snack

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Encierra a dos personas en un cuarto el suficiente tiempo y lo único que puede pasar es que o empiezen a odiarse y se maten, o se enamoran uno del otro y cojan hasta al cansancio. Apuesto a que puedes adivinar lo que paso en esta relación.

Como Adán y Eva cayendo ante las tentaciones y comiendo el fruto prohibido, la pareja peco. Poco después de hacer su relación oficial, Chitoge y Raku cedieron ante las delicias que explorar sus cuerpos les ofrecía y mandaron al diablo la idea de "virginidad hasta el matrimonio" por una más moderna como "por favor dime que no estas embarazada".

Y esta era una de esas noches donde pecaban y pecaban hasta que sus cuerpos exhaustos les obligaban al descanso.

Acostados boca arriba con la respiración agitada y bañados en sudor, la pareja recuperaba el aliento antes de la siguiente ronda.

"Raku... alimentame" ordenó la rubia.

"Que? ahora? pero si ya falta poco para que amanezca"

"Pero tengo hambre ahora, sólo sal y traeme algo" exigió con esa dulce voz.

"Y si alguien me ve?"

"Es de madrugada, a esta hora todos están dormidos, así que déjate de pretextos y ve"

"Chitoge sabes que s-"

"Rrraaakkkuuu~" berrincho como niño pequeño.

"Ya voy, ya voy"

Sin opción el chico salió de entre las sábanas, se bajó de la cama y a medio camino a la puerta se detuvo dándose cuenta que estaba completamente desnudo, con el trasero al aire y aun con su meneante orgullo a medio mástil.

Caminar por una mansión llena de locos psicópatas con dedos temblantes sobre sus armas de fuego en ese estado, no era una sabia decisión.

"Chitoge y mis boxers?" se volvió y le preguntó.

"Uh? No se" con la habitación en la penumbra, la rubia hizo un pobre intento de búsqueda "No veo nada, pero ten" al no encontrar sus calzoncillos, le arrojó una funda de tela llena de plumas.

"Una almohada, en serio? estas loca?"

"Apurate ya!, ah y me traes unos cheetos!" levantó la voz.

Resignado, Raku suspiro mientras sacudía la cabeza.

No tenía caso discutir con la princesa de la mansión, sus órdenes son ley. El chico tomo la almohada y cubrió su posesión más preciada, el frente. Abrió la puerta lentamente, y como un ladrón salió caminando de puntitas, silenciosamente dirigiéndose a la cocina.

Por suerte la rubia tenía razón, no se veía ni un alma en los oscuros pasillos de la mansión.

Después de pasear por un rato el chico llegó a la cocina. Abrió las enormes puerta de metal del refrigerador y empezó a saquearlo, con su único brazo libre tomo sodas, una caja de chocolates, y por último una bolsa de esos flaming cheetos que tanto le gustan. Qué más da, lo que sea mientras sea alto en calorías, después de todo necesitan la energía para continuar con su hibernación.

Después de tomar todo lo que pudo, cerró la puerta del refrigerador con su pie, levantó la mirada y la vio parada ahí... a la mismísima muerte.

Con esa penetrante mirada fría como el corazón del diablo, de brazos cruzados, vistiendo un lindo camisón de seda y su cabello recogido. Probablemente la única persona en este mundo a quién le teme más que a Chitoge... su madre, Hana. Increíblemente hermosa, increíblemente peligrosa.

El pánico lo golpeo como un balde de agua directo a la cara, su corazón se paraliza dejando caer la comida al suelo, el desnudo chico traga saliva y espera lo peor.

"Chico, crees que no se que es lo que mi hija y tu hacen ahí todo el dia" estrechó sus ojos viéndolo como si fuera un insecto.

"Yo..."

Apunto de orinarse Raku bajo la vista, medito por un instante sus próximas palabras porque bien podrían ser las últimas. Pero qué decirle? guiñar sacando la lengua y decir "Me atrapó suegrita, me la estoy cojiendo LOL" era una sentencia de muerte. Y mentirle sería mucho peor, Hana, era demasiado astuta.

Lo único que pudo hacer es rezar. Cerró sus ojos y tuvo sus pensamientos finales.

'Así que este es mi fin, de haber sabido hubiera escrito mi testamento... me pregunto cómo lo ira hacer, zapatos de cemento? desollarme vivo? sólo espero que le den un buen pretexto a Chitoge, como que me fui al extranjero o me uní a un culto de monjes'

Hana al ver el obvio miedo del chico suspiro.

"Esta bien calmate, no muerdo, yo también fui joven una vez sabes?"

"Q-que?" puso una cara de estupefacto al escuchar las palabras.

"Chico dime, si algo pasa te vas hacer responsable?" Hana le pregunto aun con una mirada seria.

En un segundo el rostro de Raku paso de bebé llorón apunto de cagarse a la seriedad del macho alfa Kenshiro, era tiempo de ser hombre y responder la pregunta más fácil de su vida.

"Hana-san... Chitoge es la mujer de mi vida, la amo, por supuesto que me haré responsable" respondió el joven con firmeza.

"Eso es justo lo que quería escuchar, bien continúen y tengan cuidado, protejanse, diviertanse" le dijo Hana con una sonrisa tranquilizadora.

"Gracias Hana-san" agradecio Raku.

El chico volvió con una sonrisa de oreja a oreja, Hana había aceptado su relación, con todo y travesuras, que tan "cool" era eso.

Entró a la habitación, encontrando a la rubia aún envuelta en las sábanas sobre su nido de amor.

"Raku y mis cheetos?" preguntó al verlo con las manos vacías.

"Mierda"

Nisekoi-REDonde viven las historias. Descúbrelo ahora