Natalia:
¿Cómo me metí en esto?
El chico tiene manos rápidas. Después de 10 minutos ya estoy sentada en el sillón debajo de él.
Mierda. ¿Cómo me lo quito de encima? Yo misma me lo busco.
Besa como loco mis labios y yo solo trao de seguirle el paso. Pienso y pienso y nada se me ocurre, ¡y ya el chico empezaba a sacarse la camisa!.
No quiero tener sexo con el.
Ok ok, tengo que solucionarlo. Sus manos ya empezaban a bajar por el dobladillo de mi camisa mientras me besaba el cuello.
Por mucho más que suerte, me cayó del cielo una llamad. Mi celular suena en mi bolsillo trasero.
—Espera— le digo al chico encima mio con una sonrisa.
Tomo mi celular y contesto.
—¿Hola?
—¡Natalia!— grita Jade al otro lado.—¿En donde diablos estas?
—Eh... Buscando unas cosas ¿por?
Por favor que me pida que vaya a su casa.
—Pues deja lo que sea que tengas que hacer, te necesito aquí en mi casa.
Bingo.
—¡Claro!—digo casi gritando.
¡Mi salvación!
—Te espero— añade y cuelga. Vuelvo a guardar mi celular.
—Lo siento, cariño—empiezo— Pero debo irme—digo quitándomelo de encima y levantándome del sillón, el chico me da una mirada de indignación.
—Pero...
—Será para otra ocasión— me arreglo la camisa y tomando mi bolso en el suelo—Adiós—me despido coquetamente y salgo al fin de ese condenado cuarto.
Cuando ya estoy en la cera de su casa empiezo a caminar hacia la casa de Jade. Desventajas de no tener auto.
Uff, estuvo cerca, ese chico estaba muy emocionado, me da un poco de pena por él, es guapo, pero solo coqueteé un poco con él en un bar por unos tragos y luego me encontré en su auto hacía su casa. Me toco la cabeza pensando lo estúpida que puedo llegar a ser.
Aún siento un poco el licor en mi cuerpo pero aún no estoy ebria, por suerte. Son las nueve de la noche y hay una que otra persona caminando por las calles. Pero eso no me quita la incomodidad, siento como si me estuvieran siguiendo. De vez en cuando volteo hacia atrás para ver si me encuentro con alguien, pero nada, estaba sola. Nunca me ha dado miedo caminar de noche por el pueblo, es muy pequeño y seguro, todos nos conocemoa, pero después de los gemelos no estoy muy segura de eso. De pronto me encuentro muy sola en la calle, la ilumina solo los faroles, pero nada de autos o algún peatón. Mierda. Apresuro el paso porque me entra un miedo irreconocible, además, aún tengo la horrible sensación de que me siguen.
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Breaking Habit
Ficção AdolescenteBarnaby y Beatrice Hamilton eran dos gemelos, muy influyentes y prácticamente los dueños del pueblo de Belmont Falls, tenían un vida perfecta, atractivos, ricos, prepotentes, se hacia todo como ellos querían, todos los adoraban ... O al menos eso pe...