Desperté ya que mi celular comenzó a sonar, al querer levantarme de la cama un brazo rodeado a mi citura me lo impedia, Luke. Lo miré. Se veía tan tranquilo, su respiración era pausada, se veía perfecto. Comencé a dar pequeños besos en su brazo, el abrió sus hermosos ojos azules y me miro con una pequeña sonrisa que hacía notar sus perfectos hoyuelos.
— Buenos días Lukey — dijé besando su mejilla.
— Buenos días princesa — dijo mi novio. — ¿Que haremos hoy?
— No se, ¿que te gustaría hacer? — le pregunte mientras jugaba con sus dedos.
— ¿A que hora llegan tus padres? — me preguntó Luke.
— Al mediodía — dije —¿Por que?
— Pues son las diez cincuenta y cuatro, hay que apurarnos, tenemos que ir por ellos.
— Cierto — dije levantandome. Luke me sujeto del brazo lo que me hizo caer sobre el. — ¿Puedes soltarme?
— Amm, dejame pensarlo, no. — dijo pegandome mas a su cuerpo, tenia mi barbilla en su pecho el cual estaba desnudo. Yo llevava una camisa vieja de Luke y unos shorts deportivos. — Me gusta tenerte cerca, muy cerca.
— Si me doy cuenta — le dije — nos tenemos que apurar, mis padres llegan en menos de dos horas, luke.
— Mmm no — dijo rodeo mi cuerpo con sus brazos dejando mi cara en su cuello al cual le di un pequeño beso. — Alaska, te quiero demasiado.
— Yo también a ti, Luke. — le dije depositando un pequeño beso en su mejilla y el sonrió. — Luke, ya sueltame, me tengo que bañar.
— Te acompaño. — me dijo divertido, le dediqué una mirada amenazadora. — Olvidalo.
— Por fin — dije cuando por fin me soltó, caminé hasta el baño y tome una ducha. Cuando termine me empezó a doler el estomago, un dolor horrible así que grité, Luke corrio hacia mi llevava solo una toalla en su cintura ya que se estaba bañando.
— ¿Que pasa? ¿Que tienes? Alaska, bebé ¿que tienes? — dijo mientras se sentaba junto a mi.
— Me.. duele.. — dije entrecortadamente ya que el doler crecía cada vez mas. — mi estomago duele.
— Mi amor, recuestate, me cambiaré y después te llevare al doctor. — me dijo mientras me daba un beso en mi frente.
— No, no quiero ir al doctor estoy bien, me tomaré una pastilla.
— ¿Que? No. No quiero que te llegue a pasar algo por tus berrinches.
— No son berrinches, simplemente ya no me duele tanto. — mentí. Dolía y mucho pero nunca me ah gustado ir al doctor.
— Bien, como quieras. — dijo y se fue al baño. A los pocos minutos salió ya vestido con una camisa negra y sus jeans negros. — ¿Iremos por tus padres?
— Si — le dije, y fuimos hasta su carro y ambos subimos a este. — No estes enojado, por favor.
— No lo estoy.
— Si lo estas.
— No lo estoy. — dijo mirandome. — Solo me preocupo por ti, mucho.
— Si lo se, y te lo agradezco, pero nunca me ah gustado ir al doctor.
— Alaska, es por tu salud, no hay nada mas importante en el mundo que eso. — me dijo y yo sonreí.
— Eres tan lindo — dije abrazandolo, incomodamente por el lugar en donde nos encontrabamos.