I'm not your fan! [MEANIE]

13. Bat

Kim Mingyu era una persona extraña. Al principio parecía frío y calculador, algo gruñón y muy misterioso. Siempre vistiendo ese ceño fruncido y marcando su mandíbula como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por no lanzarse sobre ti, de una mala forma por supuesto, de lo contrario, no me quejaría; sin embargo, después de todo lo ocurrido y hacernos algo más cercanos resultó ser todo lo contrario.

Kim Mingyu era torpe, siempre rompía todo lo que le rodeaba y, si no tenías el suficiente cuidado con él, pasaría más tiempo en el suelo que sobre sus pies. Era ruidoso, tanto, que a veces sentía que mi cabeza explotaría por culpa de su voz. Le gustaba la comida, sí, la comida en general, tanto cocinarla como disfrutar de un buen plato, uno detrás de otro, claro.

Pero, si había algo que llamó mi atención, fue la diferencia entre su aspecto físico y su forma de ser porque, por su altura desmedida y sus anchos hombros, no dirías en un primer momento que escondía a un joven tímido y que se sonrojaba con facilidad.

Como en estos momentos en los que Mingyu estaba tan avergonzado que pensé que en cualquier momento podría desfallecer.

―Y-Yo... p-pensé que... B-bueno. ―tartamudeó mientras que su visión se paseaba por cualquier lugar del restaurante excepto en mi cara. ―La verdad es... Que desde que te vi por primera vez pensé que te veías como alguien frío. Así que yo... Simplemente lo, ¿intuí?

―Oh. ―respondí con tristeza.

No sabía por qué me deprimía el hecho de que aquella fuese la respuesta de Mingyu. En realidad, sí que lo sabía, pero no quería aceptar cuál de las opciones era más estúpida.

1. Mingyu había pensado que era frío. Que mi madre me dijese que debía de sonreír más y así cambiar mi cara de pasa era una cosa y otra muy distinta era que él también lo pensara. Era como si aquello se volviese una afirmación universal más que la simple opinión quisquillosa de mi madre.

2. Mingyu no era Min. Desde que Jihoon dio aquella alocada idea había esperado en secreto que los dioses, los astros o quien sea que trabaje en esto de las casualidades me ayudase en esta ocasión. Quizá si Mingyu y Min fueran la misma persona se solucionarían muchos de mis problemas porque quizá todo aquello era una estupidez y yo no encajaba con él tanto como habría pensado a través de los mensajes que intercambiábamos y podía pasar página de una vez. Porque, definitivamente, no podía ver de otra manera a mi vecino.

―Gracias por haber salido conmigo, Won, ha sido muy amable por tu parte. ―murmuró mientras que jugaba con sus propias llaves de casa, parado enfrente de mi puerta. ―Ya sabes, acordándote de que hoy acababa mis exámenes y eso.

―No tienes que agradecerlo, aunque no sea una gran compañía, tú merec-

―Has sido genial. Quiero decir, la cena y todo. ―Me interrumpió a lo que nos dejó a ambos con un par de sonrisas y quizá la suya era una simplemente tímida, sin nada más de trasfondo, pero pondría la mano en el fuego para asegurar que la mía se veía completamente estúpida en mi cara.

―Vaya, gracias. Supongo que ahora sí deberías descansar, así que... ―Tomé la puerta entre mis manos, intentando no alargar el momento tan torpe. ―Buenas noches, Mingyu.

―Espera. ―dijo rápidamente, evitando que acabase de cerrar, con su pie. ―Yo... Bueno, solo quería decirte que no es necesario que vengas a ayudarme con la limpieza y eso. Ahora comienzan las vacaciones de verano así que tengo un par de meses de descanso antes de la vuelta a clase, así que tendré más tiempo para poder hacerlo por mí mismo.

―Está bien. ―susurré con una pequeña sonrisa.

Así que se acabó, ¿eh? No más limpieza, no más razones para pasar tiempo con Mingyu.

―Tu secreto está a salvo conmigo si es lo que te preocupa. ―murmuró en mi oído, haciendo que cada pequeño vello se pusiera de punta, pinchando en mi piel.

Ni siquiera lo había pensado, ni por un segundo la idea de que él dijese todo se había cruzado por mi mente.

―Lo sé, sé que no lo harías.

―Perfecto. ―contestó con lo que parecía un suspiro de alivio. ―Entonces... Buenas noches.