Salvatore
Aquellas palabras de Daniela habían sido ciertas, el peor error fue haberme cruzado en su camino. Pero era algo a lo que había estado acostumbrado toda mi vida. El que la gente me tuviese miedo,incluso que me tratara de esta manera.
Era un rebelde por desicion propia, un tipo que le gustaba ir en contra de las reglas y la autoridad. Un chico problema. Pero ese era realmente mi escudo para disfrazar lo que sucedía en mi vida. Por eso escuchar aquello de Daniela, me había dolido mas incluso peor que el cuando otras personas me lo habían dicho.
Ella era especial, era diferente. O tal vez.. yo me sentía diferente a su lado.
- No te preocupes por eso, puede que muy pronto desaparezca de tu vista - apreté mis puños fuertemente mientras me dirigía a donde mi jeep estaba estacionado. No me había arrepentido de golpear a ese imbécil, si pudiera me devolvería y le rompería todos sus huesos.Pero no era lo adecuado ahora que mi madre se encontraba en el hospital.
Subí a mi jeep sin voltear a ver a Daniela. Supongo que ella siempre me ha odiado,no la culpo, he sido una total mierda con ella, cuando no se lo merece.
Sólo había un lugar al que podía ir en ese instante. Iria con la persona que siempre me ha escuchado y ha visto cosas distintas en mí. Aún cuando conoce el tipo de hombre que puedo llegar a ser.
Mi madre.
Me detuve unos instantes a comprar un ramo de girasoles para ella, jamás podría olvidar su tipo de flores favoritas. Sólo quedaba un día para tenerla de regreso en casa y eso me hacía feliz, principalmente porque había sido mi culpa el que ahora estuviera hospitalizada quería enmendar mi errores.
Una vez cruzo el pasillo que me conduce a la habitación, encuentro a los hombres de mi padre custodiando la entrada. Era seguro que él estuviera allí, nada lo hacía irse lejos de ella. Así que no era algo extraño.
Golpee la puerta despacio y sin escuchar respuesta decidí entrar en la habitación. Mi padre estaba acostado encima de la camilla con sus brazos alrededor de todo su cuerpo. Mi madre por el contrario estaba profundamente dormida,eran como dos moldes que encajan a la perfección.
Me acerque un poco más y en segundos él abrio sus ojos fijandolos en los míos.
- ¿Qué haces tan temprano aquí? Se supone debes estar estudiando.
- Es algo de lo que hablaremos después - deje a un lado el ramo de flores y mi madre se removió de su postura.
- ¿Salvatore? - susurro ella.
- Hola mamá - me acerqué mientras sonreia -. ¿Cómo te sientes?
- Mucho mejor ahora que te veo hijo - me tomo del rostro y no evito el sonreír.
- ¿Qué ha dicho el médico?
- Hoy sabremos el sexo del bebé - dijo y tomo lo mano de mi padre.
- Eso es bueno.
- ¿Cómo están las cosas en casa? Bruno no ha querido decir nada - dirigió esta vez la vista a mi padre quien se rasco la nuca.
- Camila, debes estar sin estres - respondió él.
- Algo me ocultan - fruncio el ceño.
- Todo está bien, a excepción de que a Julieta no le agrada en lo absoluto esa nueva institutriz - debía darle por primera vez la razón a mi hermana, esa mujer no era de fiar.
- ¿Institutriz? - ella enarco una ceja.
- Supuse que era lo mejor - respondió mi padre.
- No necesitamos de una mujer que eduque a nuestros hijos - se cruzó de brazos.
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Inevitable Atracción
Teen FictionSalvatore Lombardi, el niño con el que jugaba a las escondidas, el mismo idiota que me pego un chicle en el cabello en mi cumpleaños número seis, la persona más fastidiosa, odiosa y orgullosa del mundo. Un narcisista de primera. Y para colmo el mejo...