Presa Por Casualidad - Camren [Traducción]

Capítulo 9

Camila estaba acostada mientras miraba cuadraditos imaginarios en la pared. Sí, el aburrimiento la estaba matando, pero no más que la curiosidad por Lauren Jauregui.

La chica era grosera, seca, fría, sin embargo, se ofreció a ayudar a Camila. Ella también había sido amable, incluso sin darse cuenta. La menor sólo quería entender a esa mujer. ¿Por qué ayudaría a alguien gratuitamente?

Lauren jamás se había involucrado con alguien de esa cárcel, según Maggie. ¿Entonces por qué le diría a todas que estaba con Camila? ¿Para su única protección? Muy extraño.

Lauren la había besado, un beso, delante de todas. Esos labios rosados y tan besables, junto con esa mirada intensa que derretiría cualquier iceberg... ¡No! Ella no debía pensar en eso, se reprendió.

El ruido de su celda siendo abierta la hizo respirar hondo. La mierda sucedería, si tuviera que suceder.

- Hola, novata. -La sonrisa rencorosa en la cara de Beatrice hizo que Camila sintiera un frío pasar en toda su columna vertebral.

- Camila Cabello. -La voz de la guardia hizo que Camila mirara. Era Hamilton.

- ¿Sí? - Camila preguntó bajo antes de mirar a Beatrice. Sus ojos la miraban ansiosamente, esperando que la guardia saliera para poder saldar cuentas. La nariz de la chica estaba vendada y ella tenía un ojo morado.

-Arregla tus pertenencias que en menos de dos minutos vuelvo aquí. - Ella dijo y Camila asintió confundida, a pesar de no tener casi nada. Algunos artículos de higiene personal y su ropa interior.

-Me rompieron la nariz, perra. - Beatrice dijo enojada tan pronto como Normani salió. - Voy a esperar a que Hamilton haga lo que sea aquí en esta inspección de celda y esta noche tu me pagaras. Jauregui verá quién manda en esta mierda. - Camila ni siquiera la miró, el miedo circulaba en cada esquina de sus venas.

-Siento mucho de tu nariz. -Camila dijo bajo, sentándose y arreglando sus cosas en la esquina de tu cama.

-Ah, seguro que no lo sientes, perra. - Beatrice dijo que cruzando los brazos. - No te he dicho que te sientes. ¡Levántate! - impuso y Camila obedeció. - Lauren debería saber que sólo estás con ella por interés, pero deberías haber elegido mejor, muñeca, soy yo quien tiene compradas todas las guardias.

- No todas. - La voz de Hamilton sonó firme y Beatrice la miró asustada. - Cabello, agarra tus cosas y acompáñeme.

-No quise decir que las compro de verdad, señora. Son todas mujeres íntegras. - Beatrice dijo poniendo las manos atrás y Normani mantuvo su expresión imparcial cuando Camila salió de la celda.

- Sé lo que quieres decir y no te preocupes, porque cada mujer integra de esas que citaste le llegará su hora. -Habló, levantando un brazo, haciendo a la policía que tenía los mandos a ver por la cámara de seguridad y volver a cerrar la celda.

- ¿Adónde va? - Beatrice me preguntó confundida.

-No es asunto tuyo. Ocúpate de tus cosas. -Normani dijo impasible. -Por aquí Cabello.

Caminaron dos celdas, hasta que se detuvieron frente a la celda que Camila conocía muy bien.

- Espero que en esta no te metas en problemas. - Normani dijo. - Ellas dos siempre se meten en problemas y por eso las ponen en celdas separadas. Con Beatrice no has estado funcionando, veamos con Lauren. -Habló, abriendo la celda. Camila entró en el ambiente antes de que la celda volviera a cerrarse.

- Gracias, Mani. - Lauren dijo y Normani sonrió.

-juicio, chicas. - Ella dijo, alejándose de allí.

Camila miró confundida a Lauren antes de poner sus cosas en los  lugares correctos.

- ¿Tu... la sobornaste? - Camila preguntó confundida y Lauren rió.

-Una mujer nunca revela sus trucos. - Lauren habló y Camila asintió.

- ¿Puedo, eh, acostarme? - Camila preguntó y Lauren frunció el ceño.

- No necesitas mi permiso para eso, Cabello. - Jauregui habló y Camila rió débil.

-Es que Beatrice a veces...

- No soy ella. - Lauren dijo seriamente y Camila la miro nuevamente.

-Claro, lo siento. -Pidió, recostado en su cama. Su cerebro volvió a divagar.

- ¿Ya estaba en la celda? - Sonó la voz de Lauren y unos segundos después las luces se apagaron.

- Estaba.

- ¿Te lastimó?

-No.

-Hm. -- Respondió con frialdad otra vez, dejando que el silencio se instaurara en el lugar.

-- ¿Por qué me mirabas tanto cuando llegué? - Camila preguntó. ¡Maldición! ¿Era siempre tan estúpida? Pensó.

- No te interesa. - Lauren dijo, y para tu sorpresa, Camila se rió.

- ¿Por qué siempre eres tan grosera conmigo?

- ¿Siempre eres tan idiota como para insistir en hablar con alguien que claramente no quiere hablar contigo? - Lauren preguntó, sacando la cabeza de la litera, sólo para ver a Camila mirarla desde la cama de abajo.

- ¿Y siempre eres la protectora de las novatas que claramente no pidieron tu ayuda? - Camila bateó y Lauren resoplo.

- Sabía que sería un error. -Lauren dijo boquiaberta. -Mañana le pediré a Normani que te envíe de vuelta. Les diré a todos que estás libre y tú que te arregles con Beatrice. Ya me metí en demasiados problemas para oír ese tipo de cosas. - Lauren habló, acostándose bruscamente.

- No, por favor... - Camila lo pidió rápidamente, levantándose para poder ver la cara de la otra chica. - No quise decir que no estuviera agradecida... - Camila se corrigió. - Sólo quise decir que empezaste a ayudarme de la nada y nunca me dijiste por qué, pero sigues tratándome como si no me quisieras. - Ella dijo suspiró. -Eso sólo me deja... confundida.

Lauren la miró antes de apoyarse en su codo y volver a hablar.

-Presta mucha atención a lo que voy a decir: No somos amigas, no somos nada. Yo te ayudé y tú debes estar agradecida, nada más. -Ella habló fríamente. -Sin amistad, sin sonrisas, sin conversaciones sobre nuestras vidas, sin preguntas. ¿Queda claro? - Camila se encogió de hombros antes de volver a acostarse.

- Clarísimo. - La menor respondió. Al menos podría dormir en paz sabiendo que no tendría a una Beatrice tratando de saltar sobre ella durante la noche. Sus ojos se cerraron, pero su mente se concentraba en un solo pensamiento:

Vivirían por un largo tiempo bajo el mismo techo, sin embargo, Lauren se negaba a conversar con ella. Camila no sabía qué era peor: estar sola en una celda, sin nadie con quien hablar durante meses o años, o estar en una celda con una persona que le gustaría mucho hablar, pero no podía.