➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ③⑥

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—Sí. Por favor —yo respiro, mi voz ronca y necesitada.

Y en un movimiento rápido se entierra dentro de mí.

—¡Ah! —grito, no de ningún dolor, sino de la sorpresa ante su presteza.

Él gime, y sus labios encuentran los míos de nuevo mientras él empuja en mí, una y otra vez, su lengua poseyéndome, también. Él se mueve frenéticamente, obligado por su miedo, su lujuria, su deseo, ¿su… amor? No sé, pero lo encuentro empuje por empuje, dándole la bienvenida.

—Karol —gruñe casi inarticuladamente, y se viene con fuerza, derramándose en mí, su cara tensa, su cuerpo rígido, antes de que se derrumbe con todo su peso sobre mí, jadeando, y él me deja colgada… de nuevo.

Mierda. Esta no es mi noche. Mi diosa interior se está preparando para destriparse a sí misma. Lo sostengo, buscando una bocanada de aire y prácticamente retorciéndome con necesidad debajo de él. Sale de mí y me abraza por unos minutos… muchos minutos. Por último, sacude su cabeza y se levanta sobre sus codos, tomando un poco de su peso. Él mira hacia mí como si me viera por primera vez.

—Oh, Karol. Dulce Jesús —él se inclina y me besa tiernamente.

—¿Estás bien? —digo en voz baja, alcanzando y acariciando su adorable cara.

Él parpadea y asiente con la cabeza. Se ve sacudido y más definitivamente agitado. Mi propio muchacho perdido. Él frunce el ceño y mira fijamente a mis ojos como si por fin registrara donde está.

—¿Tú? —pregunta, la preocupación evidente en su voz.

—Um… —me retuerzo debajo de él y después de un momento sonríe, una lenta sonrisa carnal.

—Sra. Pasquarelli tienes necesidades —murmura.

Me besa rápidamente, luego se escabulle de la cama. De rodillas sobre el suelo al final de la cama, llega arriba, me agarra justo por encima de las rodillas y tira de mí hacia él así mi espalda está en el borde de la cama.

—Siéntate —murmura.

Me esfuerzo en una posición sentada, mi cabello cayendo como un velo a mí alrededor, hasta mis pechos. Su mirada sostiene la mía mientras suavemente empuja mis piernas abriéndolas tanto como ellas pueden. Me recuesto en mis manos, sabiendo muy bien lo que va a hacer. Pero… él está justo… um…

—Eres tan jodidamente hermosa, Karol —susurra, y yo veo su cabeza de pelo chocolate enterrarse y plantar un rastro de besos en mi muslo derecho, en dirección norte.

Mi cuerpo entero se aprieta en anticipación. Él mira hacia mí, sus ojos oscurecidos a través de largas pestañas.

—Observa —él frota entonces su boca sobre mí.

Oh mi. Grito mientras el mundo se concentra en el vértice de mis muslos, y es tan erótico, mierda, mirarlo. Mirando su lengua contra lo que se siente como la parte más sensible de mi cuerpo. Y él no tiene piedad, burlándose y jugando, adorándome. Mi cuerpo se tensa y mis brazos comienzan a temblar por el esfuerzo de  mantenerme en posición vertical.

—No… ah —murmuro. Suavemente, desliza un dedo largo dentro de mí y no puedo soportarlo más, colapsando de nuevo en la cama, disfrutando de su boca y dedos sobre y dentro de mí.

Lenta y suavemente, masajes ese punto dulce, dulce muy dentro de mí. Y eso es todo, estoy ida. Exploto a su alrededor, gritando una interpretación incoherente de su nombre mientras mi intenso orgasmo hace que arquee la espalda de la cama. Creo que veo estrellas, es un sentimiento tan primario y visceral… Vagamente estoy consciente de que está acariciando mi vientre, y dándome dulces y suaves besos. Me inclinó, acaricio su pelo.

CUMPLIENDO TUS REGLAS [TEMP 3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora