❝La vida pende de un hilo y tú estás dispuesto a robármelo, todos estamos en peligro contigo aquí❞.
¡Prepárate para una buena dosis de Drama!
#4 en BIA |12•08•19|
#1 en Guido Messina |16•09•19|
#2 en Julio Peña |24•10•19|
— Hazte cargo, no me importa lo que hagas con ellos— habló una voz a través de la bocina del celular.
— Maldición...— Ana cortó la llamada y observó por el espejo retrovisor a sus victimarios. Había logrado salir con éxito del tempestuoso clima nevado que rodeaba a la montaña pero ahora no tenía rumbo fijo. El plan era sólo cubrir a Michael, pero tal parecía que su obsesión por Isabela había hecho que se desviara por completo, ¿no hubiese sido más fácil que él los matara y ya? No sólo la había involucrado a ella también, cuando pensó que estaba lo suficientemente lejos de él, un día solo apareció y le hizo obedecerle como siempre solía hacerlo. Ahora tendría que cargar con estos chicos aún cuando los aborrecía tanto, pero no, no podía matarlos, directamente ella no era una asesina, pero, ¿a dónde los llevaría?
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— ¿Cómo que no la encontraron?— preguntó Michael alterado a través del parlante del celular.
— No jefe, sólo está la camioneta en la que escaparon, parece que hubo un accidente, los amigos están inconscientes pero la señorita Isabela no está por ningún lado, ya cubrimos el área y no hemos dado con su paradero.
— Son unos imbéciles... regresen ahora mismo— cortó la llamada exasperado de que su plan no hubiese funcionado.
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— Pero que.... ¿ese no es el auto de los chicos?— preguntó Malena a Gastón, quienes después de 2 horas regresaban de su rato de pesca.
— Sí, es ese...— el chico un tanto alarmado, estacionó cerca para inspeccionar el lugar.
— No, no.... no puede ser...— Malena corrió hasta el auto y con lágrimas en los ojos observó el panorama desolador.
— Son Agus y Caro...— Gastón se acercó con un poco más de cautela y tomó los signos vitales de Agustín— Su pulso es débil, hay que actuar ya.
— Hay dos chicos también, no los ubico— respondió Malena después de cerciorarse que Carolina también respirase.
Se miraron fijamente con preocupación— Una puerta está abierta... ¿crees qué...
— Male, tendrás que ir a la montaña y llamar a una ambulancia, los chicos nos necesitan.
— Vale, de inmediato. Cuídate, sé que algo muy malo ronda por aquí— después de un fuerte abrazo, Malena arrancó la camioneta y salió a toda velocidad rumbo a la montaña.
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— Veo que ya despertaste.
Isabela se enderezó un poco en la cama en donde reposaba, tenía la parte superior de su cabeza vendada y un fuerte escozor en la pierna derecha. Temerosa observó al chico caminar hacia un sillón enfrente de ella.
