Come out and play

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Los inviernos en Swellview eran intensos, los vientos eran imparables y la blanquecina nieve marchitaba cualquier tipo de evidencia de la estación anterior a ella. Henry lo detestaba, no soportaba el frio infernal, ni vestir ropa que le impida moverse con libertad, tampoco como el sol se ocultaba y volvía su piel pálida, cosa que a el no le gustaba para nada. Además de que las misiones como Kid Danger eran lo peor en aquella epoca, la versión de invierno de su traje y el del Capitán Man no los abrigaba para nada.

- ¡Henry!- Piper entró emocionada en su habitación, interrumpiendo su comoda lectura. El chico levantó la vista y observó a su hermanita. Estaba vestida de forma muy abrigada, tenía unas botas que lucían calentitas, un abrigo enorme color beige, más una bufanda rosa, sus pantalones de invierno tenían estampado de corazones y en su cabeza lucia una gorra de lana gris que cubría sus orejas. El chico lo miro con los ojos entrecerrados.

- ¿Iras a algún lado?- preguntó acurrucandose aún más en su cama. La rubia lo miro molesta.

- ¿Lo olvidaste?- Henry la miró sin entender por un segundo, para luego girar su cabeza a la mesita de noche al lado de su cama. Efectivamente, su calendario marcaba el 10 de enero.

Henry frunció el seño molestó consigo mismo, cada año en Swellview se realizaba un festival de invierno cerca del lago, la festividad era muy conocida. Habían variados juegos con respecto a la estación helada, competencia de armar muñecos de nieve, se hacían pequeñas montañas para que los jóvenes hagan snowboard y patinaje. Era algo grande y divertido, todos asistían, pero Henry no. El frío para el significaba quedarse un buen tiempo en cama, beber café caliente por la mañana, ver series y leer uno que otro libro. Pero había prometido a su hermana que la llevaría, debido a que sus padres no tenían tiempo en absoluto, el debía hacerse responsable de entretener a Piper.

- Dame diez minutos, estoy contigo enseguida.

La menor rodo los ojos y salió dando fuertes pisadas, demostrando su molestia.

Henry suspiró abatido y salió de la comodidad de su cama, sintió el frio recorrer su espina dorsal al tocar el piso con sus pies desnudos. Caminó perezoso hasta su armario y se vistió con las poca ganas que tenía. Al terminar, bajo con su hermana a la sala, ambos se despidieron de su padre que acababa de llegar y caminaron en silenció hasta el lago. El chico iba escondido detrás de su bufanda roja, el viento fresco golpeaba sus rostro con fuerza, observo a Piper, que miraba los arboles cubiertos de nieve, ella parecía a gusto con el aquella atrocidad de clima. Estaban por pasar la casa de Charlotte cuando Piper lo agarró del brazo, deteniendo su paso.

- Espera un segundo- sacó su celular y envió un mensaje a alguien, minutos después, una alegré Charlotte salió de su casa con un trineo de madera en sus brazos.

Henry la miro de pies a cabeza, sorprendido de que aún con aquel frio ella luzca tan bien. Unos pantalones oscuros de lana, con botas color marrón, un enorme abrigo negro, unos guantes grises también de lana y su cabeza adornada por una gorra blanca de la cual salían sus rebeldes rizos. Ella le dedico una dulce sonrisa y Henry sintió la calidez en su pecho a pesar del frío.

- ¡Vaya! Lograste que el oso acabe su hibernación- comentó divertida colocándose una bufanda del mismo color que su gorro. El único hombre rodó las ojos.

- Lo se, fue difícil pero lo logré- siguió su hermana, empezando a caminar con la morena, dejando atrás a su hermano.

- Muy gracioso.

Las chicas soltaron una carcajada al oírlo, el chico negó con la cabeza y siguió a ambas jóvenes. Se sentía un poco ajeno a las jovencitas, ambas hablaban del evento de patinaje sobre hielo del año pasado, el no podía aportar nada a la conservación, pues no había asistido el año anterior, ni el anterior a ese. Se concentro en el blanco camino hasta llegar al lago. Henry tenía que admitirlo, Swellview se molestaba en escatimar gastos cuando de esta clase de eventos se trataba. La luces de colores bañaban la nieve por todos lados dándole un toque mágico al lugar, los puestos de juegos y comida eran coloridas, generando un gran contraste con el color apagado de la nieve. Las personas se veían felices patinando en el lago, jugando con la nieve y comiendo golosinas. El espíritu era pegajoso, pero no para él. Charlotte y Piper fueron corriendo hasta la pequeña montaña, el solo rodo los ojos, yendo a un puesto de chocolate caliente.

Chenry/Jaele - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora