Capítulo 2

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El chico era muy callado, demasiado para tener esa pinta de matón, como lo había dicho antes.
Él giró su mirada hacía mí, y levanto una ceja.

- ¿Tengo algo en la cara? – yo no respondí y regresé mi mirada al libro que compartíamos para hacer el trabajo.
-Eres el chico de la moto- hablé, y casi al instante quise sacarme la lengua.
-Tengo una moto, sí- respondió Benjamín dándome su mirada, otra vez. - ¿Cómo sabes eso?
-Pues, -voy a parecer un maldito Stalker -Te vi en tu moto, cerca de la escuela en la mañana.
-Bueno, suele pasar- respondió el volviendo al libro.
-Sí...- pero antes de terminar lo que iba a decir, él me corto.
- ¿Qué puedes hacer cuando vez alguien como yo en la calle? – pregunto mostrándome sus dientes completamente blancos, y sus hoyuelos en lada mejilla. -Lo recuerdas toda la vida.
-En realidad creí que eras un ladrón, por eso lo recuerdo- Matt cierra el maldito pico.
- ¿Y te asustaste?

No respondí, me concentré en mi trabajo. Hace unos minutos había dicho que quería terminar bien este año, para así poder entrar a una buena universidad.

-Y ahora, ¿te comieron la lengua los ratones? - preguntó Benjamín, yo regresé mi mirada hacía él por milésima vez este día.
-No, pero me desagrada el olor a creído.

Benjamín solo se puso a reír muy fuerte. Me gané una mirada de desagrado de parte de Max desde el otro lado del aula. Miré atentamente los brazos de Benjamín, tenía tatuajes, aparte de ser muy fuerte.

- ¿Tengo algo en los brazos? – preguntó mirando, mientras se estiraba en la silla, y ponía sus brazos detrás de su cabeza.

Este chico es demasiado creído.

-Deberías cubrírtelos, hay gente que no les gusta- respondí.
-Le gusto a todo el mundo.

Que maldito asco. El hecho de que un chico sea alto, y con muchos complejos que otros no tienen, no significa que debes ser un maldito creído.

- ¿Qué tanto piensas? – preguntó él, su voz otra vez.
-Nada.

Regresé mi mirada al libro para terminar mi trabajo, eso era lo primordial de ese día.

-Sigues pensando mucho, - el sonido de voz estaba muy cerca de mí, demasiado, diría yo. - ¿Piensas que soy lindo?

Volteé mi rostro, para responder, pero me quedé callado al descubrir lo cerca que estaba de mí.

- ¿O sexy?

- ¡Matt! – me llamó el profesor, molesto. Yo estaba en estado de shock por lo que acaba de pasar. Este chico no sabía a lo que la gente llama "espacio personal"

-Matt me distrae mucho- habló el chico afectado. -Solicito un cambio de compañero.
- ¡Eso no es verdad! – respondí al instante. - ¡Él es el que empezó todo!
-Pruébalo.

Benjamín sonrió en victoria, sabía que, sin el hecho de haber avanzado el trabajo, no podía defenderme en esta situación.

-Mary, ¿podrías trabajar con Benjamín? – pregunto el profesor. Yo solo di un suspiro de alivio.
-Claro, profesor.

Yo tomé mis cosas para regresar a mi asiento, pero antes, tenía un par de cosas que decirle al señor perfección.

-No eres para nada lindo con esa personalidad de mierda que te manejas, y nada sexy con esa forma repulsiva de hablar.

Moví mi cabeza en forma de saludo hacia Mary, quien estaba esperando que yo me fuera, y regrese a mi sitio con Max.

-Es un imbécil- hablé ni bien tomé mi asiento junto a Max. -No entiendo como el profesor puede creerle más a él que a mí.
-Es nuevo, Matt.
-Ya lo sé, es un nuevo imbécil.

Todo el resto de la clase me la pase haciendo bromas con Max, mientras terminábamos el trabajo. Y un par de miradas de parte del diablo tratando de matarme. Si las miradas fueran balas, sería mi muerte, tal condesa en American Horror Story.

La campana anunciando el cambio de hora nos salvó de un gritó de parte del profesor por reírme muy fuerte. Tomé mis cosas y salí del salón de clase, junto a Max. Le avise que compraría un café, y luego lo alcanzaría. Camine rápidamente, hasta la cafetería de la escuela, y pedí un Late.

-Ojalá te atores.

Otra vez, esa voz tendría un espacio en mis pesadillas. Vi como Benjamín tomaba un café normal, junto a una dona de vainilla.

-Ojalá te de diarrea.

Benjamín solo hizo una mueca de medio muero, y tomo su café, mientras tomaba asiento, y me miraba. Yo seguía esperando mi late.

-Creo que espesamos mal.
- ¿Tú crees? – pregunté sarcásticamente.
-Soy Benjamín, y necesito un favor.
-Sé quién eres, no lo tienes que repetir.
-Uno que quiere empezar bien, pero tu sigues con tu mal humor.

Sonreí al chico de la cafetería y tomé mi late y empecé a caminar fuera de la cafetería con benjamín detrás de mí.

-Tú me pones de mal humor.
-No te he hecho nada- respondió él llegando a mi costado junto a su café, al parecer se había terminado la dona.
-Benjamín- dije parándome en medio del pasillo, él me imitó. - ¿Qué es lo que quieres?
-Quería saber si después de la escuela, ¿me la puedes enseñar?
- ¿Qué? – pregunté desconcertado. Él solo hizo una pequeña mueca de satisfacción y burla en su rostro.
-La escuela, Matt- respondió él -Me perdí en la mañana.

Lo pensé, un poco.

- ¿Es la única manera de que me dejes en paz? – pregunté.
-Si es lo que quieres, sí.
-Entonces sí, pero no puedo llegar muy tarde a mi casa...
-Te llevo en mi moto- me corto él, y una mueca de miedo se pintó en mi cara. No te vas a morir, tranquilo.
-Bueno, ahora iré a clase.

Caminé un poco por los pasillos, pero otra vez una mano en mi hombro, y esa voz que, de verdad, estará en mis pesadillas.

- ¿Sabes dónde encuentro ciencias? – Benjamín necesitaba un mapa, urgente, y como yo soy Dora la exploradora.

-Sígueme, me toca esa clase.

BAD CLASSMATE [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora