recharge

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"¡Raku-sama!"

El joven yakuza estaba a punto de girarse cuando la fuerza de una poderosa tacleada, lanzó a ambos rodando por el pasillo hasta que se estrellaron contra un montón de cajas, periódicos y libros viejos; quedando perfectamente ocultos a la vista, bajo el descansillo de la escalera (planeado por la chica con antelación, por supuesto).

"¿Por qué tus entradas siempre tienen que ser tan violentas?" Cuando el joven se quitó la caja que tenía sobre la cabeza, se encontró con la hermosa y sonriente pelirroja sentada a horcajadas sobre su regazo.

"Raku-sama, ¡te quiero tanto!" Marika lo abrazó de tal manera que no quedó espacio entre sus cuerpos para que pudiera pasar siquiera una brizna de aire y con tal fuerza que ni el mismo Hulk podría separarlos. Y pensar que hace un año esta chica era enfermiza y débil.

Raku se incorporó como pudo, aun con la chica prensada en su pecho y se sentó en el piso, recargado sobre algunas cajas con viejos libros. Tratar de quitársela de encima era inútil (lo intentó en otras ocasiones), lo mejor era esperar a que ella tuviera su llene. Mientras tanto oteo de lado a lado sobre el hombro de la pelirroja en busca de testigos. Después de todo si ciertas chicas los descubrieran encariñados de esta manera, no dudarian en caparlo sin piedad alguna.

"No te preocupes, tengo todo cubierto, no hay moros en la costa. Podemos hacer travesuras sin que nadie nos moleste, así que siéntate libre de hacer lo que tu masculinidad te ordene." Marika aprovecho para aferrarse con más fuerza a su hombre. Raku sintió como le tronaban los huesos.

"¿Sabes la que me espera si Chitoge nos descubre verdad?"

"¡Es que es tan injusto! Pasas tanto tiempo con ellas que ya no podemos tener nuestros momentos románticos juntos. Realmente los necesito para recargar mi Raku-batería."

Sin más opción, Raku dejó caer los hombros y lo acepto. Puso una mano en la esbelta cintura de la chica y otra en su espalda y disfruto del abrazo, de su perfume y ni que decir de la intensa suavidad que sentía en su pecho.

"Solo un minuto, ¿esta bien? Por cierto, está empezando a refrescar, quiero que vistas tu cardigan mañana."

Ante la petición Marika soltó un extraño y erotico gemido, que sonó como un "Kyah~". Raku hasta se asustó, haciendo que se separara unos centímetros y sus manos la soltaran, ¿acaso había tocado algo que no debía?

"¿Marie? ¿Estas bien? Te hice algo o-"

"Lo siento Rakkun, es que es raro escucharte tan dominante... me encanto. Hazlo más seguido por favor."

Raku sonrio.

"No, yo lo siento, no queria... por favor, solo viste tu cardigan. No quiero que atrapes un resfriado."

"Esta bien." Contesto ella con el mismo tono que usas para decirle a tu madre que ya sacas la basura. "Si me lo ordenas de esa manera no ahi manera de que me niegue."

"¿Por cierto, porque este año te dio por empezar a vestir el uniforme de marinera azul como las demás chicas? El antiguo era más abrigador."

"Para que pudieras apreciar mis hermosas piernas, desde luego." Respondió ella con un coqueto guiño. Raku desvió la mirada, demasiado linda. "Pero no te preocupes, entiendo que me quieres decir. Si eso hace que dejes de preocuparte, mañana mismo vestire unas medias."

"Gracias."

Marika sonrió. Se estaba tan bien así, rodeada por sus brazos. Se sentía tan querida, tan feliz. Cerró los ojos y aspiró su rica colonia. Así permanecieron largo tiempo inmóviles, ella con la cabeza reclinada sobre su pecho y él con la suya recargada sobre su cabellera naranja, ambos compartiendo latidos de sus corazones.

"Sabes, Rakkun, últimamente el viento está haciendo estragos de mis labios."

"Deberias de usar uno de esos lápiz labiales como los que Chitoge usa. Es mas le dire que-"

"No te molestes. De hecho sabes que es lo que escuche que sirve de maravilla para los labios." Marika le dijo esbozando una de esas sonrisas traviesas suyas.

Raku que no sabía a lo que se refería, la miro directo a los ojos, lo que resultó ser un error fatal. Sus ojos naranjas brillaron con un resplandor que no pudo descifrar pero que rápidamente lo hipnotizaron, ordenandole que mirara sus labios. Y a esta reducida distancia, podía observar cada detalle, su curvatura, las líneas, la suavidad... lo facil que seria devorarlos. De lo que él no se dio cuenta en ese instante, era que los rostros de ambos se estaban acercando centimetro a centimetro, milimetro a milimetro.

Pero para la desgracia de ¿ambos? El timbre resonó en los pasillos de la escuela, anunciando el final del receso. El sonido sirvió para romper el hipnotismo de la chica, liberando al yakuza de la fuerza de su mirada.

Cuando se dio cuenta de que era lo que estaban apunto de hacer, Raku sacudio al cabeza. Le ardía el rostro y sentía como el corazón le latía desacompasadamente. Marika chasqueo la lengua, estaban tan cercas.

"Es hora, tenemos que ir a clases." Balbuceo el.

Pero justo cuando estaba apunto de incorporarse una sensación húmeda y dulce atacó su oreja. Antes de que pudiera resistirse, los labios, dientes y lengua de la chica la habían capturado firmemente. Raku no pudo hacer nada, se desplomó de nuevo en su asiento de periódicos a su completa merced. Su pobre lóbulo fue succionado, lamido y mordido por lo que pareció una eternidad. Y para terminarlo, un soplido en su lamida oreja, envió una dulce descarga de placer que le recorrió el cuerpo entero, enchinando piel a su paso.

"Tu castigo por haber perdido la oportunidad de besarme." Susurró ella antes de alejarse con una peligrosa sonrisa en los labios. "Bye bye~ Rakkun, te veo en clase."

Cuando se fue, Raku se dejó caer con un suspiro en su cama de periódicos, intentando calmar su corazón y a esperar a recuperar el espacio perdido en sus pantalones. Esta chica iba ser su perdición.

Nisekoi-REDonde viven las historias. Descúbrelo ahora