El amor, sí, el amor...

2 0 0
                                    


Y allí estaba, un cuerpo que se paseaba sobre la intimidad sugerente de la tarde, entre la sombra tranquila de las azaleas. Su sonrisa era como una metáfora musical y libidinosa de la pasión. En el brillo de sus ojos de almendra, la luz de los sueños que ayer tuve se despojaba de su materialidad. Y mientras su dulce fragancia de azahar se acercaba, unos suspiros acurrucados en un eco eterno, una apertura de caminos, unos pechos desbordantes de deseo, las mil argucias de una ventisca traviesa, un sentimiento tiernamente vitrificado, un alma que canalizaba lo etéreo, un ensayar de instantes que abría mágicos círculos de emoción. "El amor, sí, el amor, es la única esencia que puede contemplar todas las cualidades", dijo ella mientras retiraba de forma coqueta un mechón de cabello que caía sobre su rostro. "Y no solo eso", dijo luego aquella mujer. "No, no solo eso", dije yo, totalmente concentrado en ella. "Porque también, que se sepa...". "Bajo la luz de la luna...". "El amor...". "Sabe contemplar, más que nada, y sobre todo, todas las entregas habidas y por haber". Al escucharme decir aquello ella me tomó de la mano y sonrió.

Intensificaciones de un alma extasiadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora