19 • Hi, Holmes Chappel

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Narrador Omnisciente

4 días después...

—Por favor, nada de fiestas, nada de desorden. En dos días estaré aquí —suspiró Charlie rogándole a Blair y Tiffany quienes cuidarían de la casa mientras ella iría junto a Harry a Holmes Chappel—. No quisiera que mis padres se enteren de esto, en cuanto llegue a Nueva York las llamaré.

Niall había volado a Mullingar la noche anterior y Liam regresó a Nueva York junto a Louis. Noah debió volver a la ciudad ya que sus prácticas como capitán del equipo empezarían pronto y Green al verse solo, también optó por volver.

—Cuídate mucho —musitó Tiffany mientras se abrazaba junto a Blair y Charls.

—Lo haré —asintió ella y las saludó con la mano antes de subirse al auto deportivo de Harry.

El rizado, en silencio, condujo hasta el pequeño helipuerto del lugar. Un hombre robusto los esperaba en la puerta del Jet Privado, Harry ayudó a Charlotte con las maletas y en menos de 15 minutos se encontraban sentados dentro del avión, solos los dos. Charlie miró por la ventanilla y apoyó su cabeza en el hombro de Harry.

Harry abrió los ojos y vio cómo Charlotte dormía plácidamente a su lado, un poco incómoda en el asiento.

—Estamos por aterrizar, señor Styles —anunció Peter, el piloto.

Harry asintió y miró por la ventanilla, de lejos pudo admirar las eternas autovías que separaban a Holmes Chappel del pequeño aeropuerto, aunque nada se comparaba al John Fisheral Kennedy en Nueva York. Charlie se estiró y bostezó cansada.

—¿Hemos llegado? —preguntó con voz de dormida y Harry rió al asentir. El reloj marcaba las 6 de la mañana.

—Si amor —suspiró—. Abrígate, parece qué está nevando aquí —le sonrió el rizado a su novia.

Charlie, cual niña emocionada, miró por la ventanilla y notó que pequeños copos de nieve se habían pegado en el vidrio, sonrió contenta y esperó que el jet aterrizara.
Una vez que las turbinas dejaron de sonar, ambos adolescentes bajaron del avión un poco aturdidos, se adentraron en un Porsche rojo que los esperaba a unos cuantos metros y esperaron que un hombre cargara sus maletas, luego de aquello, emprendieron camino hasta la casa de campo de la familia Styles.

A medida que atravesaban el pueblo, Harry comentaba alguna que otra cosa, se veía muy feliz viendo todos los lugares donde creció. Había algunas tiendas, un parque muy pintoresco y muchísimos árboles muy altos en cada rincón. El deportivo rojo aparcó en una gigantesca mansión muy moderna, iluminada por todos lados y con una enorme piscina frente a la puerta principal.
El chófer abrió la puerta trasera dejando salir a Charlotte quien miraba la casa concentrada cuando una voz femenina la sacó de sus prejuiciosos pensamientos.

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𝗠𝗜𝗦𝗦 𝗡𝗘𝗪 𝗬𝗢𝗥𝗞, 𝗁𝖺𝗋𝗋𝗒 𝗌𝗍𝗒𝗅𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora