The Ballad of Jeff

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Tony x Jeff

El amor actúa de formas extrañas, inusuales e incapaces de comprender para todo ser que lo experimenta.

Nos hace sentir estúpidos, eufóricos, nerviosos y hace que una linda pero a la vez incomoda sensación aparezca en nuestros corazones.

Nos hace querer prestar atención a cada cosa que hace la persona que captó de tal manera nuestra atención, saber como fue su día y estar siempre a su lado, aún sabiendo todas las adversidades que hay en el camino.

Y sobre todo, deseamos con todo el corazón el bienestar de esa persona, que nada malo le pase y que sea feliz, aun si no es con nosotros.

Él sabe muy a que me refiero, un joven de un internado ubicado en alguna parte de Winters, de cabellera roja, unos ojos de color ciruela tan inusuales y pecas que adornaban perfectamente las mejillas y nariz del muchacho.

Y claro, como olvidar su tan característico sombrero.

Anthony Tucker, o Tony para los amigos y familiares.

Ahora mismo estas en tu hora de receso si no me equivoco, caminando lentamente por los pasillos hasta llegar al gran y extenso patio, donde ves pasar a miles de estudiantes frente a ti.

Algunos mayores, otros menores. Algunos son amigos y otros no más que enemigos.

Pero ninguno sin ser Jeff.

Suspiras al pensar en esa persona, pero no de forma enamoradiza, sino de una forma más nostálgica.

Cuanto ansias un abrazo de él ahora mismo...

La nostalgia te invade, pero solo por unos segundos. Luego esta te deja en paz, y te permite seguir con tu deambular.

Solitario caminas por aquel vasto espacio repleto de nieve y personas, hasta llegar a una zona de este mismo lugar.

Llegas y te sientas en este lugar. Te sientas bajo un gran pino y dejas que su sombra te sea un manto natural.

Atraes tus piernas hacia ti y las abrazas, y escondes tu rostro entre tus rodillas y brazos, para así dejar ir finalmente sin pudor alguno esas gotas saladas de tus ojos que llevaban días queriendo salir de nuevo.

Lloras al sentirte incompleto, por el dolor de no tenerlo a tu lado y no ver su tierna sonrisa.

Lloras por amor.

No puedes evitarlo, y eso te hace sentir mal y débil.

Ya varios alumnos se han burlado de ti por eso, y tus profesores y amigos están preocupados por ti, empezando a sospechar de ti y de tu inusual apego hacia el joven Andonuts.

Ese es otro motivo para llorar, pues tienes miedo de que todos te descubran.

Ser homosexual en esos tiempos es difícil, ¿no, pequeño Tony?

Si Jeff estuviera contigo no estarías en este estado tan deplorable, él trataría de animarte, aun sabiendo que no es muy bueno para eso debido a los nervios que sentiría en ese momento.

Ríes por eso, una risa mezclada con ternura y a la vez un profundo pesar.

Pues ya llevas meses sin verlo, y aunque hables con él por teléfono prácticamente todos los días desde que se fue...

Eso no llena el vacío que hay en tu corazón.

Y ahora pasas de llorar amargamente y en silencio a estar soltando sollozos, que por el momento son leves, pero que tu sabes que se harán escandalosos con el pasar de los minutos.

Estar tanto tiempo sin él no te hace bien por lo que veo...

Llevar tantos años junto a esa persona y que de repente se tenga que ir no es algo fácil de digerir.

Pero sabes muy bien que debes ser fuerte, así que sacas tu rostro de tu refugio y empiezas a secar las lágrimas que todavía querían seguir cayendo.

Pero no se lo ibas a permitir, no más.

Al estar más calmado te pones a pensar en el día en que tu amor se tuvo que ir del internado.

Recuerdas estar confundido cuando notaste que Jeff despertó, y cuando esta aumento más cuando te explicó los motivos de su despertar.

No entendías mucho, pero una cosa te había dejado en claro el rubio:

Que sería un héroe, que estaría en algo mucho más grande que él.

No dudaste ni un segundo en ayudarle a salir del internado, con un gran dolor pero lo hiciste.

Cómo el buen amigo que eras.

Y... Sinceramente no te arrepientes de esa decisión, ya sabías que Jeff deseaba con todo su corazón llegar a forjar su propio camino y llegar a ser diferente a su padre, no ser una copia de él...

Te alegras de que haga parte de su sueño realidad.

Te da tanta envidia... Tu no podrás hacer realidad uno de tus sueños más profundos; el de estar a su lado para siempre.

El de ser un cantante era posible, pero el bendito problema era tu pánico escénico.

Irónico, ¿no?

Nunca sueles cantar enserio frente a tus amigos, bueno, no todos.

Los pocos que han escuchado tu voz y tus propias canciones dicen que eres muy bueno.

Menos Jeff claro... Te daba tanta pena cantar de esa forma frente a él.

Varias veces lo intentaste, y en todas fallaste.

Su mirada y completa atención en ti te paralizaba, te ponía nervioso y no podías evitar que un sonrojo se adueñara de tus mejillas.

¡Pero no ibas a permitir que eso siguiera pasando!

Desde que se fue estabas planeando cantarle algo tierno, y de paso hacerle un postre ya que te metiste en el club de repostería... (Y vas pésimo, por si nadie te lo había dicho).

Pero no querías cantarle cualquier cosa, tu realmente querías cantarle algo exclusivamente sobre y para él, por eso te dedicaste a componerle una canción.

Ya tenías lista la melodía, solo te faltaba la letra, la cual aún no tenías completa.

Ser cantante y compositor al mismo tiempo no era sencillo, ¿¡Como diantres le hacían los Hermanos Fugitivos!? Te preguntaste...

Piensas y piensas, hasta que algo hizo "Click" en tu cabeza.

Recordaste a Jeff, junto con todas las conversaciones que has tenido con tu amado rubio.

Conversaciones en las que has oído sus anhelos, sus pesares, sus miedos y sus alegrías.

Varias ideas te vienen a la mente para la canción, así que corres a tu habitación a empezar a escribir la canción.

Hasta ya le tenías nombre: La balada de Jeff.

Sin duda se la cantarías, sin importar qué pase...

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