Capítulo 12.- La invitación

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El fuego que liberaba Khulek hacía que el ambiente se tornara caluroso y que sobre mi nuca pequeñas gotas de sudor comenzaran a brotar, las corrientes de aire eran nulas por lo que las plumas de Aki permanecían pasivas. Noté un leve movimiento de su cabeza que hizo ondear su rubia cabellera, me di cuenta que mi amado compañero seguía vivo y este al escuchar mis gritos comenzó a mover su cuerpo que era igual al de un hombre humano corpulento.

- ¡Aki! ¡Aki! 

Grito con furia para hacerle saber que había regresado por él, sus enormes alas se extendieron pero la jaula es mucho más pequeña para que estás se logren estirar por completo. Al ver que mi compañero reaccionaba, Khulek dio una bocanada de aire y exhaló una llamarada que quemó el pecho de Aki.

-¡No! ¡Déjenlo en paz! - lograba decir entre llanto y me hinqué poniendo mis manos en el suelo para rogarles.

Mi ángel no paraba de dar alaridos por el dolor que le provocaba su cuerpo carbonizado, pero para mi sorpresa sus heridas se iban sanando poco a poco hasta que su abdomen quedó completamente reconstruido y nuevamente todo quedó en completo silencio. Hebi salió de entre la penumbra con su túnica roja y su cabello rubio trenzado hasta la cintura, caminó al rededor de la jaula tocando con sus esqueléticos dedos los gruesos barrotes. Yuu seguía tomándome por los hombros seguramente para que evitara correr, logré tranquilizarme al saber que mi compañero no podía morir fácilmente así que me incorporé y observé con odio cada movimiento de Hebi y su bestia.

- ¿Crees que quiero matar a mi precioso Aki después del trabajo que me costó obtenerlo? -pronunciaba al mismo tiempo que acariciaba las alas.

- ''¿Tu Aki?'' ¡Él siempre ha sido mio! nació de mi vientre y lo tendré de vuelta - respondí furiosa mientras intentaba zafarme de las manos de Yuu.

- ¡No me hagas reír niñita! - decía Hebi entre risas y caminó rápidamente hasta estar en frente mío - ¿Ves esto? - levantó su mano derecha hasta la altura de mi rostro y miré el anillo con una pequeña perla color azul que se encontraba en el dedo anular - es la mitad del alma de mi Aki ¡Por lo tanto me pertenece! ¿No se lo dijiste querido sobrino?    

- ¿Sobrino? ¡Maldito mentiroso! - empujaba a Yuu para alejarlo - ¡¿Quién diablos eres?! ¡¿Itoshi Yuu o Kuro Yuu?!

- Soy ambos...

Respondió con calma y al soltarme bajó la mirada, Hebi tenía una sonrisa de lado a lado mostrando sus dientes asquerosamente amarillos.

- ¡Vaya, Vaya! ese mundo te ha vuelto débil Yuu, te estás volviendo igual de blando que el mocoso de tu hermano...

 En un santiamén Yuu sujetaba con ambas manos el cuello de Hebi haciendo que sus venas se sobresaltaran en su frente, los ojos de ambos se habían vuelto púrpura y entonces recordé la historia que me había contado Midori sobre ''el clan de los ojos púrpura al que pertenecía Kaito''. Ambos parecían más fuertes y la sonrisa de Hebi había sido cambiada por un ceño fruncido, pero aún así este comenzó a aplaudir como loco.

- ¡Bravo! ¡Bravo! después de todo no me decepcionas

- Tenemos un trato, no lo olvides - decía Yuu entre dientes y entonces lo soltó.

Al retirar sus manos del cuello de Hebi los ojos de ambos volvieron a la normalidad, Aki despertaba de nuevo y corrí hasta la jaula en donde comencé a llamarle.

- Aki ¿Me entiendes? ven aquí amigo.

Estiraba el brazo entre los barrotes hasta que logré tocar su brazo cuando un movimiento rápido de su cabeza hizo que me sobresaltara, ahí su cara pálida estaba mirándome con  el único ojo que tenía y los colmillos afilados que salían por entre sus labios lo hacían parecer demoníaco, aún que yo sabía que era todo lo contrario. Me sentía como cuando una madre ama un hijo después de dar a luz, mi ángel cíclope es todo lo que quiero en este momento y le grité con todas mis fuerzas que regresara a mi. 

Cayendo a las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora