PRÓLOGO

89 9 1
                                    

Largos, rocosos y oscuros caminos para despejar la mente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Largos, rocosos y oscuros caminos para despejar la mente. El aire templado acompañaba perfectamente la velada. ¿no creerías que tan solo es para relajarse?

Solo le faltaba poco para poder completar... O mejor dicho, comenzar su plan. No hacía falta mucho, solo con una buena persuasión y tal vez algo de fuerza necesaria ayudaría. No se permitía fallar, no podía, era sencillo y fácil, todo lo que ella hubiera querido.

El sujeto camino bordeando unos largos pinos verdes, típicos del bosque un poco escalofriante de ese pequeño pueblo, lleno de una pequeña población un tanto peculiar a su manera, él como odiaba ese lugar, repleto de tanta gente mostrando sus otras caras, lleno de gente tan indecorosa, lleno de gente que no le importaba nada a los que dañaba. Pero no se podía ir, no antes de hacer lo que merecía, se lo debía.

El sujeto temblaba, pero no de miedo o de preocupación, si no de entusiasmo y gozo de que al fin era hora de comenzar. Camino por un sendero que lo conducía al lago, acompañado de las aves haciendo su viaje de regreso a casa, los pequeños animales regresaban a sus cuevas para pasar una tranquila noche, cuyo sonido de las corrientes del lago harían dormir a cualquiera, pero hoy no, hoy no seria una noche tranquila, ni mucho menos para dormir placenteramente.

Oyó algunas voces acercarse,muy pero muy conocidas para él, iban riendo y jugando como siempre, gozando de su superioridad antes todas las personas del pueblo. Solo escuchar esas voces prepotentes le provocaba querer dejar todo y salir de ese pueblo del infierno que tanto odiaba, pero recordaba, y su furia crecía. Ya era hora, hora de comenzar todo lo que planeo, y luego sería tiempo de tener paz, solo que ¿a que costo obtendría esa paz?.

Decidió ocultarse en un tronco y esperar a que las voces estuvieran más cerca. Al escucharlas con total claridad su furia creció y decidió mostrarse, dándole un gran asombro a los chicos frente a él.

—¿Pero qué haces aquí?— dijo uno de los chicos mirando la mano de el sujeto con horror.

Ya es hora.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Breaking HabitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora