Capítulo dieciocho.

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El silencio reinaba la sala.

Nunca había hecho algo como esto y se sentía tan incómoda, la mujer vestida de traje me miraba como si estuviera estudiando cada uno de mis movimientos.

Me sentía una rata de laboratorio.

La sala era color verde pastel, y ella estaba situada en un sillón frente a mí, con el tobillo apoyado sobre su otra pierna y una libreta encima, escribiendo cosas sin siquiera haber preguntado algo.

¿Qué estará anotando? ¿Sobre cómo luzco? ¿Cómo me visto? ¿Mi postura? ¿Sobre el hecho de que no estoy diciendo nada?

Ella tenía el pelo gris y usa lentes y corbata. Da la impresión de ser inteligente, me imagino habrá leído muchos libros a lo largo de su carrera.

Por eso me siento cohibida, quizás puede ver a través de mí. Me estoy volviendo loca viéndola escribir.

El silencio se está volviendo muy fuerte, muy ruidoso.

-¿Qué escribes? -no soporto más y pregunto. Asesinaré a mi padre por hacerme venir aquí.

Ella vuelve sus ojos hacia mí, levanta una ceja y sonríe ligeramente.

-No lo sé. ¿Tú qué crees que estoy escribiendo?

¿A qué se refiere?

-¿Por qué contestas mi pregunta con otra pregunta?

-¿Por qué crees que lo hago?

¿Quiere confundirme?

-No lo sé, por eso te lo estoy preguntando. -Respondo.

-Estoy segura de que siempre antes de hacer una pregunta, asumes una posible respuesta, quiero saber qué es lo que tú crees.

Frunzo el ceño.

-Si quisiera hablar conmigo misma sin tener respuesta lo haría con el espejo, o abriría un libro de filosofía. -me cruzo de brazos.

Eso le causa gracia.

Si supiera que de esto se trataba asistir al psicólogo, nunca hubiera accedido a venir.

Decido contestar su primer pregunta.

-Como no había dicho una palabra y usted ya estaba escribiendo, supuse que sus anotaciones eran a partir de mi postura, gestos, o de cómo luzco.

-¿Y eso cómo te hizo sentir?

Comienzo a jugar con mis dedos.

-Juzgada.

Continúa anotando y niega con la cabeza.

-Yo no estoy aquí para juzgarte, sólo para escucharte.

Asiento.

Me imagino a ella en mi realidad. ¿Sería todavía como un hombre?

Observo alrededor, hay cuadros colgados por todos lados.

Ella saca de abajo de su libreta unos papeles y los lee.

-Tu padre me contó que clamas ser de otro mundo.

Me paso la mano por el cabello.

-Así es.

-Cuéntame. ¿Cómo funcionaba?

Le cuento todo, desde cómo eran las cosas antes hasta que llegué a este momento, el origen de mis moretones incluido, me toma un largo tiempo y la señora me hace muchas preguntas entre medio del relato, se nota que está intentando entenderme.

Mundo... ¿Al revés?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora