15. Scared

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Ver como dos de mis mejores amigos se besaban como si el mundo estuviese a punto de acabarse no era plato de buen gusto, aunque he de reconocer, que al principio chillé como si estuviese viendo un drama en persona.

Seungcheol tenía el pelo alborotado, con las puntas dirigiéndose hacia cualquier parte mientras que los dedos de Jihoon lo agarraban, arañaban y soltaban para volver a empezar. A lo que, tristemente no podemos olvidar, el acompañante de Coups, el cual observaba todo con la boca abierta.

Podía imaginarlo, acababa de conocer por una aplicación a Seungcheol, una oportunidad que solo se da una vez en la vida, un chico guapo, inteligente, independiente y todos los calificativos positivos que puedes imaginar en un hombre, representados en la vida real y, entonces, en medio de la cita que marcha a las mil maravillas, aparece un chico de metro sesenta, con cara de mala leche y borracho como una cuba y le pega un morreo de infarto en tus propias narices. Definitivamente la cita no estaba yendo del todo bien. No para el desconocido, al menos.

Sin embargo, como ya os conté anteriormente, la vida le gusta pensar que soy una simple broma, algo de lo que reírse, algo para no tomarse en serio. Porque si no, no me encontraría paseando por mi cuenta de twitter para poder contarle a Min todo lo ocurrido con Jihoon –ya estábamos en esa fase en la que hablábamos sobre cualquier pequeñez que nos ocurría en nuestro día a día –cuando me encontré su tweet. Él me había nombrado e intenté pensar durante unos segundos las posibilidades que existirían de que él conociese a un Jeon Wonwoo que no fuera yo pero, una vez más, me sentí engañado y posiblemente algo defraudado.

Min sabía quién era yo y eso en cierta forma me asustaba, ¿cómo habría conseguido esa información? ¿Sabría también dónde vivo? Tal vez intentaba ver a través de mi ventana lo que hacía en mi hogar o quizá simplemente estaba planeando como colarse a través de esta y aparecer al lado de mi cama mientras que yo estuviese durmiendo. Por el amor de dios no soy un santo y no voy a mentir e intentar defenderme del hecho de que yo mismo imaginé que un día despertase con Min justo ahí, con sus ojos cerrados y la piel bañada por el sol delante de mí. Pero, definitivamente, no quería que fuese porque no estaba bien de la cabeza y había conseguido información de mi vida privada de formas definitivamente ilegales.

―Won, ¿estás bien? ―preguntó Mingyu. Se veía realmente preocupado así que posiblemente me viese tan agobiado como me sentía.

―¿La verdad? No. Necesito irme de aquí, ¿puedes decirle a Seungcheol que lo acompañe? Da igual, no importa, posiblemente duerman incluso juntos esta noche. Simplemente... Simplemente dile a Jihoon que he vuelto a casa porque no me enc-. ―Mingyu me agarró por los hombros y, de un momento a otro, paré de parlotear.

―Cálmate, ¿vale? Mi turno se acaba en... ―Miró su reloj de muñeca durante unos segundos, calculando mentalmente. ―Cinco minutos. No creo que sea apropiado que vuelvas a casa solo en este estado, así que vas a acabarte esa cerveza que posiblemente te siente muy bien o muy mal, mientras que yo cojo mis cosas y nos vamos juntos, ¿está bien?

―No, pero de cualquier forma me das el suficiente miedo como para hacerte caso.

―Esa es la respuesta que esperaba. ―murmuró con una sonrisa mientras que despeinaba mi cabello con una mano y se giraba para volver a la barra.

Tomé mi cerveza de un trago como Mingyu me mandó y, con paso nervioso y dudoso, me dirigí hacia mis dos amigos que aún seguían conectados por, ¿era eso un hilo de baba? Iugh.

―J-Ji. ―Me aclaré la garganta esperando llamar la atención de ambos, cosa que no funcionó, por supuesto. Mierda, cortarle el rollo a Jun era mucho más fácil. ―¡Jihoon! ―grité. El mismo se separó como si hubiese explotado su propia burbuja, cosa que no le había gustado.

I'm not your fan! [MEANIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora