3.- Giro inesperado

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3.- Giro inesperado

Era una mañana particularmente fría, cualquiera desearía seguir cubierto por las mantas y frazadas de su cama en lugar de levantarse a los cinco de la mañana, sin embargo, Lan Xichen al escuchar el despertador se puso de pie de inmediato y se dirigió a la ducha para iniciar su rutina.

Mientras el agua recorría su cuerpo, pensaba vagamente en lo que había soñado durante la noche. Había sido un grato sueño que lo llevó a días de su pasado: llevaba dos meses trabajando con Jiang Cheng, no habían conseguido ningún trabajo particularmente bueno, solo siendo extra en un par de producciones.

A veces tenía la creencia de que la vida hubiese sido mejor si se hubieran rendido en ese entonces, Jiang Cheng hubiese vuelto a la empresa de sus padres, él seguiría actuando en teatros desconocidos y solo serían conocidos. No, Lan Xichen sabía a la perfección que no se hubiese permitido ser solo un conocido de aquel orgulloso hombre, habría trabajado para ser su amigo, invitarlo a salir y con el tiempo, quizás, ser pareja. Ahora que era un actor reconocido, esa posibilidad se veía cada vez más solo como una loca fantasía de su imaginación.

Se terminó de bañar y siguió con su rutina: tender la cama, preparar su desayuno y hacer ejercicios de elongación. Se sentó en su sofá, sabía que debía repasar las líneas de un personaje que interpretaría en unas horas, pero estaba a gusto recordando los viejos días con Jiang Cheng.

Aquellos primeros dos meses de trabajo, Jiang Cheng se había negado a recibir paga por más que Xichen insistiera, siempre le decía "No es correcto pagar a alguien que no realiza su trabajo", el mayor se molestaba al escuchar eso, sabía perfectamente que su representante estaba trabajando y se esforzaba más que cualquier persona que conociera, era solo, que para él, el trabajo solo tenía sentido una vez que se veía un logro.

Pensó muchas veces que Jiang Cheng renunciaría y abandonaría todo en los primeros días, sin embargo, se quedó, se frustraba y estresaba, pero se mantuvo junto a él. Aquella actitud que algunos llamarían terquedad fue lo que terminó por cautivar el corazón del actor, simplemente era increíble que existiera alguien que se mantuviera tan firme a su palabra.

Una llamada lo sacó de sus pensamientos y sonrió al ver de quien se trataba.

—Buenos días.

—Buenos días Xichen ¿Cómo va la mañana?

—Tranquila, Jiang Cheng debería llegar en 15 minutos ¿Y tú cómo estás? ¿Qué haces llamando tan temprano, A-Yao?

—Voy camino a una grabación, el viaje será algo largo, podría ir durmiendo mientras conducen, pero pensé en molestarte un poco ¿Cómo van las cosas con tu representante?

Jin Guangyao era su mejor amigo, y como tal, era de las pocas personas que sabían su secreto de que estaba enamorado de su representante, el problema era que siempre que quisiera molestarlo, sacaba aquel tema a flote.

—Bien, las cosas van como siempre, ayer practicamos vals.

—¿Vals? Que romántico, pero de seguro fue por un personaje ¿No?

—No sé porque preguntas si sabes la respuesta. Pero aunque sea por un personaje... —la continuación de su oración quedó en el aire al escuchar que se abría la puerta de su casa. —Hablamos después, adiós.

Sonrió con suavidad al ver que Jiang Cheng entraba a su casa, y completó en su mente aquella frase que dejó en el aire, aunque sea por un personaje, pude estar cerca de él.

Hablaron de trivialidades camino al trabajo, si era honesto, no estaba realmente atento, así que respondía automáticamente con monosílabos.

La verdad ya no sabía qué más hacer para llamar la atención de Jiang Cheng, durante estos tres años había intentado lo que más podía, siempre que le pedía practicar líneas, seleccionaba solo escenas románticas: confesiones, citas, juramentos, etc. Cuando debía aprender alguna nueva habilidad para que su actuación fuese mejor, ya sea baile, tocar instrumentos, cocinar, siempre le proponía a su representante aprender juntos. Lo había invitado una infinidad de veces a salir un día que tuviesen libres "a pasear como amigos", aunque siempre era rechazado, el menor ni siquiera dudaba en su respuesta, ya se había vuelto una oración predeterminada: no quiero ir por ahí escapando de los paparazzis.

¿Cómo conquistar a un adicto al trabajo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora