Su cuerpo flotaba en la negrura. Abandonada en el vacío, había dejado de ser consciente de sí misma. Le había dado libertad a su mente para escuchar el eco de las voces pasadas y, a la nave, para viajar a través de un camino impreciso, extraño de retratar. Por entonces, los recuerdos de otra vida volvían a ella una y otra vez. Aunque el sonido de las explosiones y los gritos siempre parecían provenir de muy lejos, como si los oyera sumergida en aguas muy profundas.
De entre la caótica maraña de sus pensamientos, a veces surgía la voz de Galfore, siempre cálida y dolorosa. Al recordarla, le entraban unas enormes ganas de abrazar sus rodillas, envolverse en una burbuja muy, muy pequeñita que le permitiera aguantar la respiración por cinco minutos más. Era una forma de decirse a sí misma que no todo estaba perdido, que era capaz de sobrevivir.
Pero cuando se despertaba de su propio engaño, volvía a esa fosa oscura repleta de estrellas que la miraban indiferentes.
Eternamente sola.
Su destino había dado un vuelco tras el choque del maldito meteoroide que desvió el curso de su nave y la dejó suspendida en la misma nada.
Hubo momentos en los que el vacío existencial del espacio era roto por los hipidos de su llanto. Aunque ella se esforzara por contener ese nudo ardiente en su garganta, las lágrimas afloraban sin remedio y creaban gruesos surcos sobre sus mejillas. Por esos breves instantes, ella palpaba con su mano el cristal de la ventana, imaginando que la atravesaba con sus dedos para volar libre, por fin, hacia aquel valle de campos oscuros: el único camino de regreso a su hogar.
Mas cuando su fuerza fallaba, las paredes metálicas de la nave se convertían en una barrera impenetrable. Incapaz de encontrar esa luz en su interior, ella volvía a escuchar el silencio y hablar con voces invisibles, esperando que, de milagro, Tamaran se perfilara en la lejanía.
—Pero tú siempre has sido la más débil de la familia, ¿o no, hermanita?
Blackfire también estaba ahí, en la pantalla de sus memorias, mirándola desde lo alto con un brillo perverso en sus ojos violetas. Por su parte, ella se limitaba a agachar la cabeza mientras crispaba los nudillos en torno a la empuñadura de su espada. Sangraba de un corte en su brazo derecho, y apretaba los labios para contener el dolor punzante.
—Yo... yo... —balbuceó—. Yo ya no soy tan pequeña. Deja de llamarme de esa forma.
Blackfire lanzó una risa burlona, balanceando su propia arma igual que si de un juguete se tratara.
—Oh, pero si tú siempre serás mi hermana menor. Vamos, si no puedes defenderte de mí, ¿qué será de Tamaran entonces? No me sorprendería que los gordonianos nos atacaran apenas te sientes sobre el trono.
Starfire estuvo así por un tiempo indefinido. No podía medirlo en días o semanas. En cambio, solo tenía la vaga sensación de haber dormido una eternidad. Su mente se había separado de su cuerpo, y entre la marea volátil y tempestuosa de sus recuerdos que, incluso a veces, la perseguía en sueños, escuchaba las explosiones, las naves gordonianas zumbando en el cielo, las pisadas apresuradas de los guardias del castillo, la voz distorsionada de su hermana...
La tamaraneana se despertó de un sobresalto. Con la mejilla aún apoyada sobre la almohada, no se había dado cuenta de que sus manos estrujaban las mantas a su alrededor, enterrando las uñas en la tela.
Parpadeó para acostumbrarse a la luz de un nuevo día, filtrándose a través de las sábanas tendidas sobre su cabeza. Sujetándose las sienes, se reincorporó y miró a su alrededor, desubicada. Dentro de su sueño, aún esperaba toparse con la oscuridad del espacio.
De nuevo se encontraba en la tienda que Dick había previsto para ella. No obstante, el lugar se le hacía un tanto extraño. No recordaba haberse dirigido hacia allí por sus propios pasos aunque, a decir verdad, los recuerdos de la noche anterior se hallaban sumidos en una densa neblina. Lo único más o menos nítido era lo que se hallaba iluminado por repentinos flashes, surgiendo poco a poco y agolpándose en su cabeza.
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From outer space
FanfictionStarfire vino a la Tierra como lo haría una estrella fugaz que ha perdido el camino. Y Dick Grayson la encontró como quien se topa con algo que no sabe que cambiará su vida para siempre. Lo que ninguno sabe es que, mientras ella permanece oculta en...