Una novela para dos

El inicio

Historia Reiss
Soltera
21 años
1.45 de estatura
42 kg de peso

Estudiante del último año de Artes en la Universidad de Trost.

Su padre es un importante hombre de negocios. Poderoso en la isla de Paradis e incalculablemente rico, respetado por algunos, temido por la mayoría. Su madre una exbailarina reconocida. Elegante, culta y hermosa.

Ambos siempre han tratado de ocultar su existencia, pues es hija producto de la aventura que han sostenido durante casi veinte años. De hecho, sus padres parecían querer deshacerse ella lo más pronto posible, nunca ocultaron que su nacimiento se debía a un desafortunado error de cálculos y a que cuando su madre se enteró de su estado ya era demasiado tarde para practicarse un aborto. En cuanto cumplió la edad para iniciar sus estudios la enviaron lejos del que había sido su hogar en Karanese, a múltiples internados. Nunca recibió ni la más mínima muestra de afecto de sus progenitores. Lo único que llegaba procedente de ellos, mes con mes sin falta, era dinero para mantenerla alejada. Lo que decidiera hacer era irrelevante, siempre y cuando no incluyera a ninguno de sus padres. Pues el día que intentó regresar a Karanese, su madre la abofeteó frente a todos los invitados a una reunión que daba por atravesarse a ir a su casa sin ser solicitada. Historia aprendió, estaba sola.

La chica decidió enfocarse en su arte o, mejor dicho, encerrarse en él. Para esto eligió Trost, pues su Universidad era famosa en todo Paradis por su apoyo a las ciencias y el arte. Historia había vivido sola desde los diecisiete, en una ciudad que parecía ignorarla.

Nadie en Trost parecia haber notado su existencia. Historia solo quería ser normal, por una sola vez en su vida tener la existencia normal de cualquier chica de su edad. Pero talentosa y bella, las chicas de su edad le huían por celos, y los chicos le temían pues aunado a sus cualidades vivía sola en un condominio de lo más exclusivo de la zona comercial pues, aunque sus padres la ignorasen la mayor parte del tiempo, eran unos típicos elitistas que siempre le dieron la orden de vivir en lugares así ya que después de todo llevaba su sangre en las venas y pensarla mezclada con gentuza no les hacía gracia. Así sus padres terminaron de aislarla del mundo que le temía, le huía o la envidiaba sin molestarse siquiera en conocerla. Harta de la situación pensó más de una vez en acabar con su agonía. Ya no deseaba que la gente la ignorara, ya no quería estar sola. Pero siempre le faltó el valor para hacerlo y ahora únicamente se dedicaba a existir, tratando de ser invisible.

Hasta que llegó una chica de ojos grises a su vida y la miró sin miedo, sin envidia, sin celos. Se hicieron amigas casi al instante e Historia fue feliz. Se vieron casi todos los días durante un mes. Hasta que la chica debió cambiarse de apartamento y dejó de verla, o eso le dijo pues, lo más probable es que su necesidad de afecto fuera tan palpable, que la chica huyó de la patética Historia. Pero ahora frente a ella tiene al amigo de su amiga, mirándola de una manera en que nadie jamás la había visto, y la chica siente que su corazón, que hace mucho era insensible a todo, late con fuerza.

- Así que Armin Arlert cuéntame más de cómo se conocieron Mikasa y tú. - El chico frente a ella se sonroja al escuchar su nombre, pero comienza su relato de como conoció a su amiga. También cuenta la trágica muerte de sus padres. Sus estudios. Sus pasatiempos. Todo. Historia escucha impresionada, pero es más su sorpresa cuando Armin le insiste en saber de ella.

Ella no desea emocionarse, pero aparte de Mikasa nadie jamás se había interesado en ella, quizás ya no va a estar sola. Así que decide dar un salto de fe al vacío y le cuenta su vida entera al chico que recién acaba de conocer. Él la mira, se queda callado, Historia siente dolor, seguro jamás lo volverá ver. Su necesidad de afecto debe ser insoportable. - Ya veo Historia... ¿Quieres otra taza de café o un pastel? Yo invitó. –