Una maldición jamás imaginada acechaba al reino. El rey se encuentra desesperado buscando la forma de detener la maldición que los amenazaba. La única forma era encontrar al heredero verdadero del trono real. Lucy era huérfana desde niña, y su único...
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"Unos pasos más"
Las cosas estaban volviendo lentamente a la normalidad, o al menos así era para todos en Fiore. Porque después de la muerte del rey y el luto en todo el reino, los ciudadanos podían respirar más tranquilos y sentir un poco más de felicidad en sus vidas luego del anuncio realizado por el consejero real.
La semana entrante, un nuevo rey será coronado y por ende, una reina. Después de tantos años.
Lucy sonrió un tanto tímida al sentir sobre ella la mirada de las personas en aquel lugar. Muchos le agradecían por variadas cosas y otras simplemente se dedicaban a observarla como si fuera una diosa. La anciana Calice le ayudó a avanzar hasta el local que las había congregado ese día. La tienda de mascotas. Lucy había realizado hace unos meses una visita al refugio animal de Crocus, como parte de sus actividades como princesa, y por lo tanto había tenido el agrado de conocer a la dueña de aquel bonito lugar.
Nada más entrar, pudo escuchar a los pequeños maullar por todo el lugar, y es que allí había solo mininos esperando un dueño, y la mayoría de ellos habían sido rescatados de las calles llevados al refugio para un chequeo médico y luego llevados a la tienda en la espera de una adopción. Tanto la anciana como Lucy sonrieron al ver a Millianna, la dueña de aquel local, una amante indiscutida de los felinos.
—Su majestad —dijo la mujer de cabellos castaños al percatarse de sus clientes. Lucy avanzó hasta ella para saludarle—. Ha pasado mucho tiempo, es bueno verla por aquí —añadió.
—No he pasado solo a saludar —dijo Lucy recorriendo el lugar con la mirada—. Busco una mascota especial, alguna que pueda traer felicidad a quien sufre —explicó. Milliana le miró unos minutos, a pesar de su rostro cálido como la primera vez que le vio, Lucy parecía un poco decaída y triste. Sonrió, creía tener la mascota perfecta para alguien como su majestad Natsu, porque si bien pensaba, Lucy buscaba un gato que regalarle a su esposo, quien más sufría en esos momentos.
—Creo que este puede ser perfecto —dijo luego de unos minutos. Lucy miró al excéntrico gato azul que dormía en brazos de la joven—. Su nombre es Happy, y es una raza poco conocida que procede de Edoras —añadió entregándole al minino que comenzaba a despertarse. Lucy lo tomó en sus brazos como si fuera un preciado regalo, el pequeño Happy abrió entonces sus ojos y maulló tiernamente.
—Es perfecto —dijo la rubia esbozando una sonrisa. Y esperaba que Natsu pudiera sentirse igual de feliz que ella al tener al animal en sus brazos.
Entró con cuidado en la habitación. Natsu no estaba a la vista por lo que debía estar en el baño, cerró la puerta sin hacer ruido y caminó hacia la cama donde se acomodó. Happy no dejaba de removerse en sus brazos, seguramente deseoso de poder recorrer su nuevo hogar. Soltó una risa pequeña jugueteando con el gato, sin percatarse de la presencia masculina tras su espalda.
