birthday

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—¿Mañana? Ah lo siento Raku, pero mi madre va adelantar su viaje a Japón unos días antes este año. Quiere que la acompañe a una reunión de ejecutivos muy importante; para que empiece aprender los gajes del oficio dice ella. Pero probablemente esté de vuelta para antes de la navidad.

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—¿Qué si que voy hacer mañana? Que inusual que consultes acerca de lo que hago en mis días libres —Tsugumi entorno los ojos y lo vio con una cara de intriga, pero rápidamente lo desestimó como si recordara algo y continuó diciendo—. Pero por si te interesa. Saldré con Paula y algunos miembros del clan a un entrenamiento a la montaña. Claude está preocupado de que la vida casual de la ciudad pueda afectar nuestro rendimiento a la hora de las misiones. ¿Por qué la pregunta, acaso sucede algo?

—No... nada realmente. Solo curiosidad.

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—¿Este fin de semana? Pues... ¿Recuerdas la posada a la que fuimos a trabajar el año pasado?

Y como olvidarlo. Raku se llevó una mano a la nariz para contener la sangre que estaba apunto de salir disparada a chorros. Por su mente divagó la imagen de una Kosaki totalmente desnuda, solo cubierta por una densa nube de neblina que escondía las mejores partes. Cuando se compuso asintió con un gesto de la cabeza.

—Parece que este año lo van a tener peor. Con eso de las olimpiadas las reservaciones se triplicaron. Haru y yo iremos ayudar en la cocina. Y mi madre dice que probablemente tengamos que quedarnos hasta año nuevo.

—Entiendo.

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—Ahí Rakkun, me alegra tanto que muestres interés por mi, pero este fin de semana voy a estar muy ocupada. Mis padres harán una gran cena de lujo en la mansión y es obligatorio que esté presente —aquí bajó el volumen y dijo con tono coqueto—. A menos de que quieras venir conmigo. Así podríamos matar dos pájaros de un tiro: nos divertimos a solas juntos y te presento formalmente ante la familia como mi marido.

—Paso.

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¿Qué si que voy hacer mañana? Hermano, ¿pero que acaso no estas enterado? ¡Mañana empieza el Comiket! —anuncio Shuu animadamente— Y este año las chicas del club de manga nos invitaron a mi y a Hikari a participar; él incluso hasta se apuntó a hacer cosplay. Va ser genial. Ah pero no te preocupes. Acabo de adquirir una cámara de 64 gigapixeles y te voy a traer fotos de todas y cada una de las linduras del evento.

—No gracias.

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—¿Qué? Imposible —negó su viejo rotundamente—. Mañana tengo reunión con las familias de las ciudades vecinas, el clan entero estará ahí. Así que será mejor que no hagas planes porque tendrás que quedarte a cuidar de la casa.

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Y así llegó el fatídico día. Raku estaba tan deprimido que ni siquiera se molestó en levantarse de su futon. Se la pasó la mañana entera encerrado en su cuarto jugando videojuegos y leyendo tonterías en internet. A medio día, un mensaje en su smartphone lo hizo sonreír un poco:

«¡Feliz cumpleaños hijo! Siento no haber podido estar ahí pero sabes que estos libros no se van a escribir solos. Prometo compensártelo pronto. Te quiere, Mamá.»

Incapaz de ahogar la soledad en su corazón, decidió dormirse un rato. Pero en medio de su siesta un extraño estruendo lo despertó de golpe. Algo que sonó como a pasos corriendo por el pasillo.

¿Pero cómo era posible? Todos en la casa ya se habían ido a su tonta reunión y esta era la base yakuza del clan Shuei, ¿a que clase de idiota se le ocurriría meterse a robar? Se levantó y sintió como le fallaban las piernas pero aun así se armó de valor y con una escoba para defensa propia salio a investigar.

Rapidamente descubrió que los ruidos venían del salón de fiestas lo que lo hacía aún más raro porque ese salón se usaba muy raramente. Con dedos temblorosos abrió las puertas corredizas y entonces:

—¡¡SORPRESA!! —el grito efusivo venía acompañado de algunos globos multicolores y confetti que fueron lanzados al aire y procedieron a caer suavemente en su cabeza, dejando a Raku completamente petrificado y mudo. La sorpresa le distorsionó la cara de manera tan cómicamente exagerada que parecía sacada de dibujos animados.

Todos estaban ahí. Chitoge, Kosaki, Marika, Tsugumi, Ruri, Shuu, Hikari, su padre y por supuesto, los chicos del clan. Todos propiamente vestidos para la ocasión; mientras el aun traía su kimono, el cabello revuelto y portando una escoba como arma.

—¡Feliz cumpleaños frijol!

—¡Raku-sama!

—¡Felicidades hermano!

—¡Bocchan feliz cumpleaños!

—Pe-pe-pero yo pensé que... —Raku no pudo hablar. La lluvia de emociones que sentía le habían sellado la boca.

—Feliz cumpleaños hijo —finalmente se acercó su padre—. Será mejor que le agradezcas a la organizadora —y con una palmada amistosa en la espalda, dirigió la mirada a la rubia.

—¿Chitoge?

—Por supuesto —admitió la chica poniendo las manos en jarras con una sonrisa cargada de satisfacción—. Serás tonto. Acaso pensaste que se me iba olvidar y abandonarte en tu cumpleaños.

—Es que me las... —se detuvo y sonrió para sí mismo. Lo habían agarrado en curva, no se lo esperaba en lo más mínimo—. Gracias Chitoge.

—¿No te vas a soltar llorando de la felicidad verdad? —bromeó la rubia disfrutando de sus reacciones, de la cara de tonto que puso cuando lo sorprendieron y de lo ridículo que se veía aun vistiendo su kimono.

—Déjame en paz —su sonrisa se ensanchó aun mas sin poder controlar sus emociones y con el dorso de la mano se limpió una lágrima traicionera que se le estaba escapando—. ¿Entonces todo eso de las juntas y los viajes fueron invenciones para despistarme y poder darme una fiesta sorpresa?

—Todo lo contrario. Mañana te vienes conmigo a las juntas ya que necesito un secretario. En la semana vas a ir a ayudar a Kosaki a la posada y Marika quiere que la acompañes a ver a su madre. Ah y Tsugumi dice que te vendría bien algo de entrenamiento así que vas a ir a...

Y así fue como el Yakuza se pasó su cumpleaños y las fiestas navideñas, atareado a más no poder pero rodeado de sus queridos amigos.

Nisekoi-REDonde viven las historias. Descúbrelo ahora