um, no... no creo que Ruggero estuviera muy feliz si lo hiciera.

—Ruggero no está aquí —Michael esboza una sonrisa de satisfacción, oh, es un rasgo familiar, y agita su brazo para indicar que estamos solos.

Se pasea hacia la motocicleta más cercana y pasa una larga pierna cubierta  en jean por encima del asiento, sentándose a horcajadas y tomando el manubrio.

—Ruggero tiene, um... problemas con mi seguridad. No debería.

—¿Siempre haces lo que él dice? —Michael tiene un brillo perverso en sus ojos castaños, y veo un destello del chico malo... el chico malo del que Valentina se ha enamorado. El chico malo de Detroit.

—No —arqueo una ceja en reprimenda—. Pero estoy intentando corregir eso. Él tiene suficiente con que preocuparse sin añadirme a la mezcla.¿Regresó?

—No lo sé.

—¿No fuiste a pescar?

Michael sacude la cabeza.

—Tenía algunos asuntos que atender en la ciudad.

¡Negocios! Y una mierda… ¡negocios rubios bien arreglados! Inhalo con fuerza y lo miro boquiabierta.

—Si no quieres conducir, ¿qué estás haciendo en el garaje? —Michael está intrigado.

—Estoy buscando leña para el fuego.

—Ahí estás. Oh, Michael… regresaste —nos interrumpe Valentina.

—Hola, nena —él sonríe ampliamente.

—¿Atrapaste algo?

Examino la reacción de Michael.

—No. Tenía un par de cosas que atender en la ciudad —y por un breve momento, veo un destello de incertidumbre cruzar su rostro.

Oh mierda.

—Vine a ver qué estaba deteniendo a Karol—ella nos mira, confundida.

—Sólo estábamos charlando —dice Michael, y la tensión crepita entre ellos.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TEMP 3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora