fever

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Todo empezó el último día de vacaciones. Chitoge nos había invitado a vacacionar en la villa de su familia. Teníamos una hermosa playa para nosotros solos, cantidades infinitas de deliciosa comida y un sinfín de actividades para divertirnos. Era un paraíso tropical. Yo personalmente nade como loca, Maiko se la paso todo el día de pervertido y a juzgar por la cara risueña de Kosaki, parece que también le fue de maravilla.

Pero en la mañana en que vamos a volver a la ciudad, me despierto sintiéndome terrible, febril, mareada y con ganas de vomitar. El viaje de regreso se me hizo una eternidad. Lo único que quería era llegar a mi casa y echarme en mi dulce cama.

Saliendo del aeropuerto, una ostentosa Hummer negra ya nos esperaba. Hizo de taxi y nos repartió a todos por nuestros hogares. Chitoge se asoma sobre el asiento para preguntarme si me siento bien, me ve pálida dice. Yo abrazo mi mochila para esconderme tras ella y le miento:

"Estoy bien, gracias. Es sólo que me siento algo mareada por el viaje" me hago la fuerte pero en realidad estoy a un bache de vomitarme encima.

Me despido y agradezco por las lindas vacaciones. El vehículo arranca y se pierde por las calles, pero no sin antes dejarme un irritante regalo.

Con su mochila al hombro y vistiendo esa tonta camisa hawaiana amarillo piolín (que quede claro que no fuimos a Hawai). Maiko Shuu. Aun no entiendo como me fui a enamorarme de este tipo.

"Tu casa aun esta a varias cuadras no? por qué te bajaste? qué quieres?" le espete.

"Tan fría como siempre Ruri-chan..." me responde con su voz juguetona, pero entonces su tono da un giro de 180°, su tonta sonrisa desaparece y continúa con voz rígida "Sabes, a veces está bien pedir ayuda..."

"No se de que me hables" me giró y continuó atravesando el jardín de mi casa, dando tumbos hacia la puerta.

"Tienes mal aspecto, necesitas ir a un médico..."

"Estoy... estoy bien, solo..." me tomo un segundo para tomar una bocanada de aire y suprimir las arcadas "Solo necesito echarme y dormir un poco. Ahora vete"

Pero la verdad es que no estoy nada bien. Mi piel está tan pálida que ni se me nota el bronceado, tengo las gafas empañadas por el sudor, y con cada paso que doy siento que se me apaga el cerebro.

"Necesitas ayuda y se que tu casa está vacía. Tus padres se llevaron a las gemelas de visita con tu tios por el fin de semana, y no regresaran hasta mañana por la tarde"

Como rayos... debió habernos escuchado hablar en el avión. Chasqueo la lengua y lo ignoró.

Por favor cuerpo mío, no me falles, ahora no. Sólo un poco más y estare echada en mi hermosa cama. Camino a trompicones, llegó a la puerta y... y las malditas llaves? bajo mi mochila para buscarlas y mi mundo acaba. Todo se pone negro, mi cuerpo cede. Pierdo el equilibrio, pisó mal el escalón y me voy de espaldas. Pero antes de tocar el suelo el me atrapa como un príncipe que salva a su damisela, uno que viste camiseta hawaiana y unas chanclas de Shrek.

Lo último que alcanzo a ver antes de desmayarme es su cara con el ceño fruncido, en un gesto de preocupación que nunca le había visto antes. Hasta se veía guapo... dios debo estar delirando. Mejor me desmayo.

Cuando despierto, estoy en mi habitación, arropada en mi cama, con un termómetro en la boca.

Maiko está sentado a mi lado. Me acerca el bote de basura para que pueda vomitar a mis anchas, sin hacer un desastre en la cama. Coge una toalla y limpia el hilo de babas y vómito que sale de mi boca.

Qué asco dios mio, ya matame. Qué vergüenza!

"Tienes 39 grados. Te di algo de paracetamol que encontré en la alacena. Te ayudará a bajar la fiebre" no recuerdo haber tomado nada "Ahora será mejor que duermas y recuperes fuerzas o si no..." no te tengo miedo "Voy a meterte esto por el-" esta bien, esta bien, tu ganas, me voy a dormir! Bendita sea mi fortuna. Me encuentro sola y moribunda con el tipo más pervertido sobre la faz de la tierra. Que podría salir mal. Me vuelvo a dormir.

Nisekoi-REDonde viven las historias. Descúbrelo ahora