Jeff Andonuts siempre se había caracterizado por ser una persona seria y poco afectiva, determinado pero algo amargado a la par de terco. Ya saben, esa clase de personas con las que debes tener mucha paciencia y una buena relación para saber que a pesar de su forma de ser si te tienen afecto. Él se conocía bien, no hacía falta que fueran suaves al decirle sus defectos, estaba consciente de su dificultad para ser amoroso.
Pero con Tony podía abrirse mucho más de lo que hace con las demás personas y eso para él, ya viendo el punto en que había llegado su relación, lo veía muy bien... Al fin y al cabo ambos se conocen desde que eran infantes, si no mal recuerda ambos tendrían entre 4 a 5 años cuando se conocieron.
Tenían una gran historia juntos y aún no terminaba.
Ahora ambos eran chicos universitarios, él con 23 años y Tony 22, viviendo juntos en un mismo apartamento en una ciudad más del gélido país de Winters.
Tenían su rutina y todo, no era muy asombrosa: Tony de despertaba primero que él y hacía el desayuno para los dos, él se despertaba, comían, se arreglaban y luego iban juntos caminando hasta la universidad tomando clases distintas y demás. Los fines de semana el pelirrojo holgazaneaba todo lo que quisiera y él seguía esmerandose en sus proyectos. Demás estaba decir sus trabajos... Aunque evidentemente era él quien traía más dinero, no había perdido el tiempo con sus inventos.
Pero ese día, un sábado 14 de agosto, todo fue diferente.
Él se levantó primero e hizo el desayuno favorito de su novio: Panqueques.
Luego se dedicó a deleitarse con la cara de sorpresa del pelirrojo para luego recibir unos besos de su parte a modo de agradecimiento... Aunque sus gestos no pararon ese día.
Claramente ya para el punto en el que estaban lo estaba haciendo sospechar... Pero no podía evitarlo. Lo había estado meditando por meses y ya se había decidido:
Le iba a pedir matrimonio a Tony.
No le importaba que esto hiciera escándalo, ni siquiera un poco. Él y Tony se querían y las arcaicas personas debían adaptarse a ello.
Ya compró un anillo y ya había elegido el lugar donde pediría su mano, que aunque no era un sitio que fuese mucho de su agrado, sabía que a su extrovertida pareja le gustaba ir y más con amigos: En el parque de atracciones.
Fue fácil para él amarrarse la lengua mientras se subían a algunos juegos y no decirle al pelirrojo porqué estaba haciendo todo eso... Pero al subir a la atracción favorita del moreno; la noria, fue que empezó con un muy improvisado y cutre discurso típico de cuando le pides matrimonio a alguien.
Conforme hablaba podía sentir como su corazón latía con rapidez y sus mejillas se iban acalorando por la emoción que sentía, además de ver como la verdosa mirada de su pareja mostraba tantas emociones en tan poco tiempo.
Primero empezó con curiosidad, luego pena por las dulces palabras que le estaba dedicando... Para después mostrar asombro y luego ansias, claramente el pelirrojo quería terminar de oír todo lo que estaba diciendo, ese tierno brillo en sus ojos se lo decía por completo.
Claro que no tuvo en cuenta que... El universo cagaría por completo sus planes.
— Anthony Tucker... ¿Te gustaría casarte conmigo?
Justo cuando sacó el anillo de sus bolsillos ellos estaban en el punto más alto de esa rueda, y justo en ese momento el juego paró abruptamente.
Entendía que eso sucediera para hacer bajar a algunas personas y darle espacio a otras teniendo que hacer esperar al resto... ¿¡PERO TENÍA QUE PASAR JUSTO EN ESE MOMENTO!?
Al parar el juego de esa forma las sillas se sacudieron, por el susto el pelirrojo se agarró de la silla mientras que él perdió el equilibrio, si no fuera por el barandal ese se hubiera caído y bien horrible, es verdad... P-pero... Sintió un horrible escalofrío al ya no haber sentido el anillo entre sus dedos.
— ¡No, no, no, NO!
Con angustia y frustración miró hacia abajo tratando de localizar el brillo del anillo, pero se topó con algo mucho peor.
Un estúpido vagabundo vio que se le cayó... ¡Y SE LLEVO EL ANILLO FRENTE A SUS NARICES!
— ¡HEY, HEEEEYYY!
Algo muy dentro de él se desgarro al ver que corrió...
Luego de eso unas inmensas ganas de llorar se adueñaron de él... No las retuvo, se había esforzado mucho para comprarle ese anillo... Tenía derecho a desahogarse.
— ¿¡J-Jeffy!? ¿J-Jeff, cariño...?
Escuchó los llamados de su pareja y sus intentos de animarlo, pero no ayudaban...
Rayos...
Eso definitivamente no salió como lo tenía en mente.
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Earthbound Time
RandomTodo tipo de Oneshot's sobre el mundo de Mother/Earthbound. Algunos de amor, otros más tristes.. Unos bien pero bien random o graciosos, hasta lo más oscuro y perverso... Tal vez. No hay mucho que decir, es solo la imaginación de una escritora fluye...