Capítulo treinta y tres.

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Rosa. Rosa. Rosa. Rosa.

Me levanto de golpe y giro 360 grados a mi alrededor para observar a mi habitación. A mi antigua habitación.

-No. No. No. No.

Corro hasta el espejo y veo a la delicada chica que está en frente mío.

¿Por qué nunca puedo terminar de sentirme identificada con cómo luzco?

Estaba terminando de acostumbrarme al fuerte y definido cuerpo.

Llevo una mano a mi cara y luego toco mi reflejo. Me agarro la cabeza en frustración.

¿Y ahora qué?

¿Qué hay de Oliver y Francis? ¿De mi padre y Luke?

Estoy sentada en el suelo reflexionando cuando escucho cómo mi puerta se abre.

-Hija... Es hora de levantarse. -Mi corazón se aprieta al escuchar una dulce voz aguda hablarme.

-Mamá. -corro a abrazarla y un par de lágrimas se me escapan.

-Ey... ¿Por qué lloras?

-Me ha pasado algo de lo más loco.

-¿Volviste tú? -dice con una sorprendida mientra toma mi cara entre sus manos.

-Sí. -digo entre llantos.

-Oh. -me envuelve en un abrazo.

-Espera. ¿Cómo...? ¿Cómo lo sabías?

-Ven. Vamos a abajo.

Cuando estamos atravesando el pasillo escucho cómo mi madre grita.

-¡Luke! ¡Levántate que hay que ir a la escuela!

-¡No! -él contesta y yo corro a su habitación. Atravieso la entrada con rapidez y lo envuelvo en un abrazo.

-¿Qué demonios? -escucho que se queja.

-Te extrañé.

Me aleja. -¿Has vuelto?

Mi ceño se frunce.

-¿Cómo lo sabes?

-¡Chicos! ¡Bajen a desayunar! -se escucha a mi madre por detrás.

-Vamos. Te diré abajo.

Nos sentamos en el taburete y el desayuno está hecho. Sonrío al ver la comida vegana que mi madre suele cocinar.

Espero durante unos segundos a que alguien diga algo pero la intriga me está matando.

-¡Ya! ¿Alguien me puede decir que está pasando?

-El tiempo que te fuiste, (nos gustaría saber dónde), según tú, hubo otra persona ocupando tu cuerpo. -Comienza mi madre hablando lentamente esperando que absorba cada una de las palabras.

-Eras una Amelia distinta. -acota Luke.

Oh mierda. Todo este tiempo seguro mi otro ser había hecho añicos mi vida y relaciones sociales.

-¿Qué más dije?

-Que venías de un mundo donde las mujeres no eran desestimadas por la manera en que nacimos. -prosigue mi progenitora.

-Y que te molestaba tu ropa, intentaste usar la mía.-dice Luke.

-Oh, fuiste muy obstinada, intentabas salir a la calle de noche, creyendo que no te sucedería nada. -siguen alternándose para contarme el comportamiento de la otra Amelia.

-También te acostaste con muchos chicos y presumiste sobre ello.

-¿Que hice qué?

-Es verdad -concuerda mi madre -Estaba muy preocupada, no sabía cómo controlarte. Pero después, fuiste mejorando tu conducta.

Mundo... ¿Al revés?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora