C a p í t u l o | 3

121 15 20
                                    



Un chico alto estaba parado en la entrada acomodándose la americana,  que le pegaba muy bien. Sus ojos claros por lo que pude ver, el cabello ondulado y corto, pero bien peinado. Bueno, por lo menos se tomó el tiempo de vestir bien para su propia fiesta. Por cierto, ¿Quién llega tarde a su propia fiesta?

La señora Danburry soltó un suspiro medio de alivio-medio molesto y se disculpó antes de tomar del brazo a su hijo y alejarlo un poco del ambiente. El señor Danburry por su parte se mantuvo parado frente a nosotros, como si le tuviera sin cuidado, como si fuera una costumbre de su hijo llegar tarde siempre y ya no le sorprendiera.

Estaba demasiado ocupada viendo el intercambio tenso de palabras del cumpleañero con su madre, así que casi me ahogué con mi propia saliva al ver entrar a alguien más por la puerta.

No. Puede. Ser.
El mundo es MUY pequeño.

—... Jamie.

Apenas alcancé a oír a uno de mis padres decir mi nombre, regresé mi atención a la conversación, apartando la mirada del chico que se dirigía en pasos largos al rescate de su amigo.

—Disculpen ¿Qué decían?

El señor Danburry sonrió.

—Podemos visitar las bodegas si gustan —ofreció.

—¿Ahora? —preguntó Gabe.

—No veo por qué no.

Mis padres se comunicaron con la mirada y decidieron ir. Antes de marcharse con Jack se giró y me preguntó:

—¿No vienes, Jamie?

—Preferiría quedarme aquí, gracias Señor Danburry —respondí tratando de no desviar la mirada hacia Braeden.

—Volveremos enseguida, cariño — dijo Elliot.

No dejé pasar un solo segundo, caminé en dirección a la barra a pedir una copa de vino. Desde la distancia podía distinguir que Braeden había bajado la tensión de la señora Danburry, hasta se le veía sonriente. Por favor.

Tomé la copa de vino bebiendo un trago al tiempo que maquilaba un plan de escape en mi cabeza. Necesitaba salir de aquí sin que me viera. ¿Sabes esas veces cuando te gradúas y tiempo después te topas con algún conocido en un lugar random y no quieres que te vea? Así me sentía ahora.

Si no fuera porque él estaba aquí, intentaría interactuar con la gente de la fiesta, pero parecían todos tan estirados que no me sentí segura de poner mantener conversaciones de más de dos minutos con nadie.

Dejé la copa sobre la barra apunto de irme cuando el cumpleañero se acercó a pedir un trago y me saludó casualmente.

—Te he estado observando hace unos minutos —dijo con una sonrisa ladeada y su mirada brillante, claramente coqueteando.

Por el rabillo del ojo vi que Braeden seguía platicando con la señora Danburry, pero ahora había todo un círculo de personas con las que mantenía la conversación.

—¿Disculpa?

—Es solo que resaltas entre la multitud porque pareces incómoda.

—Ah —es todo lo que dije.

Viéndolo de cerca me di cuenta de que era bastante atractivo. En otras circunstancias quizá le coquetearía un poco, pero él tiene razón, me estaba sintiendo incómoda.

Noté su mirada recurrente en mi, y decidiendo que no quería verme patética, traté de relajarme un poco.

—Lo siento, debí presentarme antes. Me llamo Luc, gusto en conocerte —dijo tendiéndome su mano en un saludo.

La excepción a la regla © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora