CAPITULO VII: FIESTA NUDISTA

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Jade:

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Jade:

Termino de despedir a mis amigos, los cuales voy a ver de nuevo en unos minutos. Mi estado de ánimo no está de buenas, por supuesto no quiero ir a una fiesta, un día de semana y menos con ese asqueroso grupo. La única razón por la que accedí a ir hace rato fue por acompañar a Natalia, la única loca que después de recibir amenazas va a una fiesta. Adoro a Natalia, y en estos momentos me encuentro muy preocupada por ella, pero no me responsabilizo por las cagadas que cómete, siempre pensando que un par de botellas resuelve cada uno de sus problemas.

Cierro la puerta de un portazo y miro a mí alrededor sintiéndome incómoda, siento como si alguien me estuviese observando, pero la casa está totalmente sola y vacía, como siempre. Mi única compañía de siempre es Mary, y ella ya se había ido de vuelta a su casa a las dos de la tarde, como todos los días. Prefiero ignorar el presentimiento y subo a mi habitación, digamos que ya había visto las suficientes películas de terror para saber que cuando sentías una presencia en tu hogar debías salir corriendo y jamás volver, pero en estos momentos no tenía a donde ir, así que supongo que estoy poniendo en practica la mitad de mis conocimientos.

Coloco un poco de música para mejorar el ambiente extraño en el que me siento y relajarme, no hay pinta de que esta noche sea tranquila.

Abro la puerta del paraíso, ó sea, mi precioso clóset y entro en el mismo, tomo mi traje baño que compré hace unas semanas en Virginia, es realmente bonito. Me lo pongo y me veo en el espejo, el bañador es de dos piezas, la de arriba de color negro con tiras y pequeños corazones blancos, la parte de abajo es alta, hasta la cintura e igual que la de arriba siendo negra y con el estampado. Me pongo encima unos shorts negros de tiro alto y unas botas negras sencillas.

Busco una mochila pequeña y guardo en ella lo básico, una identificación falsa, una chaqueta por si hacía frío y mi celular. Vuelvo rápidamente al espejo y me siento el cabello ondulado oscuro, lo peino y aplano un poco con mis dedos, opto por hacerme un delineado y aplicar máscara de pestañas y labial para no sentir tan vacío mi rostro.

Ya lista me quedo mirando en el espejo. No soy de esas chicas con grandes atributos y adoradas por la maldita pubertad, la cual creo que es algo mezquina conmigo. La verdad soy delgada y pequeña, e incluso aparento menos edad que la realmente tengo.

Unos minutos más tarde escucho una bocina afuera de mi casa, el loco de Dick. Tomo mis cosas, apago todas las luces y salgo por la puerta, cerrándola antes.

Empiezo a caminar en dirección del auto de la presumida de Charlotte, no puedo creer que me voy a subir en esa cosa, la única razón por la que no me voy en mi auto es porque no quiero que lo ensucien los idiotas que tendré que llevar de regreso.

Escucho unos gritos que seguramente son de Charlotte. Abro la puerta trasera y doy mi mejor sonrisa hipócrita.

—Buenas noches, chicos—digo entrando al auto y sentándome al lado de Matthew Parker.

Breaking HabitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora