Un llanto ensordecedor resonó en una casa un tanto alejada del pueblo de Onett, logrando despertar fácilmente al único adulto presente en esa casa, junto con la mascota claro está.
Cabellos rubios desordenados, ojos azulados con un notable sueño en ellos, mejillas levemente ruborizadas y una bata blanca... Si, esa era la manera más sencilla de describir a la madre del bebé que estaba llorando, cuyo nombre era Ness.
Con calma pero sin pausa la madre se levantó de la cama y caminó hasta la puerta de su habitación, para así abrirla y salir, topándose con el perro de la casa que trataba inútilmente de cubrir sus orejas con sus patas.
La mujer al verlo sólo atino a reír levemente.
— Ness llora mucho, ¿Verdad, King?
Dijo sin ningún deje de amargura u fastidio en su voz la rubia, más bien lo dijo con un tono de voz divertido.
No lo negaba, el llanto era molesto, pero a la vez... Le llenaba de felicidad oírlo, y no porque fuese una señora que disfrute del llanto, ¡oh no, para nada era eso! Es solo que...
Ese llanto le recordaba que ya no estaba tan sola en esa casa, y que tenía un rayito de sol que le iluminaría sus días más oscuros, cuando se sintiera sola y extrañara a su esposo...
Tenía a alguien más al cual brindarle todo su cariño.
Eso inmediatamente le formó una sonrisa en su rostro al momento de entrar a la habitación de su hijo, logrando así que el llanto de su pequeño lo pudiera escuchar con más fuerza para desgracia de sus oídos...
Se adentró a la habitación y se acercó a la cuna en la cual estaba su retoño, llorando como si no hubiese un mañana. Siendo que la imagen de su bebé con la carita toda roja debido a estar llorando tanto le partió el alma...
— ¿Qué pasa, mi Nessu?
Usó esa voz tan dulce y cálida que sólo una madre puede tener cuando lo tomó entre sus brazos, y lo acuno en estos con sumo cariño y cuidado.
El pequeño pelinegro al escuchar a su progenitora y ser cargado por esta, no sé... Fue cómo si eso lo hubiese calmado casi por completo en un santiamén, si, casi pues aún seguía llorando, pero al menos ya no soltaba ese escandaloso llanto.
Y era algo bueno para los dos, en especial para su mamá, así esta no tendría que escuchar las quejas de los vecinos Minch, aún cuando ella recordaba PERFECTAMENTE que el llanto de su hijo era el cuádruple de peor que el de su pequeño rayito de sol y ella no fue a reclamar.
Más que todo porque sabía que no serviría de nada...
— Aw... ¿Te sentías solo?
Le preguntó como si este le pudiese responder, aunque los pequeños quejidos que soltaba y la forma en la que Ness se aferraba a su bata le respondieron su pregunta.
Caminó y se sentó en una mecedora que había en esa habitación, mientras que con cuidado besaba la cabeza de su niño.
— You are my sunshine... My only sunshine...~
Con voz suave empezó a cantar esa canción mientras se mecía a ella y a su niño con esa mecedora, con el fin de poder hacer que su hijo conciliara el sueño de nuevo y pudiera volver tranquilo al mundo de los sueños.
— You make me happy... When skies are grey ~♪
El pequeño psíquico dejó de aferrarse a la ropa de su madre, y empezó a cerrar lentamente sus ojitos, una clara señal de que le volvía a entrar el sueño...
— You'll never know, dear..~ How much i love you.
La voz de la mayor llenaba de una gran paz al menor, haciendo que el proceso de dormirlo sea más fácil.
— So please don't take muy sunshine away~...
Al terminar de cantar la madre fijó su vista en el menor, dándose cuenta de que éste se encontraba durmiendo ya plácidamente en sus brazos.
— Descansa Ness...
La rubia dio un beso en la frente a su hijo y volvió a la cuna, lista para arroparlo y dejarlo dormir tranquilamente ahí, pero...
Simplemente dio otro rumbo, llevándose al niño consigo a su cuarto. Ya había decidido que por esa noche Ness dormiría con ella.
Malcriarlo un poco no le haría daño, ¿verdad...?
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Earthbound Time
RandomTodo tipo de Oneshot's sobre el mundo de Mother/Earthbound. Algunos de amor, otros más tristes.. Unos bien pero bien random o graciosos, hasta lo más oscuro y perverso... Tal vez. No hay mucho que decir, es solo la imaginación de una escritora fluye...