Wasabi observaba en silencio el cuerpo petrificatdo de Honey, junto a Cass, que trataba de hacer una fogata en medio de ese bosque, a las afueras de la cueva. Los chicos aún no llegaban, pero mantenían la esperanza de que todo resultase bien en medio de todo ese desastre. El de piel morena era quién parecía más afectado por la baja de la rubia, chica por la cuál sentía algo más que amistad pero, debido al fracaso y por no llegar a ser como Tadashi, jamás lo dijo. Ahora, en medio de la nada, solos, ella estando en un estado prácticamente vegetal, a Wasabi se le venía el mundo encima, con adrenalina sumamente extrema.
Se sentía algo torpe, inútil, siendo un enfermero cuando bien podía ir a buscar los gigaremos con los demás y dejar que Cass cuidase de la rubia; pero ¿quién cuidaría de la tía? Era su labor, ser siempre el guardaespaldas, el que nunca cogia situaciones peligrosas por temor a que pasarán cosas malas, y sin quererlo, ya habían pasado miles y miles, estando bajo el caparazón.
-Honey, ojala estuvieras aquí... -Dijo en voz baja.
Cass, que apenas y podía comer a causa de los nervios, se adentró a dónde estaban los dos jóvenes, viendo postrada en el suelo a la muchacha inmóvil, con una expresión de susto.
-He visto como la miras.
-¿Qué? –Wasabi se giró, Cass se mantenía a su lado con la mano en su hombro.
-Sé ve que la quieres, mi niño. Estás aquí, a su lado, esperando que ocurra un milagro para que deje de estar de ese modo..
Al de piel morena se le apagaron los ojos, no creía que era tan obvio, a menos de que fuese algo relacionado con la limpieza.
-Tranquilo.. Seguro ella, al final se da cuenta de tu presencia.
La señora Hamada se sentó junto a él, frotándose las manos. Ya casi anochecia.
-Eso espero, señora Cass.
Los grillos dieron inicio al anochecer; el sol poco a poco se escondía en el horizonte dándole paso a la brillante luna. Ninguno del cuarteto daba señal de aparecer en toda la oscuridad, lo que preocupaba mucho a los dos que hablaban en la cueva. No obstante, cuando creyeron que estarían perdidos, el grito de Fred desde la lejanía alertó.
-¡Chicos! –Fred entró a la cueva acompañado de su ahora novia, Gogo.
-¿Qué sucedió? ¿Han conseguido un gigaremo? –Preguntó Wasabi.
-Si. Aquí está en cristal. –Lo sacó de su bolsillo, emanaba un destello capaz de iluminar la cueva más que la misma fogata. El rostro de Gogo se vio distorsionado por el humo que salía de las ramas.
-Pero, aún faltan otros. ¿Hiro y ______ no están?
Cass negó.
-No. No han llegado. Me preocupa que les haya pasado algo.
-Este bosque es muy grande. Seguramente están buscando más gigaremos por la facilidad que tienen al volar con Baymax.
-Eso espero... -La tía Cass habia perdido todo su esplendor. Apenas y se podía reconocer. Lo sucedido habia cambiado una cosa de cada uno.
-¿Quieren comer? –Fred quisó cambiar tema al notar el ambiente pesado.- Trajimos varias frutas frescas.
El pequeño grupo se reunió, sin dejar a Honey, haciendo un circulo con ella incluida.
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-¿Hiro? –La peli (c/c) caminaba tras el líder de los grandes héroes, pues se rehusaba a volar encima de Baymax sin razón alguna.
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Quédate Conmigo. (Segunda temporada de: Quiero que Regreses)
FanfictionHace 3 años Hiro Hamada volvió a la vida gracias a la maquina qué el originó y fue construida por _____. Hace 3 años los Grandes Héroes resurgieron de las cenizas para devolverle la tranquilidad a la ciudad de San Fransokyo. Pero, ¿Que pasaria si e...