—Estoy harto! ¡me escuchas... hartó de lo mismo! - gritó reclamando lo infeliz que se sentía, esa no era la vida que él esperaba, no, nunca lo imagino así —Si hubiese sabido todo esto jamás, escúchame bien, ¡jamás te habría pedido salir conmigo! - gritos y sollozos se escuchaban en la pequeña sala.
—¿Por qué? -un rastro de lágrimas bajaba por su rostro que mostraba sufrimiento— todo este tiempo trate...trate de dar lo mejor de mi...-susurro amargamente —acaso no he sido suficiente para ti! - le grito nuevamente.
—Esto estuvo mal, desde el principio todo estuvo mal, ¿no te das cuenta lo infelices que somos?, ¡ya estoy cansado de fingir frente a todos, cansado de mentirme, cansado de mentirle a la mujer que amo! ¡maldición, quiero decirle lo que en verdad siento! - le recriminó— quier....-
Plaf!
El eco de una sonora bofetada se dejó escuchar en la habitación. Ella lo miró conteniendo su furia, sus ojos mostraban el dolor que sentía, parecía que en cualquier momento se rompería por completo, con todo el resentimiento de su alma se atrevió a golpear su mejilla, escuchar de sus labios que seguía sintiendo algo por ella no hizo más que hacer un estrago en su ya compungido corazón. Su mano aun alzada en el aire temblaba por el arranque de hace un momento, sin poder sostenerle un segundo más la mirada, cayó al piso con un sentimiento de derrota comenzando a llorar amargamente, su esposo la estaba dejando justo en ese instante, y todo por lo que luchó por tantos años, se estaba desquebrajando pedazo a pedazo ahora.
—Eres injusto...eres muy injusto conmigo! – le reclamó mientras se abrazaba a sí misma, se sentía sola, vacía, como alguna vez lo estuvo hace mucho tiempo atrás.
Agradecía internamente el no tener a su hijo en casa, no quería que la viera de esa forma, no quería verse así de rota, el pequeño estaba siendo cuidado en esos momentos por sus tías en casa de su suegro, pero no por eso podría ocultar nuevamente lo mal que estaba su relación con su aún esposo, su hijo a pesar de su corta edad ya empezaba a sospechar que algo sucedía entre sus progenitores, y por cómo pintaba la situación en ese momento, ya se conocía el malogrado final de ello.
—Yo.... Lo siento Orihime, no puedo seguir así...ya no quiero seguir con esta mentira- apuño sus manos, estaba frustrado, nunca se creyó que su relación de años con la pelinaranja se convirtiese en un total fracaso —No puedo seguir engañando a mis sentimientos, y tampoco a ti-
—No entiendo, por más que trato de pensar en que falle no logro entenderlo...-hablo sollozando, ¿Qué fue lo que hizo mal? ¿Dónde se equivocó? ¿podría remediarlo? Todas esas dudas atacaban de momento a la mujer que aún se encontraba arrodillada en el piso — ¿porque me haces esto?, jamás fui suficiente para ti, ¿no es así? – hablo por lo bajo sin mostrar su rostro. Seguía sin poder sostenerle la mirada, sus ojos castaños estaban bajo su mechón de cabello.
—Lo lamento, esto no quería que terminara así, pero... no puedo más, ¡no puedo seguir con esta farsa! - levanto la voz frustrado, no estaba en sus planes hacerle sentir mal a su esposa, se sentía como la peor mierda del mundo por hacerlo — yo me iré, tú te quedaras aquí con Kazui, me encargare de que nos les falte nada por el momento – suspiro apesadumbrado.
—Vas a buscarla ¿no es así? - él detuvo su andar en las escaleras hacía la segunda planta. Le miro sorprendido y avergonzado.
—Sabes que destruyes ambas familias... ¿Porque esperaste tanto? -le recriminó molesta —¿acaso no te importa lo que este sintiendo nuestro amigo también? Abarai-san no se merece esto...-hablo, negando tanto su situación como la del pelirrojo —yo tampoco me lo merezco...- susurro inaudible.
-Descuida, me encargare de eso, ya no tienes que preocuparte más por mí- regreso su mirada hacia las escaleras que daban al segundo piso, donde estaban las habitaciones, en especial la de ellos, vacilo un poco antes de seguir la conversación —mañana...- soltó un suspiro pesado —...mañana iniciare los tramites del divorcio- hablo quedamente.
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DOLOR Y CONFESIÓN.
FanfictionDescripción (resumen/sumary): Él no era feliz, y le reclamó con toda la rabia que sentía por dentro... -No es justó.... ¡Eres injusto conmigo! -gritó mientras un rastro de lágrimas bajaba sobre su rostro.... -no eres quien para reclamar eso...