❤️ Nada es lo que Parece ❤️

❤️ Las mejores vacaciones ❤️

-¿Cual es tu definición de felicidad?-

-Los momentos que eh pasado junto a ustedes en estos días, y más a tu lado Elizabeth.-

Contestaba el rubio tomando la mano de la albina mientras estaban sentados a la orilla del lago.

Veían a Erza y Gerard competir en kayak contra Gray y Juvia.

Elizabeth no era muy deportiva, practicaba más las danzas, asi que por eso se limitó a solo ver a sus compañeros competir junto a su rubio.

Cada día era una nueva aventura, se había conocido más a sí misma de lo que creía, nunca pensó escapar de esa manera y ahora con 6 días viviendo esa Aventura era un logro para ella.

Miro a Lucy a lo lejos con Natsu, quienes se preparaban para aventarse de la tirolesa y detrás de ellos Diane y Harlequin.

Una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro, amaba esos momentos, todos juntos divirtiendose sin pensar en nada más.

Acomodó su cabeza en su hombro izquierdo del rubio mientras él le pasaba su brazo alrededor de ella.

Elizabeth suspiró.

Un suspiro lleno de paz y tranquilidad.

Cuando la noche comenzaba a caer todos entraron al restaurante que ofrecía las cabañas por algo de comer.

Comieron y se retiraron cada uno a sus cabañas.

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Al día siguiente partieron con nuevo destino. Ahora hacia unas montañas para hacer alpinismo.

Y así día a día ellos vivían aventuras, conocian nuevos lugares, nuevas personas.

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Estaban ya en el día 10 de sus vacaciones y Meliodas llegó a una casa grande de dos pisos.

-¿Donde estamos Meliodas?-
Preguntaba Elizabeth quien estaba sentada en el asiento del copiloto junto a él

-Quise venir a despedirme de mi hermanito menor.-
Comentó sin dejar de mirar al frente.

Elizabeth no volvió a comentar nada.

Se estacionó y todos bajaron después de Meliodas.

Caminó de la mano de Elizabeth hasta la puerta y golpeó una, dos y a la tercera abrieron la gran puerta.

Una bella rubia de ojos verdes se dejaba ver, tenía su cabello trenzado de lado izquierdo.

-¿Meliodas? ¡Que gusto verte! ¿Que te trae por aquí?-
Preguntaba mientras lo abrazaba rápido para después alejarse un poco de él.

Antes de que contestara vio a la chica junto a él que lo tenía de la mano y detrás de ellos otras cuatro parejas de jóvenes.

Miro de nuevo a Meliodas esperando su respuesta.

-Hola Gelda, vine a visitar a Zeldris ¿Esta?-

Gelda asintió.

Se hizo a un lado y extendió su mano, indicándole que podía pasar.

Meliodas sin soltar a Elizabeth entró.

Los demás chicos se quedaron de pie.

Gelda los miró confundidos. Y sonrió lo más amable que pudo.

-¿Son amigos de Meliodas cierto?-

Los ocho asintieron.

-Pasen por favor.-

Extendió su mano de nuevo hacia adentro de la casa.

Erza jaló a Gerard y las demás la imitaron, entraron ya a la casa observando la escena de Meliodas abrazando a un chico de su misma estatura y color de ojos, solo lo diferenciaba el cabello negro.

-¿Todos son tus amigos hermano?-
Preguntaba el chico de cabellos negros al ver a todos ahí adentro.

-¿Hermano?-
Se preguntaron todos sorprendidos, bueno no todos, Natsu ya sabía de la existencia de Zeldris, solo que no lo había conocido en persona.

-Si, ellos son Natsu y Lucy (la pareja saludo con la mano), Gray y Juvia (ambos saludaron también), Erza y Gerard (saludaron), y Diane y Harlequin (los castaños dicen hola al unísono). Y la belleza de ojos azules que está a mi lado es Elizabeth, mi novia y el amor de mi vida.-

Las palabras tan lindas y tiernas en Meliodas era sopresa para el y algunos de los presentes. El pocas veces se expresaba de esa forma con alguien.

Zeldris se sentía feliz por su hermano, y la chica era realmente una belleza.

Gelda camino hasta ponerse junto a él y ambos se sonrieron.

-Me alegra verte hermano, tenía tanto tiempo sin verte, ¿Se quedarán a comer cierto? Gelda hace unas pizzas deliciosas.-

-Oh claro, aceptamos la oferta.-
Respondió feliz.

-Dejeme ayudarla señorita Gelda.-
Se ofreció la ojiazul.

-Solo Gelda, Elizabeth, ven por aquí por favor.-
Le contesto mientras la guíaba a la cocina.

Las demás chicas se unieron a ellas y ayudaron a realizar algunas pizzas mientras los chicos tomaban unas cervezas.

Platicaban y reían amenamente, muy pocas veces Meliodas sonreía tan alegre y tranquilo.

Las chicas pidieron turno para ir a tomar una ducha, aprovechando la ausencia de ellas, Zeldris se atrevió a preguntar.

-¿Porque están haciendo este viaje Meliodas? ¿Debo preocuparme por algo?-

Meliodas sonrió, sabía que Zeldris sospecharia el motivo de su visita

-Ellas están reportadas como desaparecidas en la ciudad, quisieron venir con nosotros en este viaje porque después de esto es muy probable que vayamos a prisión.-

Zeldris se preocupo demasiado.

-¿Prisión? Meliodas eso es grave, ¿Papá lo sabe?-

-Sabe que huimos con ellas, nos debe estar esperando con una buena regañada, pero por eso nosotros mismos nos entregaremos y delataremos toda la verdad.-

-Meliodas sabes porque papá me odia y me dio la espalda, porque no pude ser como tú, no pude seguir con esos negocios sucios. Por eso me aleje de él y de todo eso, y eh estado viviendo feliz aqui, nadie sabe de mi paradero solo tú y ahora tus amigos con los que cuento con su discreción (miro a verlos a todos y ellos asientieron, al entender lo que quiso decirles), se que tú hiciste todo eso por protegerme y te lo agradezco infinitamente, gracias a ti soy feliz y vivo tranquilo, hermano si tú vas a prisión te prometo que haré lo posible por sacarte lo más pronto que pueda.-

Meliodas abrazo a Zeldris y no pudo contener las lágrimas, el alcohol hacia efecto en el, lo volvió un poco sensible.

Los demás chicos se unieron al abrazo.

Cuando las chicas bajaron y vieron a todos llorando y abrazados se asustaron demasiado.

Pero la justificación de ellos fue que era por el alcohol.

En la casa de Zeldris habían solo cuatro habitaciones, así que dos parejas tuvieron que compartir habitación.

Al día siguiente partieron poco después del medio día, Meliodas dio un fuerte y largo abrazo a su hermanito, sabía que quizá no pueda verlo en un largo tiempo.

Natsu tomo el volante y se dirigió de regreso a la ciudad de donde partieron.

Era momento de darle fin a tan felices vacaciones.