Capítulo 21.

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—Mujer, ¿Qué sucede? –

—Ulquiorra...- lo miro angustiada.

El pelinegro que en ese momento estaba saliendo de su oficina con unos documentos en la mano, observo a la pelinaranja, la cual se veía pálida mientras hablaba con alguien por teléfono, por las expresiones del rostro de ella, comprendía que era un tema delicado el que estaba tratando en ese instante.

—Paso algo, no-

A él no podía mentirle, la conocía tan bien, a pesar de que tenían poco tiempo de estar conviviendo, la entendía mejor que nadie, con solo mirarla, sabía que algo serio estaba pasando.

—Ammm...-

—Dilo-

—Podemos... ¿podemos discutirlo en tu oficina?, es que, no quiero que alguien entre y escuche-

—¿Tan grave es? - Pregunto mientras arqueaba levemente la ceja.

—No, no lo sé, pero necesito que me digas que hacer... sé que no es tu problema, pero, me siento nerviosa, en verdad-

—Deja de decir que no es mi problema, si tiene que ver contigo, entonces también es conmigo, ¿entiendes? –

—Sí, gracias-

—Ya te lo dije, no es nada, ven entra ahora-

Una vez en la oficina de Ulquiorra, esta le explico lo que sucedía, a lo que el pelinegro solo asentía mientras escuchaba, pero en sus adentros se preguntaba, ¿Cuál era el misterio detrás de todo eso?, mientras no hablaran con ese Shinigami, no lo sabrían, así que tenían que ir y escuchar lo que sea que le fuese a decir a la pelinaranja.

—De acuerdo- miro su reloj —Ya faltan cerca de 15 minutos a la hora de almuerzo, vamos ahora, no habrá problema por irnos un poco antes, ve y espérame cerca de mi auto.

—¿Estás seguro? -

—Claro que si, además, eres de las que menos usan toda la hora de su almuerzo, siempre empiezas antes o te quedas hasta tarde, esto no es nada, así que deja de pensar en eso, espérame afuera que estaré ahí en un momento-

Sin pensarlo más tiempo, busco su bolso y se encamino hacia la salida, existía algo que le inquietaba y hasta no saberlo no estaría tranquila.

.

.

.

—Hey aquí! - levanto la mano un hombre de cabellos largos y rojos, a pesar de no haberlo visto en mucho tiempo, podría ver lo afectado que estaba, sus facciones antes joviales ahora solo eran el fantasma de lo que alguna vez fue, tenía ojeras bajo sus ojos, sus pómulos se veían más delgados, incluso su antes esbelto cuerpo lo parecía, aquella sonrisa que lo caracterizaba tan arrogante y segura, se había esfumado, ¿Quién era entonces este hombre que se encontraba frente a ella? ¿es así como terminan las personas que no tiene apoyo de nadie y se ahogan en la miseria y dolor? ¿es este el fantasma de Abarai Renji? ¿Alguien que perdió todo de un momento a otro, puede terminar tan desgraciadamente mal?

—A-Abarai...san? – pregunto sin creerlo aún.

—O lo que queda de él- extendió los brazos señalándose así mismo, mirándola fijamente para luego mirar a su acompañante —Cifer Ulquiorra... ¿cierto? - pregunto, porque a pesar de haberse inmiscuido a aquella travesía de Hueco Mundo para rescatar a la mujer frente a él, nunca lo conoció en persona, solo escucho las historias de los Espadas, entre ellos al que tenía un poder inimaginable y por el cual su amigo peleo a muerte en aquel entonces, bajo la mirada y se rio internamente de sí mismo "puff amigo, si claro" siquiera pudiese aun considerarlo uno, no creo que no.

DOLOR Y CONFESIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora