Armin sentía que la cabeza le iba a explotar, todo el cuerpo le dolía, como si le hubieran dado una paliza, el estómago lo tenía revuelto y la boca le sabia a vomito, que al mirar al piso de la habitación pudo comprobar por qué. La sala de invitados estaba hecha un total y absoluto desastre. Su amiga estaba dormida frente a él, en el otro enorme sofá y parecia que una bomba le hubiera explotado en el cabello. Al comprobar la hora pudo notar que era muy tarde. De hecho, ese día escolar lo habían perdido por completo. – ¡Mierda! - Armin debía presentar una prueba muy importante y ahora la había perdido, el cuerpo lo tenía más que jodido, y lo peor es que aun le dolía una inmensidad la partida de Historia. - ¿Qué hora es Arlert? - Mikasa le hablaba a su amigo, mientras se movía con gran dificultad en el sofá. - Son las cuatro de la tarde Mika. Nos quedamos dormidos, bueno no, inconscientes. – Mikasa se levantó de golpe. Lo cual hizo que toda la habitación bailara. - Armin tenia una prueba de estilo literario hoy. ¡Maldita sea! Y mi cabello huele a vomito. ¡Perfecto! Ahora no solo me siento del asco, también huelo del asco. - Los amigos se miraron, ambos eran un completo desastre. Pero como siempre terminaron riendo de lo patéticos que eran juntos.
Con dificultad se levantaron y comenzaron a ordenar el caos que era el lugar. Para luego tomar un baño. Armin sentía como el agua lentamente reparaba su maltrecho cuerpo lleno de moretones, de las caídas que indudablemente tuvo el día anterior, cuando de pronto el grito de su amiga lo hizo salir corriendo del baño. Mientras se colocaba una bata corría hacia la habitación donde Mikasa se encontraba. - ¿Mika estas bien? - La chica estaba completamente descompuesta. - Armin ... ¿Y mi maleta? – Los amigos se miraron, durante el aseo obligatorio de la casa, ninguno de los dos había visto el equipaje de la chica.
Mikasa quiso llorar, pero en lugar de eso comenzó a reír. - Soy un maldito desastre Arlert. Sin Levi, soy un desastre. Y ahora literalmente solo tengo lo que traigo puesto. Que, como nota adicional, huele de los cien mil diablos. - El rubio miraba a su amiga que seguía riendo, pero lágrimas enormes se deslizaban por su cara. - Armin fui cobarde, y no sirvió. Fui valiente, y fue mucho peor. ¿Qué hago? Yo solo quiero ser feliz. Se supone que a eso venía a Trost, y estoy más jodida que cuando salí de Shiganshina. ¿Qué hago? Estoy harta de llorar todo el tiempo, estoy harta. Simplemente ya no puedo. Amo a Levi, y eso no va a cambiar haga lo que haga, pero quiero ... al menos intentar, ser más de lo que soy ahora. – Armin entendía perfecto a Mikasa en el sentido de ser más. Pues la valentía de su amiga distaba mucho de su personalidad. – Mika entonces cambiamos el destino. Cambiemos nuestra suerte. Hagamos que nuestro futuro yo, sean exactamente lo que queremos. - Mikasa miraba a su amigo muy extrañada. - Dúchate, te presto algo de ropa, que seguro te queda pues has adelgazado un montón y de aquí nos vamos al centro de Trost. - La chica no entendía a su amigo. - ¿Para qué Arlert? - Armin le sonrió a su amiga de toda la vida. - Bueno si la vida nos da limones... Además, soy joven, carismático y muy rico. Lo primero que haremos para iniciar nuestra nueva vida será cambiar guardarropas. Tú ya no vestirás como si vivieras en los polos y yo tratare de parecer un hombre, no un niño que acaba de salir de la educación básica. Luego no lo sé, comprobaremos cuantos fondos se pueden gastar en un día... y te estoy mirando. - El chico presentía que la pelinegra se iba a negar. - No aceptó un no por respuesta, si hemos de salir del hoyo en el que estamos o lo hacemos juntos Mika, o nos quedamos los dos atascados. ¿O no para eso son los amigos? – Mikasa le sonrió al rubio y se armó de valor. Si la vida le daba limones, no solo iba hacer limonada, haría un jodido día del limón.
En el centro de Trost...
Mikasa estaba agotada, la dependienta que les había atendido la primera vez que estuvieron en esa boutique, no se había cansado de pedirle que se probara ropa, una tras otra. Mientras que Armin calificaba e iba dejando en un montón lo que se llevarían. - Armin es demasiado yo no sé...- Antes de que la chica pudiera seguir objetando, Armin le lanzó un vestido para que se lo probara. - ¡Silencio! ¿O salimos o nos quedamos Mikasa? - La chica le sonrió al rubio, mientras nuevamente ingresaba al probador. -... Salimos. – Mikasa alcanzó a decirle a su amigo, antes de que la cortina la cubriera de la vista del ojiazul.
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Una novela para dos
FanfictionDecepcionados del amor, dos vidas se verán unidas a través de sus esperanzas fallidas, la pasión por las letras y la música. Una biblioteca será el lugar del encuentro con su destino. ¿Es posible reparar corazones que han sido rotos? Personajes pro...