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La noche había vuelto a caer en New York había tanta soledad en la ciudad el cielo veía en un color azul oscuro no había nada de ánimos.

Pepper había decidido no deprimirse como tal, soltaba una que otra lágrima pero trataba de no soltar el llanto. Alex simplemente se encerró unas horas en su habitación y soltó todo el sentimiento guardado que tenía en su pecho, miraba el cielo con esperanzas de que llegara su padre con su novio y le dijera que todo estaría bien aunque fuera mentira.

Salió de la ducha enredada a la toalla, se sostuvo del lavamanos y se miró en el espejo, aún había moretones y cortes en su rostro que no sanaba bien del todo.

¿Cómo era posible que un día sus seres amados fueran arrebatados?

Tomo aire y lo soltó aún sintiendo el nudo en su garganta sabiendo que si soltaba un quejido o lo que fuera, lloraría, se vistió con su pijama y sin salir del baño cepillo su cabello con cuidado.

Al salir Pepper estaba en su habitación con una bandeja con comida, la rubia tenía una sonrisa triste, le hizo una seña con la cabeza para que se sentará en la cama con ella.

Antes de hacerlo el timbre de la puerta sonó por toda la casa, con su corazón latiendo a mil por hora fue abrir la puerta creyendo que sería su padre o Peter pero se encontró con Steve.

Su sonrisa se esfumó y sus ojos se cristalizaron mientras bajaba la cabeza y dejaba entrar al rubio.
Este cerró la puerta detrás de él y se acercó a la castaña para poder abrazarla entendía su dolor el también perdió a su mejores amigos.

— tengo que ir a los Ángeles – lo miró sin dejarlo hablar
— ¿Qué tienes que hacer en los Ángeles? – le pregunto el capitán
— tengo que ir a buscar mi abuela – se secó sus lágrimas
— pero tu abuela...– ella negó sabía a dónde iba todo.
— ¿me ayudarás? – pregunto esperando una respuesta pero no hubo nada – bien iré con mi mamá – subió las escaleras dispuesta a ir hablar con su mamá
— te voy a llevar – dijo desde el pie de las escaleras – pero quiero que me cuentes que está sucediendo – ella asintió – ves por lo que necesites – termino de subir las escaleras

Tenía que ver si su abuela estaba bien, si aún seguía en este mundo.
Cuando tenía todo junto Steve por seguridad de ambas pidió que Pepper fuera llevada a la asamblea ahí no estaría sola.

Al estar en la asamblea Pepper abrazo con cariño a su hija, no quería que nada malo le pasará. Stark y Rogers subieron al Quinjet para dirigirse a los Ángeles, el camino se mantenía silencioso se escuchaba la respiraciones profundas de los dos, Steve miró de reojo a la castaña, le preocupaba lo que pasaba por la mente de su pequeña sobrina, el estaba igual que ella pero trataba de no dejarse caer.

La escuchaba sorber su nariz cada un momento, el ambiente era triste esa era la descripción perfecta.

— estamos llegando a los Ángeles – carraspeó aclarando su voz – ¿es en el centro? – pregunto mirándola de reojo

Ella solo negó poniéndose de pie para alcanzar a poner las coordenadas de donde tenían que llegar, la casa de su abuela.

Cuando llegaron al lugar exacto que decía las coordenadas, bajaron los dos del Quinjet para ir hacia la blanca casa de la ex-agente. Alexandra se adelantó dejando atrás al capitán, tocó a la puerta dos veces, a la tercera vez que acercó su mano quedó en el aire, la puerta se abrió dejando ver a la canosa.

Alexandra sin esperar más tiempo abrazo a su abuela, el simple hecho de que ahora estén juntas era una parte de felicidad.
A simple vista se podía notar que el personal que tenía no estaba, estaba sola Amanda, en la garganta de la castaña un nudo se comenzó a formar no sabía ella con perfección cómo decirle lo de Matthew, no sabía cómo decirle que el castaño había desaparecido.

— ¿Cómo estás? – pregunto Amanda al separarse analizando a su nieta – ¿Cómo está tu papá? ¿Cómo está Matthew? – los ojos de Alex se le comenzaron a formar lágrimas causando la preocupación de su abuela – Alex – hizo que la mirará
— mi papá está desaparecido en el espacio – le respondió con un hilo de voz – y Matthew desapareció igual que mucha gente – soltó las lágrimas

Amanda se quedó perpleja, sus dos hijos están desparecidos, era lo único que pasaba por su mente, necesitaba sentarse su mente le daba vueltas. Rogers la alcanzó a sujetar y le ayudo a sentarse mientras que Alex corría a la cocina para llevarle un vaso con agua a su abuela.
Al ver que se estaba tranquilizando Amanda la castaña se puso de cunclillas frente a ella.

— se que esto es difícil abuela – la miró con tristeza – yo estoy igual de preocupada por mi papá y por todos –sujeto la mano de la canosa – hay que salir juntas de esto – le trato de sonreír

Amanda simplemente la abrazó dejando salir sus lágrimas era algo que le dolía igual que a muchas personas que perdieron a sus seres queridos, pero ya no podían hacer nada, al menos no ahora.

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