Capítulo 20.-

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6:40 a.m

Varias sirenas que sonaban muy cerca de mi ventana lograron despertarme de golpe, sentada en la cama en medio de la obscuridad enciendo el televisor, era una mañana de diciembre, los noticieros matutinos estaban iniciando y en primera plana mencionaban un aparente incendio en los adentros del bosque Aokigahara.

Extrañamente desperté con muchos recuerdos nublados en mi mente: la repentina muerte de Midori y Hina en un accidente automovilístico mientras se dirigían a LIGHT, la pérdida del medallón que me regaló la abuela Karin en una visita que hice a la playa, mi rompimiento con Kaito y su viaje permanente al extranjero al igual que Yuu...

Todos estos recuerdos iban apareciendo uno tras otro en mi mente, tal cual como si se estuvieran reemplazando archivos en una computadora.

La mañana había transcurrido con tranquilidad, preparé mis cosas y decidí ir en bicicleta al trabajo. Mas allá del bosque se lograba apreciar las nubes de humo que desprendía la madera la cual seguramente seguía ardiendo después de que el fuego fuera controlado, paré un momento y pensé que era tan extraño que en un lugar como ese hubiera un incendio ya que es muy difícil que alguien llegue hasta allá caminando, mi mente comenzó a vagar con ideas de que quizá algún ser místico del bosque lo pudo haber ocasionado, de inmediato borré aquellos pensamientos y riendo de ellos continué mi camino.

Hoy estaría sola en la oficina, Hitoshi y Hiro irían a la playa para tomar algunas fotografías para la animación de sus personajes, mientras que Dai estaría con su padre preparando las cosas para el lanzamiento de nuevos proyectos.

Sentada en la oficina mirando por el ventanal, recordaba mi primer día ahí, hoy justamente se cumplía poco más de un año de que había llegado a esta empresa, muchas cosas habían cambiado y en mi interior sentía que yo también lo había hecho, ya no era la misma Rin que había salido de Morey, llena de sueños y esperanzas, ahora los había cumplido y me sentía más plena que antes. En ese instante mientras miraba a través del cristal, un hermoso colibrí se acercó frente a mi, algo en mi me decía que debía seguirlo, así que al verlo alejarse entre los altos árboles de la entrada de la empresa me levanté e inmediatamente bajé en su búsqueda. 

Temerosa de no volverlo a ver, al llegar a la fuente afuera de la puerta principal, aquel colibrí se posó en la orilla y con un rápido aleteo se alejaba asegurándose de que lo siguiera hasta el parque justo detrás del edificio.

Por un instante creí haberlo perdido hasta que vi su pequeño cuerpo posado en el hombro de un hombre sentado en una banca justo debajo de un árbol con cientos de botones de cerezos.

Una fuerza me llamaba así que caminé justo delante de aquel hombre de cabellera negra. 

Levantó su rostro dejando ver sus hermosos ojos negros...

Nos miramos...y entonces mi corazón se comenzó a acelerar.

                                                                                               ...

                                                                                             FIN

Cayendo a las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora