Donghae corrió hasta su casa luego de haber salido de la casa de Hyukjae, si llegaba tarde no sabía de lo que era capaz su madre. Temía por su vida, sus castigos eran horribles, no quería estar con ese tipo de clientes.
Cuando llego a la casa eran las 6:43.
-¿En dónde demonios te habías metido?- le dijo su madre en cuanto cerro la puerta. Estaba molesta.
Las piernas comenzaron a temblarle y se apoyo en la puerta, si se movía sus piernas lo traicionarían y caería al suelo. No había hablado. No podía.
-Te hice una pregunta.
-Es...estaba en... en- bajo la mirada y cerro sus ojos fuertemente- unos chicos me asaltaron y me dieron una paliza, un compañero de clase iba pasando y me ayudo.
-¿Y? ¿Crees que esa es una excusa? Vienes casi una hora tarde. No me importa si te asaltan o te golpean-se acerco a Donghae hasta estar a centímetros de su cara, lo tomo del cabello y lo arrojo al suelo- Tienes que venir a la hora aunque te tengas que arrastrar. Ahora levántate y alístate.
-¿Alistarme?- Eso no era buena señal. Era una mala señal. Una muy pésima señal.- Por favor. Madre, no dejes que alguien me lleve a su casa- se arrastró hacia ella y comenzó a llorar, le beso los pies y rogó muchas veces pero nada ablandaba el corazón de esa mujer, si es que tenía uno, cosa que dudo mucho.
-Esta bien.- dijo sonriéndole. Esa era una peor señal- No irás... hoy. Le llamaré y vendrá por ti mañana. Creo que habrá dos clientes que estarán felices de verte.
No había nada que pudiera hacer y lo sabía. ¿Huir? Terminaría viviendo en la calle y moriría.
Treinta minutos después llegaron sus clientes o como él los llamaba "sus demonios, sus monstruos, sus torturadores" esos dos hombres habían "pagado" por él desde que tenía 4.
-Hola pequeño, veo que estas listos para nosotros- dijo uno de ellos- te trajimos muchos juguetes- continuo el otro mientras agitaba una bolsa.
Donghae trago saliva.
Su madre se fue, y no importaba cuanto gritara nadie iría a su rescate, esos hombres le habían dado mucho dinero a su madre para insonorizar la casa.
Cuando Donghae me contó todo lo que paso esa noche me dijo que realmente no recordaba mucho, esos hombres siempre le inyectaban algo para que no se resistiera. Solo recordaba el dolor hasta desmayarse pero ni aún así se detenían, el mismo dolor lo hacía despertar. Cuando despertó sintió algo caliente en su muslo izquierdo. Cera de vela.
Al menos a esos hombres si pude encontrarlos y darles su merecido. Hicieron sufrir a Donghae durante ocho jodidos años, ellos llevan sufriendo seis y miedo.
A la mañana siguiente ellos se fueron. Sus piernas dolían, toda su espalda dolía, su garganta, pecho, brazos, no había nada que no le doliera.
Su madre llego. Le llevo comida.
Donghae como un pequeño niño que solo quiere el amor de su madre olvido un poco su dolor y corrió a abrazarla. Ella en muy pocas ocasiones le llevaba comida, si quería comer él mismo tenía que ir por su comida.
-¿Por qué demonios me abrazas? Has algo de provecho y ve a bañarte, Soo te vendrá a traer después de comer- le dijo dándole la espalda yendo a la cocina a servirse un poco de lo que había comprado.
Donghae obedeció. Era lo menos que-según él- podía hacer por ella.
Su manera de pensar estaba mal. Pensaba que, si su madre lo había tenido y criado, lo amaba aunque no lo demostrara. Aunque la realidad es que si trato de abortarlo pero no tenía dinero, trato de dejarlo en el hospital pero la encontraron antes de que se escapara. Lo termino conservando solo porque la gente le daba dinero al sentir lástima por ella, eso fue lo que le dijo la noche que cumplió los 15 años, pero no nos adelantemos a sucesos.
