Epilogo

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Habían pasado casi tres meses desde que Mikasa había abandonado Trost y se hallaba en Karanese, su curso de modelaje realmente había sido intenso hasta el cansancio, pero la chica era rápida en aprender y cada que descubría algo nuevo o lograba hacer lo que pedían sin error un sentimiento de satisfacción la invadía.

Había enviado algunas cartas a sus amigos y a sus padres explicando cómo le iba en Karanese y su nueva aventura. Armin e Historia siempre respondían tan emocionados como ella, mientras que sus papás, que no estaban del todo de acuerdo en la decisión de Mikasa, se dejaban llevar, pues antes que nada era la felicidad de su única hija.

La chica Ackerman mandaba diario sin falta cartas a Levi, incluso en un día debía ir a la oficina postal hasta tres veces, haciendo malabares imposibles para que se lo permitieran o en su defecto enviaran a alguien en su lugar. Mikasa deseaba que su ogro estuviera al tanto de todo. Le mando postales, fotos de prueba, los primeros posters de la campaña. Explicaba detalladamente el acontecer de su día a día, siempre evitando mencionar lo que había sucedido la noche anterior a su partida.

Mikasa recordaba ese día con felicidad y tristeza. Su memoria tenia impreso a fuego todo lo que Levi y ella habían experimentado juntos. La cara del bibliotecario cuando el remolino de pasión dio paso a la más honda paz y tranquilidad, era prácticamente un pensamiento fijo en su mente. Recordaba como lo había visto dormir, respirando de forma apacible y acompasada, y fue cuando Mikasa lo supo, aunque lo amaba con todo lo que era, debía continuar y superar los miedos que la consumían para poder darle a ese hombre el amor que merecía.

Eran las seis de la mañana, cuando despego su cuerpo del de su amado y se dirigió a su habitación donde se preparo para su partida hacia Karanese. A pesar de que estaba más que decidida en el momento que llegó el transporte por ella espero que su ogro la detuviera, pero esté no lo hizo, así que con el corazón en la garganta y lágrimas desperdigadas en su rostro salió de la casa del bibliotecario en dirección a la estación de trenes.

Levi al igual que ella, contestaba cada una de sus cartas, a veces con unas cuantas frases y también evitaba escribir respecto a su abrupta despedida.

Ambos contaban los días para su reencuentro sin saberlo.

En una de las calles principales de Karanese...

-Acompáñame Mikasa. - Ymir Fritz tomaba de la mano a la chica, mientras le pedía que cerrara los ojos . -Bien, abre los ojos. -

Mikasa miraba el enorme anuncio en una de las calles principales de la cosmopolita Karanese

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Mikasa miraba el enorme anuncio en una de las calles principales de la cosmopolita Karanese. Era ella y aunque se sonrojó, un sentimiento nuevo se apoderó de su ser. ¡Prueba superada! Sonaba una y otra vez en su mente. - ¿Qué te parece? A mi me ha encantado y estoy segura de que, gracias a ti, esta línea será un jodido éxito. - Mikasa solo atinó a mover la cabeza afirmativamente a la rubia ojiverde frente a ella.

Ymir Fritz había fundado su compañía a base de mucho esfuerzo y talento, era una mujer de carácter fuerte y malhablada que le recordaba mucho a cierto ogro. - Bueno Mikasa esto hay que celebrarlo a lo grande. Compraremos la botella de champagne más costosa ¡Qué diablos! Luego vendremos aquí y se la arrojaremos al maldito anuncio como en una especie de inauguración ¿Qué te parece? - Mikasa nuevamente asintió con un movimiento de cabeza, mientras que su jefa la tomaba del brazo y la conducía a su automóvil. - Mikasa has estado muy callada últimamente ¿Todo bien con el enano? -

Una novela para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora