Sorpresa

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La mayor diferencia entre ellos cuando eran niños era que Donghae nunca había conocido la felicidad por lo cual nunca la extraño. Nunca tuvo amigos pues desde el kinder tuvo miedo de hablar con alguien (gracias a su "madre").
El solo conocía el dolor.

En cambio Hyukjae había sido feliz y por eso su sufrimiento era tan grande. El había tenido amor de madre, su madre lo amaba con locura y se lo recordaba siempre que podía pero una enfermedad le arrebató a la única persona que lo había amado. Para aumentar su dolor su padre se lo llevo con su nueva familia. Ya verás como te encariñas con tu nueva madre le había dicho cuando estaban a punto de llegar a su casa.

En su nuevo curso su amistad se hizo tan grande que parecía que se conocían de toda la vida, claro que ninguno hablaba de su vida fuera de la escuela más de lo necesario.
Ayer mi madre me trajo comida nuevamente- comentaba un Donghae sonriente en el almuerzo. Parecía que con eso olvidaba todos los maltratos de su madre, aunque no lo culpo... en el fondo solo era un niño que buscaba amor.

Ese era el tipo de comentarios que soltaban de su vida. -Mi madrastra es peor que la de Cenicienta- dijo una vez Hyukjae.
-¿Entonces eres Ceniciento? ¿Puedes hablar con animales?
-Donghae ya habíamos dicho que no se habla con la boca llena. Y no, no hablo con animales, solo lo decía porque es mala.

Así paso el tiempo hasta el cumpleaños número 15 de Hyukjae. Te dire como fue la conversación que Hyukjae tuvo con su padre quince días antes:
-¿Por qué no invitas a algunos amigos a una fiesta?
-Porque solo tengo uno.
-Invítalo a comer para tu cumpleaños entonces.

¿Qué? Esperabas más, quizá fue más larga pero esa es la versión que yo conozco. Como sea, ese día era sábado y con un par de mentiras Donghae fue a la casa de Hyukjae.

Nunca me imagine que algo así podría pasar.

Así se refería Donghae a ese día. Cuando llegaron a casa de Hyukjae escucharon voces desde la cocina
-Soo bebé...

Sí. Soo. El Soo de Donghae. Lee Sooman.

-Papá, ya estoy en casa- dijo Hyukjae tomándolo de la mano para llevarlo a la cocina pero Donghae no se movió. La razón; estaba paralizado. ¿Qué clase de destino cruel lo había conducido a la boca del lobo?
-¿Qué pasa Donghae? ¿Te sientes mal?- le dijo e un tono suave, cariñoso y protector.

Donghae le mintió por primera y única vez.

Lo vió a los ojos, le sonrió y negó con la cabeza. Estoy bien le dijo, aunque sus piernas temblaban y quisiera echarse a llorar.

Lee Sooman, el demonio o cómo gusten llamarlo, (aunque mi manera favorita de llamarlo es maldito engendro enfermo hijo de perra desgraciado malnacido de mierda... como gusten llamarlo) salió de la cocina al escuchar llegar a su hijo. Mientras que Donghae quería salir huyendo, Sooman sonrió, pero una sonrisa hermosa, más bien todo lo contrario, llena de maldad y orgullo.
-Tu debes ser el amigo de mi hijo, es un placer conocerte pequeño- dijo acercándose a ellos hasta estar a pocos pasos de distancia.
Donghae se oculto detrás de Hyukjae. Es tímido dijo Hyukjae para que su padre se alejara.
Pasaron al comedor y se dispusieron a comer, Donghae al lado de Hyukjae, frente a este su madrastra que fingía de lo mejor querer a Hyukjae. Aunque si lo quería, muerto... pero lo quería.
Lee -viejo asqueroso depravado -Sooman se sentó frente a Donghae, disfrutando ver como el pequeño temblaba ante el y trataba de disimular su temor.

La cena fue normal para todos. Hyukjae hablaba animadamente con Donghae y su padre, este último le contestaba como si fuera el padre del año y Donghae asentía (según Hyukjae) tímidamente. Y es que en la mente de Hyukjae el hecho de que Donghae se comportara tan tímidamente era porque nunca había estado en un ambiente así, debido a que este solo vivía con su madre. Nunca pensó que fuera porque su padre pagará para... violarlo. Pero ¡por favor! Quién pensaría algo así. No pueden culparlo por pensar que el estado de su amigo se debía a timidez.

No supo la verdad hasta unos meses después. Una semana antes de la peor noche en la vida de Lee Donghae.

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