Capitulo 19.

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—Simplemente esto termino antes de comenzar...-

—¿Cómo lo sabes? ¿Acaso nunca demostró lo que sentía? -

—Ese es el problema... mi mente... mi mente fue la que creo todo ese mundo de fantasía, todo ese teatro llamado matrimonio...- comenzó a sollozar —sabes que es lo que más me duele-

—A parte de que te fue infiel-

—En realidad, creo que eso es lo que menos pienso, lo que mas me duele... es que siempre fui yo la que se preocupo por él, siempre fui la que puso todo su esfuerzo para que esto funcionara...-

—No deberías de seguir torturándote de este modo, no es bueno para ti-

—No... en realidad, me siento bien al poder decírselo a alguien... he estado esperando por alguien con quien desahogarme... pero no había encontrado a nadie...-

—Y tu amiga... aquella chica del instituto-

—Ah?... te refieres a...-

Asintió —si de ella habló, ¿Por qué nunca hablaste con ella? –

—Creo... creo que, por miedo, ¿sabes como es nuestra cultura con respecto a los divorcios? –

El negó, pero se daba una idea, el tiempo en que pudo observar todo en su entorno le daba una gran referencia de que ciertos temas a pesar de estar en una actualidad evidentemente moderna, aun así, escondían ciertas reservar a ese tipo de problemas, era fácil pensar que podrían aguantar hasta donde ellos mismo se lo permitiesen, si eso no funcionaba, lo próximo era hacerse el desentendido o obviar lo evidente, y lo último solo lo último, sería dar el paso que tendrían que haber dado desde un inicio, aunque ese tan solo pequeño pero gran paso, tarde años.

—Nuestra cultura es muy dura, mas con nosotras... pero bueno... al final, tuve miedo de decírselo a ella, temía que me juzgara...-

—Sabes que no es así, ella te aprecia-

—pero también lo quiere a él, antes de ser mi amiga, era de él desde la infancia, mucho antes de la muerte de su madre...-

—Sigo pensando que no te hubiese juzgado-

—Puede ser... pero creo que, en ese entonces, no quise lidiar con esto... tu... tú mas que nadie sabe lo que en verdad necesitaba... y te agradezco que me apoyaras en ese entonces-

—Sabes que no es nada, ten toma- le ofreció una taza de café caliente —Ahora me dirás ¿qué es lo que te tiene despierta a las tres de la mañana? Tienes suerte de que mañana sea domingo, sino te estuviera riñendo por estarte desvelando un día antes de tu trabajo–

Ella sonrió por lo bajo, tomo la taza aun sin beberla, luego levanto su rostro y observo la hermosa luna que se posaba en el firmamento, aun con unas cuantas lagrimas en sus ojos —Creí... en verdad soy tan tonta- musito.

—No lo eres, y lo sabes – le coloco encima una manta para cubrirla ya estaba helando y si no se colocaba algo, era capaz de pescar un resfriado ahí, luego se sentó al lado de ella, ambos estaban en la cerca de la alberca en su casa.

—Claro que lo soy Ulquiorra- lo miro, luego bajo su rostro hacia sus manos que estaban siendo calentadas por aquella bebida, se sentía tan bien en ese momento —nunca quise ser consciente de lo que pasaba entre Kurosaki y yo, siempre pensé que eran imaginaciones mías, que quizas todo era cuestión de tiempo para que se acostumbrara, que como su vida de Shinigami se había detenido, que eso le tenía frustrado, pero... veo que hasta en eso me equivoque-

DOLOR Y CONFESIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora