25. video

696 92 17
                                    

Parecía haber vuelto al pasado, acompañado del nerviosismo al estar a solas con Mingyu, el silencio sintiéndose pesado como si realmente estuviera soportándolo sobre mis hombros. Necesitaba hablar mientras que lo observaba dando vueltas por el salón, jugueteando con mis propios dedos en un intento de relajarme bastante estúpido.

―Oye, Mingyu... ―Este se detuvo al oír mi voz, pero simplemente se quedó observando el cuadro que recibí de youtube para celebrar los millones de seguidores que acababa de conseguir. Parecía que habían pasado años desde la primera vez que lo vio, cuando nuestras vidas dieron un giro de 180 grados, a pesar de que solo habían sido un par de meses. ―Yo... siento las molestias de hoy, además la forma en la que te hablé anoche... Yo realmente lo siento.

―Es mi culpa. ―murmuró, haciéndome sentir el nudo que se amueblaba en su garganta, asfixiándolo e impidiéndole hablar.

―¿De qué estás hablando? Nada de esto es tu culpa fui yo quien gritó Beanie en un lugar lleno de personas, debería de haber sido más cuidadoso sabiendo que todo esto podía pasar.

―Si yo no te hubiese mentido sobre Min, si no hubiese ocultado la verdad... No hubiese habido necesidad de que tú lo gritaras. Quizá... Quizá tú me hubieses aceptado tal y como soy y ahora no tendría que aguantarme las ganas de tocarte cada vez que te veo, tampoco nadie sabría quién eres realmente.

―Puede ser... Pero no hay forma de que lo sepamos ahora así que lo mejor será que intentemos vivir el presente lo mejor que podamos. ―Mingyu suspiró, parecía más cansado incluso que cuando estaba en época de exámenes y cayó a mi lado en el sofá cerrando sus ojos, masajeando su ceño intentando eliminar las arrugas que habían nacido con la preocupación.

―Yo... quisiera que nos diésemos una oportunidad. ―Pude sentir como se congelaba a mi lado al escuchar mis palabras, a excepción de su pecho que se movía rápidamente en busca de oxígeno.

―¿Qué? ―murmuró secamente.

―Quiero que nos demos una oportunidad, no a Min y Beanie, sino a Mingyu y Wonwoo. ―Al fin abrió sus ojos, buscando en los míos alguna pista sobre la veracidad de mis palabras y, posiblemente lo que encontró pareció agradarle por la forma en la que su mirada se cristalizó y sus labios se estiraron en una amplia sonrisa.

―Me encantaría, Wonwoo. ―arrulló con sus ojos entrecerrados y su nariz jugando con la mía, haciéndome cosquillas. Sus labios rozaron los míos, pidiendo permiso a pesar de que habíamos dado varios pasos más allá hacía unas cuantas noches. Pero esta vez se sentía muy diferente, más seguro sobre nuestros propios sentimientos, los mismos que se encontraban a flor de piel. Un simple roce parecía demasiado, la electricidad corriendo junto a nuestra sangre a lo largo de nuestro cuerpo.

Mingyu soltó una pequeña carcajada, uniendo sus labios intentando esconder una sonrisa y apareciendo unos pequeños hoyuelos a los lados haciéndolo ver adorable. Posiblemente estaría pensando que aquello destruiría el momento; sin embargo, yo solo tenía más ganas de besarlo. Nuestros ojos no paraban de pasearse a lo largo del rostro del otro, como si fuese la primera vez que nos veíamos.

―Realmente me gustas Mingyu.

―Te quiero tanto...

El beso fue lento e incluso me atrevería a decir torpe por culpa de todos los sentimientos que sacaban lo mejor de nosotros mismos. Sus manos ahuecaron mi rostro con delicadeza mientras que las mías recorrían su nuca y muslos como si no supiera qué hacer. Si había una forma de describir aquel momento era dulce, posiblemente lo más romántico que había vivido en toda mi vida.

Después de lo que podrían haber sido horas, pero simplemente se sintió como un par de minutos, nos separamos. Mingyu apoyó de nuevo su frente sobre la mía, aún sin atreverse a abrir los ojos. Sus pestañas eran tan oscuras y largas que me hacía sentir envidia. A aquella distancia podía ver la perfección en cada marca de su rostro, cada pequeño lunar y lo que podrían ser heridas de  su infancia, no era un secreto para nadie que ese chico era un desastre con patas.

―Gracias por quedarte a mi lado a pesar de no merecerte. ―susurró antes de picotear mis labios a lo que yo sonreí y negaba con la cabeza tímidamente.

Antes de poder decir algo más, mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo de manera insistente y, sabiendo de quien podía tratarse, lo mejor era que lo atendiese rápido.

―¿Wonwoo? ―chilló Jihoon. ―Dios, ¿estás bien?

―Sí, Ji, estoy bien. Mingyu vino al restaurante en el que me encontraba encerrado y Jun y Soon vinieron en coche a por nosotros y nos trajeron a casa. ―Él soltó un suspiro mientras que se escuchaba a Seungcheol de fondo acompañándolo con palabras de alivio.

―No sabes lo preocupados que estábamos, si no fuera porque mandaste ese mensaje habríamos vuelto a casa en ese mismo instante.

―¿De qué estás hablando? Estás en tus vacaciones y tienes que disfrutarlas, ya me las arreglaré.

―Y... ―murmuró ahora mucho más bajo. ―¿Qué harás ahora? Ya todo el mundo sabe quién eres y no podrás quedarte encerrado para siempre.

―Lo sé y... Creo que ya sé la respuesta, pronto lo sabrás. Disfruta del resto de tu viaje, ¡manda saludos a Seungcheol de mi parte!

Mingyu me esperaba con esa sonrisa en sus labios y yo no pude evitar las repentinas ganas de besarlo. Cuando me separé, miré durante segundos a sus ojos brillantes, justo antes de hablar.

―Ey, Gyu, ¿qué te parecería grabar un vídeo conmigo?

―Ey, Gyu, ¿qué te parecería grabar un vídeo conmigo?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

FIN

¡No os preocupéis, habrá epílogo muy pronto!

I'm not your fan! [MEANIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora