Capitulo 28

33.6K 3K 287
                                    

words - skyler Grey

--Bruno--

Había logrado llevar a Camila a una casa distante de Campania una de la cual nadie tenía información, ella tenía miles de dudas rondando por su cabeza y yo tenía los nervios al tope de no saber reaccionar de la mejor manera ante ella. Había perdido la memoria y los recuerdos de nuestra vida juntos, y eso era algo que estaría dispuesto a recuperar, porque la realidad es que no existiría cosa alguna en el mundo que hiciera por ella.

- Es la habitación que se dispuso para nosotros – decidí abrir la puerta que refleja la enorme cama de edredones color crema-. Hay un balcón por allí si quieres recibir el paisaje de la ciudad, yo puedo quedarme en otra habitación..

- No, has dicho que es nuestra habitación ¿no? – enarca una ceja-. Tal vez debamos ocuparlas juntos – se rasca la nuca.

- ¿Puedo?

- Eres mi esposo, y el padre del bebé – sonríe-. Aunque aún no te recuerde, veo en tus ojos que no eres un mal hombre, no te ves como esos.

Aquello me dejo sin palabras ¿Cómo coños haría para revelarle a lo que en realidad me dedicaba? Era como regresar unos años atrás cuando recién nos conocimos. No supe que responder a su pregunta, menos cómo reaccionar ante esa situación. Respire hondo y solo tome sus manos entre las mías.

- Me asegurare de que estés cómoda aquí.

Ella me dedico una sonrisa y se alejó para abrir las ventanas de la habitación. La luz del sol se metió iluminando todo el lugar. Gire mi rostro al sentir que la luz daba directo en mis ojos.

- Estaba un poco oscuro, esto no es un nido de murciélagos. Actúas como si fueras..

- Batman – sonreí terminando la frase por ella.

- ¿Cómo sabias lo que iba a decir?

- Cuando recién nos casamos, empezaste a cambiar todo las cosas de nuestra habitación, mencionabas que yo siempre permanecía en las penumbras.

- Es que... - apretó sus labios-. No me gusta mucho la oscuridad.

- Puedo pedir a los hombres que cambien algunas cosas...

- No es necesario – se acomodó en una esquina de la cama y paso sus manos por el edredón-. ¿Puedo pedirte algo?

- Lo que sea.

- ¿Conoces las lámparas que usan los niños para dormir?

- ¿Hablas de las que se colocan en los cuartos de bebé? – me senté a su lado y la vi pestañear avergonzada.

- Si – admitió-. Esas mismas, ¿crees que puedes comprar una para nuestra habitación?

- Claro... aunque no sé ¿porque la querrías?

- Me sentiría más segura con una de esas lamparitas – soltó una risa.

- La comprare hoy mismo entonces dea – tome su mano entre las mías de manera delicada.

- ¿Qué es dea?

- Significa "diosa" en italiano. Siempre lo has sido para mí.

Aquello la hizo ruborizarse al punto en que tuvo que ocultar su rostro de mí. Me levante de la cama para poder ir por la lámpara que me había dicho. Quería darle su espacio para que se sintiera plenamente tranquila, aunque la realidad era que lo que más deseaba mi corazón y mi alma en esos momentos era permanecer a su lado sin irme ni un segundo.

Inevitable AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora