El ambiente en la camioneta era silencioso y triste, todos sabían que pasaría ahora.
Meliodas no soltó en ningún segundo la mano de Elizabeth.
Juvia abrazaba fuerte a Gray.
Erza y Gerard sonreian mutuamente por minutos mientras intentaban disfrutar sus últimos momentos felices.
Diane lloraba por ratos y Harlequin la tranquilizaba.
Lucy solo miraba por la ventana del copiloto, no podía abrazar a natsu mientras manejaba.
Conforme se acercaban a su destino sus corazones latían al mil y sentían una fuerte opresión.
Después de un largo viaje por fin podían ver la entrada de aquella su ciudad de origen, donde conocieron a sus chicos, y dónde casualmente los despedirán.
La policía los distinguió fácilmente, los hizo bajarse y las chicas solo los dejaron ir, miraban como los arrestaban y esposaban.
Elizabeth estaba casi temblando de la angustia, quería salvar a su rubio, pero Meliodas había quedado en un acuerdo con todos en el camino.
Se sentían inútiles, no podían hacer nada por ellos, después de todo ellas eran las damiselas en peligro ¿No?
Los subieron a una camioneta de la policía y a ellas en otra, las llevaron a la delegación y al llegar el padre de Lucy fue el primero en acercarse a ella y abrazarla con lágrimas en los ojos.
-¡Hija mía! ¡Que alegría por fin recuperarte!-
Lucy no aguanto sus ganas de llorar mientras lo abrazaba fuerte.
Al soltar a su padre su mirada se enfocó en su pelirosa quien llegaba a la comandancia junto a los demás.
Su angustia aumentó, en cambio Natsu solo le mostró una sonrisa tranquila.
Lucy partió en llanto, no podía verlo de esa manera, pero ahora la realidad era otra, había que enfrentar las consecuencias todos.
Los padres de las chicas llegaron uno a uno, incluso la madre de Diane y Erza estaban ahí al enterarse sobre la desaparición de sus hijas.
Lucy trataba de convencer a su padre de que ellos no eran los malos, pero nada pudo hacerlo cambiar de opinión.
Los cinco estaban en las respectivas celdas, no habían dicho palabra alguna, ¿Que más podrían decir?.
La noticia llegó a oídos del padre de Meliodas.
Su puño golpeó fuertemente sobre el escritorio, temia que el tonto de su hijo dijera todo acerca de sus negocios chuecos.
Guardo su dinero y entre otras cosas de valor, decidió darle la espalda antes de que la policía llegará a arrestarlo.
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-¡Hola Meliodas, Natsu, chicos! Que ironía verlos de nuevo aquí.-
Los cinco miraron hacia el frente encontrándose con un castaño que conocían muy bien.
-¡Arturo! ¿Que haces aquí?-
Preguntó Meliodas sorprendido.
-Ban me avizo, porque Zeldris le llamo, y bueno aquí estoy para lograr hacer algo por ustedes, pero debo decirte algo Meliodas, si los ayudo a salir, me temo que tendré que decir toda la verdad. ¿Estas dispuesto a eso?-
Meliodas no tenía mucho que pensar, sabía que su papá le daría la espalda así como lo hizo con su hermanito menor.
-Haz lo que puedas Arturo, pero ayúdanos a todos.-
Arturo asintió con la cabeza.
Un largo juicio se aproximaria.
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Las chicas regresaron a casa junto con sus padres, se veían tristes y deprimidas en vez de sonreír por estar de vuelta.
Elizabeth llegó a su habitación y se tumbó en su cama, tomó su computadora portátil y solo veía una y otra vez las imágenes que tenía con el rubio.
La última era de sus manos entrelazadas, una lágrima cayó por su mejilla.
Le gustaba tanto aquella imagen que la uso como fondo de pantalla.
Se dirigió a su clóset y sacó la primera pijama que vio, se metió a la ducha y se mantuvo algunos minutos bajo el agua de la regadera.
Salió envuelta en una toalla mientras su mente solo recordaba una y otra vez lo vivido con su rubio.
Al día siguiente Lucy y ella fueron a la escuela, no tenían ánimos pero seguramente estaban atrasadas en tareas y querían despejar su mente para no pensar tanto en ellos.
Se encontraron en la entrada con Diane y Juvia, con el mismo semblante de ellas, deprimidas.
-Buenos días, Lucy, Elizabeth.-
Hablo sin muchas ganas la peliazul.-Buenos días, Juvia, Diane.-
Respondió a secas Lucy.Caminaron las cuatro hacia la puerta de la gran escuela encontrándose a Erza en una esquina con varias chicas a su alrededor mientras su rostro mostraba mucha incomodidad.
Lucy y Elizabeth lograron sacarla de ese lío.
-Gracias, esas chicas estaban algo locas y alteradas, el rumor corre rápido por aquí.-
Las cuatro veían a Erza muy tranquila, no tenía ese semblante deprimido que ellas.
-¿Que ocurre?-
Se preguntó asustada la pelirroja al ver la cara de sus amigas para con ella.-¿No estás deprimida?-
Preguntó lucy.-No, bueno si un poco, pero sé que los chicos saldrán pronto. Tienen un as bajo la manga.-
-¡Cuéntanos!-
Dijeron al unísono las cuatro.El sonido del timbre para entrar a sus aulas las hicieron enfadarse.
-Les cuento al rato va? Es hora de ir a clases.-
Asintieron las cuatro y fueron a sus respectivos salones.
La hora del descanso llegó y esperaban ansiosas lo que Erza tenía que decirles.
-Ellos ya tienen un abogado, y aunque será difícil, puede que su condena sea poca.-
La revelación de Erza lejos de calmarlas solo las hizo dudar más.
¿De verdad podrían ellos salir pronto?
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❤️ Nada es lo que Parece ❤️
FanfictionPara cualquier chica de mi edad era común fantasear o soñar con encontrar el amor verdadero dar el primer beso, ir de la mano por la calle con algún chico, ya que hacerse ilusiones era muy comun, pero hoy en día no todos los chicos eran confiables...