Capítulo 29.

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—No... no... por favor basta... basta...-

Se removía bajo las sábanas.

—Por favor... por favor... no... no le hagas daño... no lo hagas- susurraba.

—por favor...detente... no... - lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos cerrados —... no lo hagas... no...- seguía moviéndose —no... cuidado... ¡CUIDADO ULQUIORRA!- se levantó exaltada respirando agitadamente —¿Qué?!- se sostuvo la frente, estaba sudando frío...- no puede ser... otra vez esas pesadillas... pensé, pensé que ya las había superado...- suspiró —supongo que no fue así...- miró a su alrededor y aún era temprano, tomó su móvil y miro la hora —7:15 mmm bueno, quizás es hora de levantarse...- era un alivio que fuese sábado, así no tendría que correr hacia el trabajo.

—El trabajo...- dejó escapar un suspiro pesado, ya presentía que tendría que contestar muchas preguntas para aquellos que tuvieran curiosidad del escándalo del día anterior —Ay no...- se sostuvo el rostro con su mano —Auch...- lo había olvidado, acercó a su rostro un espejo que tenía sobre su tocador, y lo noto, labio partido y un moretón en forma de dedos sobre su quijada.

Suspiro entristecida, jamás nunca Ichigo le había puesto una mano encima, entonces ¿Por qué ahora sí?¿Acaso todo eso era un mal sueño?, como la adulta que es ahora si puede entender que aquel chico que conoció en su adolescencia, jamás la amo, pero llegar a los extremos de odiarla... eso no parecía ser normal, mucho menos en Ichigo, aunque ella por más que le gritara que lo odiaba, no era cierto, ella no podría odiarlo, en realidad quizás nunca podría hacerlo, sino lo hizo con Grimmjow y Ulquiorra cuando estaban en Hueco Mundo, mucho menos al pelinaranja que llegó a formar parte fundamental en su vida, además de ser el padre de su hijo.

Dejó escapar el aire de sus pulmones una vez más, esto será difícil de explicar en la oficina... y no era para menos, a estas alturas ella sería la comidilla de toda la empresa debido a la situación con Ichigo y más por Ulquiorra... siendo el gerente, no se veía muy bien que actuará de la forma que lo hizo frente a sus empleados.

—Lo siento, no era mi intención – colocó ambas manos en su rostro, tenía unas inmensas ganas de llorar.

¿Por qué siempre terminaba lastimando a quienes les importaba?

Ulquiorra no tenía que pagar por sus errores, y menos que lo trataran como lo hizo Kurosaki, pero, ¿Cómo podría ella detener toda esa situación? —es verdad...- se dirigió hacia la ventana — debo firmar el divorcio – bajo su mirada, hasta su mano, justo en su dedo anular, a pesar que no traía puesto su anillo de bodas, aun tenia la marca de que alguna vez utilizó una alianza; siendo que era un símbolo de amor eterno que se juran dos personas que disponen de su vida entera para vivir uno al lado del otro – cerró sus ojos con dolor—solo yo viví ese sueño inexistente ¿no Kurosaki-kun?- sin poder evitarlo unas dolorosas lágrimas surcaron sus mejillas, a pesar de los meses transcurridos, no era fácil olvidar todos esos años que vivieron una infinidad de cosas.

Su teléfono vibró, ¿un mensaje?, pensó ella, tomó su móvil y lo desbloqueo.

Ulquiorra: "Mujer, salí un momento, no te preocupes, regresare pronto para que vayamos al buffet juntos, espérame"

Ante el mensaje no pudo evitar esbozar el amago de una sonrisa, si ahora recordaba perfectamente que tenía una vida que seguir, no esperaría a que pasaran las cosas por sí solas, siendo que ella misma tenía que darse el valor de seguir adelante, no solo por ella sino por su hijo, su pequeño que era el motor de su vida.

Orihime: "De acuerdo, por favor cuídate, y regresa a salvo"

Con ello, miró nuevamente a su ventana y miró el hermoso amanecer que le otorgaba el día, así que decidida salió directo al baño de su habitación, para arreglarse, ese día se iba a esmerar en ordenar muchas y luego prepararía un rico desayuno para Kazui y ella, aunque tenía que salir donde el abogado, pero esperaba que regresara pronto Ulquiorra, salieran, terminaran todo luego y después volver a la tranquilidad de esa casa... con suerte podría llegar a tiempo para hacer un delicioso pastel para todos, sin pensarlo mucho su corazón latió alegrandose un poco, de solo pensar en ellos como si fuesen una familia, esbozó una tenue sonrisa al imaginar aquello, una familia que podría brindar cariño, paciencia, y sobre todo protección a su pequeño que a pesar de su madurez, sabía que eso le haría falta desde ahora en adelante.

DOLOR Y CONFESIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora