La pantalla ocupaba toda la pared y esta, a su vez, se subdividía en varios recuadros más pequeños. Cada uno de ellos era una cámara. Ya fuera la de la pizzería en la esquina o la de un agente vestido de civil con un lente oculto en la gorra de béisbol.
Él mantenía la espalda recta y los ojos fijos los videos. Había cruzado las manos detrás de su espalda mientras observaba, impertérrito, la vida de las personas de Jump City, ajenas al par de ojos oscuros que los miraba detrás de una pantalla secreta.
El movimiento del globo, sin embargo, no captaba su interés. Era más que obvio que así no encontrarían nada y, a menos que de un momento a otro el extraterrestre bajara del cielo y se pusiera a disparar rayos a diestra y siniestra mientras la multitud gritaba enloquecida, aquello era una gran pérdida de tiempo. Y de los ingresos del Gobierno, para variar.
No obstante, se limitó a pronunciar casi delicadamente, como si reprimiera el tono enfurecido de su voz para evitar ponerse a maldecir a medio mundo allí metido en esa sala de operaciones tan fría y claustrofóbica.
—¿Alguna señal?
Un joven que tecleaba en un ordenador cercano levantó la mirada y le respondió.
—Negativo, señor. El extraterrestre parece haberse esfumado.
Él apretó los dientes. En verdad estaba haciendo un esfuerzo descomunal para no perder el autocontrol. El General, de pie a su lado, le dio unas cuantas palmaditas en el hombro. El gesto no le hizo ninguna gracia, por lo que desvió su atención de la pantalla y lo observó fríamente.
—Quizá eso todo, ¿no? —comentó el General—. Un video en Internet y dos adolescentes asustados. ¿Has considerado siquiera la posibilidad de que el alienígena haya regresado a donde sea que provenga? En la grabación lo único que se veía era cómo se iba volando...
Pese a su empeño, no pudo evitar torcer un gesto despectivo con la boca.
—Nunca es malo prevenir —se limitó a decir.
—Sí, pero han pasado dos días y la cosa esa no ha dado señales de seguir en la Tierra...
El General se interrumpió y se encogió en su lugar cuando él le dedicó una mirada larga y sin sentimientos.
—Su incompetencia es la razón de que esté aquí, esperando a que un milagro caiga del cielo. ¿Quiere arriesgarse a que de repente el alienígena aparezca y el caos se desate en la ciudad? Adelante, váyase a dormir a su casa. Yo le diré a los de arriba quién fue el responsable de semejante desastre. Mientras tanto, yo me quedaré a dirigir a sus hombres, que parece que lo único que han hecho en estos dos días es perder el tiempo buscando en donde no deben.
Estuvo a punto de soltar un improperio, cuando uno de los jóvenes saltó de su asiento y comenzó a gritar alarmado.
—¡Detecto una violación al código de seguridad 382!
Una alarma empezó a sonar sobre sus cabezas y la pantalla frente a ellos comenzó a encenderse y apagarse, víctima de una parpadeante luz roja. Las grabaciones de las cámaras ocultas habían desaparecido.
—¡Desactivación de la primera barrera! ¡Tenemos un intruso!
Él abrió mucho los ojos. Eso era lo última que le faltaba.
—¡Hagan algo!
—¿Un hacker? —murmuró el General.
En menos de un segundo la sala estaba hecha un caos. Los practicantes, en sus respectivos ordenadores, no dejaban de gritar órdenes. Todos en la sala tecleaban a la velocidad de un relámpago y la tensa situación se captaba en el ambiente, destrozando sus nervios.

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From outer space
FanfictionStarfire vino a la Tierra como lo haría una estrella fugaz que ha perdido el camino. Y Dick Grayson la encontró como quien se topa con algo que no sabe que cambiará su vida para siempre. Lo que ninguno sabe es que, mientras ella permanece oculta en...