Una novela para dos

La pijama

Hanji estaba aburrida, Erwin había tenido que salir de viaje a promocionar su nuevo libro, y ella, aunque le había rogado a su flamante novio que la dejara acompañarle, este se había negado pues solo serían unos días a un lugar nada turístico, además , él estaría casi todo el tiempo ocupado promocionando su libro. Erwin no creyó justo que Hanji terminara encerrada todo el día en la habitación de una posada, hasta que él llegara al anochecer, muy probablemente solo para dormir. Así fue como Hanji se despidió de su amado y regresando a su apartamento encontró a Mike camino a lo que parecía ser la residencia de su ex.

Hanji no sabía como pudo haber terminado con alguien como Levi, cuando Mike siempre había sido mucho más afín a ella. De pronto lo recordó, dinero, esa había sido su razón para empezar una relación con Levi. Según escuchó del mismo Mike, los abuelos de su ex eran asquerosamente ricos y eso fue todo para ella, hizo todo por que Levi cayera, y cayó. Pero a pesar de que sus abuelos maternos se ofrecían a pagarle prácticamente todo,por alguna razón Levi los rechazaba, la mayoría de las veces. Además, ella no podía ser fiel, su naturaleza se lo impedía. Y a pesar que Levi era excelente en la intimidad no era suficiente, así que durante los casi diez años que estuvieron juntos siempre engañó a su ex, sin remordimiento o culpa alguna. Solo aceptó casarse con él, después de ver el anillo que le daría, un solitario, hecho de oro blanco con un enorme diamante rosa, su color favorito. Aparte estaba la casa, que ella le convenció de aceptar, argumentando que deberían pensar a futuro, en sus hijos. Levi en ese aspecto era muy predecible, siempre había deseado desesperadamente una familia. Como si ella quisiera tener hijos, los niños no le gustaban. Bueno daba igual ni su dinero pudo con Erwin Smith, cuando comenzaron su aventura Hanji pensó que sería uno más, pero se equivocaba, ese hombre era exactamente lo que ella quería y necesitaba. Así que sin más abandonó a Levi, sin arrepentimientos, bueno quizás solo uno, el haberle devuelto la sortija de compromiso, cuando pensaba en eso aun le molestaba.

Hanji alcanzó a Mike, y aunque Levi y él eran mejores amigos, ella había logrado mantener su amistad con el altísimo hombre aun después de la debacle que fue su rompimiento con Levi. -Mike. ¡Hola! ¿Qué haces? - La garrocha humana miró a Hanji, no podía negar que apreciaba a la ex de su amigo, pero la relación no era lo mismo desde lo que le había hecho a Levi. - Voy a visitar a Levi se ha reportado enfermo y deseo ver que se encuentre bien. - Aunque hubo un silencio incómodo entre ambos a Hanji no le costó romperlo, pues su personalidad extrovertida no le permitía mantenerse callada por mucho tiempo. - Te acompañó, he querido ir a ver a Levi desde hace algún tiempo, pues olvidé unos valiosos manuscritos en su hogar y me encantaría recuperarlos para que Erwin los pueda revisar. - Mike no pudo ocultar su sorpresa e incomodidad, pero conocía a Han desde hace mucho y sabía que nada le impediría acompañarlo. Así que resignándose tuvo que aceptar la compañía de la mujer que había destruido emocionalmente a su amigo a penas unos meses atrás.

Al llegar al elegante vecindario donde vivía Levi, Mike se adelantó a la entrada del hogar de su amigo, dejando atrás a Hanji que aun corriendo no podía equiparar los pasos del hombrón de 1.96 de estatura. Mike tocó la aldaba de hierro colocada en la puerta, deseando con todo su corazón que su amigo no estuviera en casa. Una vez más, pero nadie salió. Retrocediendo sobre sus pasos se dirigió hacia Hanji que respiraba con dificultad debido al esfuerzo de tratar de alcanzarlo. - Vámonos Han, no hay nadie. Quizás Levi fue al hospital. - La mujer miraba a su interlocutor e ignorándolo fue directamente hacia donde ambos sabían que Levi guardaba una llave para las emergencias. - ¿Qué demonios haces Zöe? - Hanji miró a Mike que parecía muy contrariado por lo que ella pretendía hacer. - Ya estamos aquí Mike y de verdad quiero esos manuscritos, solo voy a pasar rápido por ellos y nos iremos. - Y sin esperar respuesta Hanji se encaminó a la elegante puerta y procedió a entrar seguida de un indignado Mike, que no había llegado a tiempo para hacer que la mujer desistiera de la idea.