Luego de bañarse y limpiarse lo más que pudo comió -obligadamente- muy poco. No era la primera vez que Soo le pagaba a su madre para poder llevarlo a su casa así que sabía lo que le esperaba, algo mucho peor que lo que paso ayer por la noche. Soo no lo sedaba, el solo lo ataba y hacía con él lo que quería.
Como si fuera el anuncio de su miserable destino se escucharon unas campanas a lo lejos y segundos después el timbre de su casa sonó. No podía llorar, a Soo le gustaba cuando lo hacía.
Es una lástima que ese hombre este en la cárcel, hubiera disfrutado torturándolo, de nuevo me adelanto a sucesos.
Lee SooMan un hombre con mucho dinero, tenía incluso familia, pero tenía una casa solo para el y sus viajes de negocios. Incluso se decía que tenía un hijo de casi la misma edad de Donghae. Asco, repulsión, no hay palabras suficientes que puedan expresar lo que ese hombre me hace sentir.
Iban hacía su casa en una limosina, Soo subió el vidrio que separaba a su chofer de ellos, o al menos de vista, porque podía escucharlo todo.
Es triste que no haya una máquina que te permita olvidar los recuerdos que quieras, hubiera dado lo que fuera para que Donghae olvidara todo.
-Vamos bebé, abre la boca- Donghae negó- es hora de tu comida.- Apretó más los labios. Odiaba todo eso. Soo lo golpeó, en la mejilla izquierda, luego lo tomó del pelo y se lo jalo hasta que Donghae no tuvo otra opción más que abrir la boca, no porque quería.
Estoy seguro de que saben lo que paso luego en esos asientos así que relatare solo un poco de lo que paso al llegar a la casa.
Soo obligo a su chofer a abusar de Donghae, claro que opuso resistencia, pero Soo fue muy claro.
Hazlo o te mato- dijo con una voz tan tranquila que hizo que Donghae llorara, tenía miedo. Miedo de que mataran a ese hombre frente a sus ojos... Donghae se acerco a ese hombre y tomo las manos de este- Esta bien. Acostumbrado- le dijo sin verlo a los ojos.
El viejo asqueroso de Soo lo grabó todo mientras se masturbaba.
En la noche, Soo tuvo que salir debido a una cena de trabajo. Donghae fue encerrado en un cuarto. Alguien toco la puerta y luego la abrió lentamente.
Era el chofer. Llevaba dos platos de comida en una bandeja, este le mostró una sonrisa llena de culpabilidad.
-Supongo que no te han dado de comer así que te traje un poco de sopa- le dijo mientras se acercaba a él- yo, lo siento.
El chofer comenzó a llorar. Era la primera vez que alguien lloraba por culpa de él, o eso es lo que pensaba, la verdad no vió a Hyukjae llorar debido a que se desmayo la noche anterior y no lo supo hasta días después.
-No. No llores.- Le contesto mientras acariciaba su cabeza para consolarlo. Funciono- Mejor.
-Nombre- dijo Donghae mientras comía.
-Kyuhyun. Cho Kyuhyun.- le contesto con una sonrisa.
A pesar de que cuando Soo llego su dolor continuó al menos tenía un amigo. Uno que lo alimentaba cuando llegaba a esa casa.
Pasó dos días con Soo, esa fue la razón por la que no pudo ir a estudiar, porque un viejo asqueroso lo rento.
Cuando Soo lo llevo a casa la noche del segundo día estaba lleno de golpes, a Soo le gustaba golpearlo, a penas podía caminar por el dolor pero al menos podría dormir un poco, y mañana, a la escuela. Era el único lugar donde no sufría tanto.
Cuando llego nadie noto su forma de caminar, o eso pensó. Hyukjae le dio su brazo para que lo tomara y caminara con él. Era la primera vez que alguien le sonreía de una manera tan inocente que tuvo miedo, pero tomo su mano.
Desde ese día fueron inseparables.
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Gloomy
FanfictionLa historia de dos grandes ladrones contada por la mano derecha de ambos, Henry Lau. -Para mi ellos dos eran unos miserables desgraciados, si quieres conocer la historia de ese par puedes leer, pero tienes que ser valiente, después de todo, ellos y...