❝La vida pende de un hilo y tú estás dispuesto a robármelo, todos estamos en peligro contigo aquí❞.
¡Prepárate para una buena dosis de Drama!
#4 en BIA |12•08•19|
#1 en Guido Messina |16•09•19|
#2 en Julio Peña |24•10•19|
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•°━━━━━━━━━━━━━━°• Capítulo 08 "Por él vale la pena enamorarse de nuevo" •°━━━━━━━━━━━━━━°•
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Isabela se encontraba en su sala de estar viendo la televisión. Ya había pasado una semana desde que lograron salir de la Hacienda en la que Michael los mantuvo encerrados. El chico era buscado por todas las fuerzas armadas, después de que la noticia del secuestro se esparciera por todos los medios manteniendo en alerta a La Ciudad y México, lugares donde concurría frecuentemente.
Ella se estaba recuperando de su dislocación de hombro que esperaba sanara pronto, tal vez en algunas semanas más, mientras, tendría que utilizar una férula en el brazo para protegerlo.
Sus mejores amigas; Giulia y Agustina, se mantenían al pendiente de ella, la llamaban con frecuencia porque Isabela aún quería tener un poco de espacio. En cambio, no había mantenido contacto con Julio y Guido, pero planeaba hacerlo pronto.
Una de las cosas que más le atemorizaba era que todavía la policía no daba con el paradero de Michael, el chico ahora era un fugitivo. Aunque Isabela podía estar sólo un poco relajada puesto que estaba siempre en vigilancia, unos guardias custodiaban los alrededores de su casa y había sido instalada una alarma de seguridad también.
El sonido persistente de su celular la sacó de sus pensamientos.
— Isabela... sé que querías un poco de privacidad pero... podrías salir a recibirnos, estamos afuera de tu casa. Tus guardias quieren tu aprobación para dejarnos pasar al umbral de la puerta principal Isa— la voz ligera de Giulia se escuchó a través del aparato.
— Entiendo.Vale, no puedo dejar afuera con unos imponentes guardias a mis mejores amigas, ¿verdad?— Isabela supuso que también Agustina venía con ella.
La risa de la chica a través del celular se dejó escuchar— Bueno, he de decir que no están nada mal pero aún así ya ven a abrirnos— dijo casi susurrando.
Isabela cortó la llamada y se levantó cuidadosamente del sillón en donde estaba y empezó a caminar con rumbo a la puerta.
Al abrirla, vio como se acercaban Giulia, Agustina pero también venían con ellas Julio y Guido quienes caminaban a su encuentro. Cargaban con ellos cajas de pizza y algunas otras bolsas de botanas, botellas de refrescos y jugos. Los guardias al verla regresaron la vista al frente, asegurando nuevamente su labor.
— Trajimos algo para comer, sabíamos que accederías a recibirnos amiga— la rubia la abrazó cuidadosamente.
Después los demás la saludaron e Isabela los hizo pasar.
Se sentaron en los sillones de la sala y pusieron la comida y bebidas en la mesilla de enfrente.
— Me alegra que hayan venido, tenía antojo de pizza, gracias— les agradeció Isabela.
