Una maldición jamás imaginada acechaba al reino. El rey se encuentra desesperado buscando la forma de detener la maldición que los amenazaba. La única forma era encontrar al heredero verdadero del trono real. Lucy era huérfana desde niña, y su único...
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"Pasado"
Lucy tembló de frío en cuanto bajaron del avión. Hargeon era una ciudad muy fría en invierno y eso podía comprobarlo en esos momentos. Natsu avanzó frente a ella tirando de su mano, al parecer el joven estaba deseoso de poder ingresar al vehículo lo más rápido posible para evitar así las frías corrientes de aire que le golpeaban el rostro.
El viaje desde Crocus había sido corto y según lo informado por Gildarts, llegar a la Fressia tardaría al menos unas cuatro horas desde la ciudad portuaria. Natsu le había comentado sobre aquel lugar, la familia real no lo visitaba a menudo porque su padre se excusaba diciendo que se sentía mal de salud cada vez que pasaban allí una temporada. Debido a eso, Fressia era la única residencia real que no había sido renovada. Lucy insistió en que quería visitar aquel poco frecuentado lugar cuando Natsu, pensándolo mejor, le propuso pasar esos días en Tenrou Island.
Pasó el camino dormitando en su asiento y gruñó molesta cuando llegaron a su destino. Abrió los ojos cansada y observó la magnífica construcción que se extendía frente a ella. Por un momento imaginó que sería una casa de veraneo común, como una de las pintorescas casas a orillas del mar que solía ver en televisión. Pero definitivamente la familia real no escatimaba en gastos... cuando podrían invertir aquello en el bien de la comunidad.
Fueron recibidos por quienes se encargaban de mantener ese lugar. Un reducido grupo de sirvientes que aun sin recibir a sus dueños en casa, mantenían el lugar limpio y ordenado, casi como el palacio imperial.
—Sus majestades, hemos preparado su habitación —dijo la doncella dirigiéndose a ambos una vez que comenzaron a transportar sus equipajes al segundo piso. Lucy se tensó sintiendo el sonrojo en sus mejillas, tal vez sería bueno dar el siguiente paso con su esposo.
—Mi esposa desearía tener privacidad en su propia habitación —se adelantó a decir Natsu, intuyendo que tal vez Lucy no se sentiría preparada aun para estar con él. La doncella los observó a ambos confundida y luego asintió llamando a sus compañeras para que prepararan una nueva habitación para la reina.
Lucy sintió entonces una punzada de rechazo por parte de Natsu. Pero intentó disimular en cuanto Mira llegó a su lado. Su habitación era de lo más hermosa, a pesar de haber sido preparada con tanta rapidez. El diseño antiguo aún podía apreciarse en toda la estancia. Había una hermosa cama de cuatro postes entre dos ventanales, un armario robusto de color violeta y junto a él, un tocador con espejo ovalado, un sofá junto a la chimenea y la mesa del té en la misma zona. Sonrió encantada dejándose caer sobre el acolchado.
—Como es una casa antigua, no tiene calefacción central, por lo tanto el único medio de calefacción será la chimenea —informó Mirajane mientras las doncellas comenzaban la labor de encender el fogón. Lucy asintió con el rostro aún enterrado entre las almohadas. Había pasado su niñez en el orfanato casi siempre temblando de frío en las noches de invierno. Desgraciadamente el lugar solo tenía el fogón de la cocina y la estufa en la sala principal, el resto de las habitaciones eran frías y los niños debían arroparse para irse a dormir.
