10. Día 3, encuentros.

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Me levanté muy temprano pero él clima estaba nublado, así qué decidí ir a ayudar y con el dinero que me quedó ayer de la hamburguesa compraré comida para la casa.
Más tarde después de ayudar a las personas me llevó a Kin para ir al supermercado que queda 20 minutos retirado de mí casa, camino y miró alrededor para no encontrarme con la banda, por fin llegó al super. Dejé a Kin afuera esperándome.
Terminé de juntar lo necesario para el desayuno (sandwich, galletas y cereal) y la comida (sopa, huevos o frijoles) y otras cosas necesarias, me dirijo a la caja pero alguien me toma del hombro:
– ¡Te encontre!– Me dijo alegremente.
Me retiré ya qué me había asustado, pero para mi sorpresa es mi amiga Eve.
– ¡Aaay perdón!, ¡hola!, ¿cómo estás?– le conteste preocupado y feliz.
– Estoy excelente, ¿té encuentras bien Kymer?– me contestó preocupada.
– Siii, todo bien me alegra verte, y ¿cómo está tú mamá?– le dije para cambiar de tema.
– ¡Muy bien de hecho ahí viene!– me dijo.
– ¡Sunset, cariño ¿cómo estás? y ¿tú mamá?– me pregunto curiosa.
(No podría volverle a mentir, además ¿que le diré?, que se la pasa trabajando o que trabajé y vine a comprar comida, si le digo que está aquí va a querer verla, mejor no le digo)
– Vine solo, quiero demostrarle a mamá que soy un chico grande y que puedo hacer los mandados– le dije inteligentemente.
– ¿Quieres qué te lleve a tu casa hijo?– me preguntó.
– ¡No,no, no!, muchas gracias señora Esmeralda ya ha hecho mucho por mi– le conteste (estoy preocupado que me llevé y quiera entrar a mi casa ya que mamá no esta y hay puras latas de cerveza afuera en el patio)
– Muy bien hijo, me alegro que aprendas a ser ¡un chico grande!,  te cuidas corazón tengo mucho que comprar– me contestó apresuradamente.
Me despedí de ellas y me dirijia a la caja, en lo que pasaba las cosas la cajera con la maquinita me estaba haciendo muchas preguntas;
– ¿Y tú madre?, no debería estar un niño pequeño solo– me dijo.
– Se encuentra afuera esperandome en el carro– le dije, ( volví a mentir ¡CHANGOS!, no me gusta mentir).
– Aaa ¿y tú padre?– me pregunto curiosa.
– Ahorita se encuentra trabajando– le contesté (aunque en realidad no se dónde está).
– Ok, son 194 dólares – me dijo.
Le pagué y me apresure para ir con mi Kin a mí casa.
Me dirijo feliz rumbo a mí casa, pero no contaba con qué se me rompieran las bolsas, recojo todo el mandado y cómo pude le hice unos amarrijos y le puse unas bolsas a mí perro en el lomo mientras yo cargaba una bolsa y la leche.
Llegó al fin, le doy de comer a mí perro y me pongo a hacer una sopa (me acuerdo cuando estaba papá, mamá le hacia sopa y yo miraba como lo hacía, así que aprendí rápido).
Me puse a hacerla y me quedó más o menos, solo le faltaban los cubitos que saben a tomate, no me acuerdo como se llaman.
Terminé de comer y me diriji a un teléfono que estaba cerca de mí casa para preguntar por mamá.
Ring, ring, ring
– ¡Bueno!– me contesto ella.
(¡Siiiii, por fin contesta)
– Bueno señorita Mara, ¿se encuentra bien?– le conteste según yo como hombre.
– ¡Claro corazón!, ¿quieres venir a visitarme esta noche?, tengo un poco de polvo ¿quieres?– me dijo coquetamente.
(¡Puaj!)
Le colgué sin decir nada, me preguntaba, ¡¡corazón!!, nunca habla así y ¿qué polvo? además, ¿cómo mamá le habla así a una persona sin preguntar quién es?, ayyyy no sé lo bueno es que contesto y está bien.
Me dirijo a mi casa a dormir en compañia de mi amigo leal Kin.

¿Otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora